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La guía definitiva para comprar los mejores huevos en el supermercado
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La guía definitiva para comprar los mejores huevos en el supermercado

Si te pierdes en el etiquetado, la proveniencia, el color, o los códigos que aparecen impresos en las cáscaras te explicamos cómo descifrar toda esta información para adquirir los mejores

Foto: Cuáles elegir entre toda la variedad. (iStock)
Cuáles elegir entre toda la variedad. (iStock)

¿Qué sucedería si de repente el huevo desapareciera de nuestra cocina? No solo perderíamos un ingrediente versátil que se puede preparar de mil maneras (fritos, duros, revueltos, en tortilla, escalfados…), sino que en nuestra mesas diríamos adiós a otras tantas posibilidades culinarias, desde salsas elementales como la mahonesa hasta los más golosos dulces del mundo de la repostería.

Los mejores chefs señalan que no deberían faltar en ninguna nevera. El motivo se debe a que este alimento, tan barato y al mismo tiempo rico en proteínas, nos puede sacar de un apuro en más de una circunstancia. Por eso, aunque estés lejos de ser un maestro cocinillas, si existe un ingrediente básico en el que cualquier lego de los fogones debería profundizar ese es precisamente el huevo.

El color del huevo solo determina la raza de la gallina: las blancas ponen huevos blancos y las marrones ponen huevos marrones

Son varios los factores que hay que considerar a la hora de comprar en el mercado los huevos que más nos convienen. Para ayudarte en esta labor te presentamos a continuación una pequeña guía para entender todo lo fundamental sobre este producto.

Información sobre el etiquetado

Los sistemas de cría de gallinas ponedoras pueden ser de cuatro clases:

  • En jaulas: los animales viven en espacios restringidos que se apilan en hileras. Actualmente, por las reclamaciones de los grupos ecologistas, la explotación en este tipo de granjas está regularizada y a pesar de que las gallinas tienen una movilidad reducida se garantiza un espacio mínimo en los cubículos y mejores condiciones higiénicas y sanitarias.
  • En el suelo: estas granjas dan una menor producción, por lo que los huevos se vuelven automáticamente más caros. El trato a los animales es, eso sí, mucho más digno, aunque estos siguen sin tener acceso al aire libre. Comederos y bebederos pueblan estas naves.
  • Camperas: es una forma de cría parecida a la anterior, solo que las ponedoras tienen acceso al aire libre donde picotean y escarban en el suelo
  • De producción ecológica: en estos casos los animales también se encuentran al aire libre, pero la alimentación que reciben es de piensos provenientes de agricultura ecológica.

Otro dato a tener en cuenta es la categoría de los huevos que puede ser A, en el caso de huevos frescos que no han sufrido tratamiento y que se destinan al consumo directo; B o huevos refrigerados y C o huevos destinados al consumo industrial. En el mercado encontraremos casi exclusivamente huevos de tipo A, es decir, huevos frescos almacenados a temperatura ambiente.

No existen evidencias que demuestren que los huevos ecológicos posean valores nutricionales superiores a los de las gallinas criadas en jaulas

Por peso, las medidas pueden ser XL (superior a 73 gramos), L (73-63 gramos), M (63-53 gramos), S (53 gramos).

En el envase debe quedar indicada la fecha de consumo preferente, la categoría, el peso del huevo, el centro donde se han envasado y clasificado, la forma de cría de las gallinas y las recomendaciones sobre cómo conservarlos. Si los huevos se venden a granel, los establecimientos autorizados deberán informar de todos estos parámetros a los consumidores y asegurar su procedencia.

Según la normativa europea, en cada unidad tiene que venir impreso un código que permita rastrear el producto desde su origen, es decir, debe responder a quién, dónde y cómo se ha producido el huevo. El primer dígito, empezando por la izquierda es el número que informa sobre la forma de cría. 0 corresponde a producción ecológica, 1 a gallinas camperas, 2 a criadas en el suelo y 3 a criadas en jaulas. Las dos letras que siguen a la primera cifra serán las del país de proveniencia (ES para el caso de España). Por último los ocho dígitos finales se organizan de la siguiente forma: los dos primeros para la provincia, los tres siguientes para el municipio y los tres últimos la granja dentro de la localidad.

Consideraciones para la compra

¿En qué te tienes que fijar a la hora de adquirirlos? Lo primero es comprobar que ningún huevo del paquete presente una rotura.

A muchos les intriga el porqué del color de las cáscaras. Las mismas suelen mayormente blancas o marrones. Según el blog especializado en cocina ‘The Kitchn’ esto solo indica la raza de la gallina: las blancas ponen huevos blancos y las marrones ponen huevos marrones. También se pueden presentar tonalidades azules, verdes, grises o moteadas. Ninguna de estas características condicionan el sabor, la calidad o la dureza de la cáscara.

Los huevos enriquecidos con omega 3 son consecuencia de incluir estos ácidos grasos en los piensos que ingieren los animales

Dejando a un lado las razones éticas, no existe ningún estudio que demuestre que los huevos de producción ecológica posean valores nutricionales superiores a los de las gallinas criadas en jaulas.

En cuanto a los huevos enriquecidos con omega 3, estos son consecuencia de incluir estos ácidos grasos en los piensos que ingieren los animales, sirviéndose de productos como de aceite de pescado, semillas de lino o de chía. Los efectos beneficiosos para la salud de las personas con esta práctica no están tampoco demostrados.

Conservación

A pesar de que se vendan en las estanterías de los supermercados sin refrigerar, los huevos deben meterse en la nevera en cuanto lleguemos al domicilio. Un huevo se considera fresco hasta 28 días después de la puesta, siempre que haya estado bien conservado (sin cambios térmicos bruscos y mantenido siempre en el frigorífico).

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Foto: iStock.

Si los huevos han sido lavados por algún motivo deben consumirse antes de que pasen dos horas ya que las bacterias dañinas empiezan a ser absorbidas por la cáscara porosa a partir de ese instante. En el momento de ser cascados, su consumo debe ser inmediato.

¿Qué sucedería si de repente el huevo desapareciera de nuestra cocina? No solo perderíamos un ingrediente versátil que se puede preparar de mil maneras (fritos, duros, revueltos, en tortilla, escalfados…), sino que en nuestra mesas diríamos adiós a otras tantas posibilidades culinarias, desde salsas elementales como la mahonesa hasta los más golosos dulces del mundo de la repostería.

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