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La teoría de Al Capone que explica cómo funciona la mente de los criminales
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La teoría de Al Capone que explica cómo funciona la mente de los criminales

Dos trabajadoras de Silicon Valley que combaten el sexismo y el racismo han explicado de qué manera podemos pillar a los abusadores y cómo puede ayudar esto a las empresas

Foto: El célebre mafioso nos muestra el camino.
El célebre mafioso nos muestra el camino.

¿Por qué parece que la corrupción o la violencia de género nunca vienen solas? ¿Por qué es tan habitual que aquellos que incurren en comportamientos delictivos o criminales no se queden en uno solo, y que traspasen los límites morales y legales en otros aspectos de su vida, tanto personales como profesionales? En otras palabras, ¿qué es lo que distingue a abusadores, corruptos y tramposos y, sobre todo, qué podemos hacer para identificarlos y castigarlos, incluso cuando sepan qué artimañas utilizar para salvarse?

Una muy interesante publicación en 'Quartz' escrita por Valerie Aurora y Leigh Honeywell, dos profesionales del mundo de Silicon Valley conocidas por su activismo en lo que se refiere al acoso sexual y el racismo proponen lo que llaman “la teoría de Al Capone”, que debe su nombre al popular gángster. La explicación es sencilla: Scarface dejó tras de sí un reguero de cadáveres para afianzar su poder como capo del juego, el alcohol y la prostitución, pero las autoridades tenían un problema a la hora de enfrentarse a él, y es que sabía protegerse de manera que nunca se le pudiese acusar de nada.

Los criminales no suelen ceñirse a un único delito, sino que este suele implicar otros quizá menos graves pero más fáciles de identificar

¿De nada? Uno de los grandes hitos en la lucha contra el crimen, señalan las autoras, fue el momento en el que el gobierno estadounidense reparó en que había otra manera de encarcelarlo, y era a través de otros delitos en apariencia menores… como la evasión de impuestos, por la que finalmente terminaría entre rejas. Hoy en día, investigar hasta el más mínimo gesto de un potencial delincuente es una herramienta habitual para poner freno a la corrupción. ¿Qué podemos aprender de ello, según las autoras? Básicamente, que los criminales no suelen ceñirse a un único delito, sino que este suele implicar otros quizá menos graves pero más fáciles de identificar, como descubrió el gobierno americano con Capone: “El contrabando era un crimen asociado a menudo con la evasión de impuestos”.

Foto: España es uno de los países donde esa paradójica relación con la corrupción es más evidente. (iStock)

Aurora y Honeywell extienden esta lógica al acoso sexual, y recuerdan que “a menudo, las personas que llevan a cabo un comportamiento sexualmente violento también suelen falsificar informes de gastos, plagian documentos o se apropian de los logros de los demás”. Otros comportamientos mucho más fáciles de identificar y que pueden ir asociados a las agresiones sexuales. No todos los corruptos son acosadores sexuales, pero sí muchos abusadores traspasan los límites en otros ámbitos.

¿Por qué?

Esto se debe a una mezcla de impunidad y sensación de privilegio, recuerdan las autoras. Como explicaba una investigación publicada en 2003 en 'Sex Abuse', los abusadores sexuales suelen mostrar la conocida como “versatilidad criminal”. El estudio señalaba que en la raíz de su comportamiento se encuentra una baja empatía hacia el entorno inmediato, lo que provocaba que muchos violadores también hubiesen incurrido tanto en otras conductas violentas (como atracos o robos) o meras faltas (multas de tráfico o desórdenes de orden público). Es lo que ocurre en su mundillo con personajes como Mark Hurd de HP, que fue acusado de abusos sexuales pero dimitió por falsificar informes.

Los rumores de conducta sexual inapropiada son signo de que se deben investigar incidentes de otra índole

“Nos dimos cuenta de cuál era la conexión”, explican las autoras. “Todos estos comportamientos eran las acciones propias de alguien que siente que tiene derecho a la propiedad de los demás, ya sean sus ideas, su trabajo, su dinero o su cuerpo”. Esta conducta puede notarse incluso en los comportamientos más anecdóticos, por lo que las autoras animan a fijarse en los compañeros que “tienen las manos largas con las recepcionistas o cuentan chistes sexuales cuando se emborrachan”, ya que “a menudo te darás cuenta que son los mismos que han violado la política de gastos de la compañía, exagerado su currículum o se han llevado el reconocimiento por el proyecto de un compañero”.

¿Debemos fiscalizar todo lo que hacen, dicen o sugieren nuestros compañeros? Ahí se encuentra el punto más sensible, reconocen las autoras, puesto que evidentemente, no es una ley que se cumpla en todos los casos. Sin embargo, esto puede suponer una importante ventaja para muchas empresas: “Saben que los informes o rumores de una conducta sexual inapropiada son el signo de que deben investigar otros incidentes de mala conducta, ya sea sexual o de otra índole”. Algo especialmente sensible ya que los casos de abusos no siempre son fáciles de demostrar y, en muchos casos, no se denuncian ante las posibles represalias.

placeholder Mark Hurd dimitió de HP después de ser denunciado por acoso sexual: aunque no fue culpado por ello, la investigación concluyó que había mentido en sus gastos. (Reuters/Stephen Lam)
Mark Hurd dimitió de HP después de ser denunciado por acoso sexual: aunque no fue culpado por ello, la investigación concluyó que había mentido en sus gastos. (Reuters/Stephen Lam)

La teoría Al Capone, por lo tanto, es una útil guía de comportamiento para las compañías que deban enfrentarse a una denuncia por abusos sexuales. “Si encuentras cualquier signo de conducta sexual inapropiada, toma en serio las alegaciones y lleva tu investigación a otros tipos de negligencia (plagio, mentira en los informes, desfalco)”, animan las autoras. Las personas que estén limpias, no deberán tener miedo, y los que no lo estén, dejarán de salirse con la suya. Tal y como le pasó a Al Capone en 1931, cuando Eliot Ness y sus intocables encontraron recibos que le implicaban en una trama de juego ilegal y evasión de impuestos. La verdad, sobre todo cuando uno no tiene límites, termina saliendo a la luz.

¿Por qué parece que la corrupción o la violencia de género nunca vienen solas? ¿Por qué es tan habitual que aquellos que incurren en comportamientos delictivos o criminales no se queden en uno solo, y que traspasen los límites morales y legales en otros aspectos de su vida, tanto personales como profesionales? En otras palabras, ¿qué es lo que distingue a abusadores, corruptos y tramposos y, sobre todo, qué podemos hacer para identificarlos y castigarlos, incluso cuando sepan qué artimañas utilizar para salvarse?

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