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Diez cosas que sabemos fehacientemente que provocan cáncer y que desconoces
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Diez cosas que sabemos fehacientemente que provocan cáncer y que desconoces

El cáncer es el miedo médico (fundado) más extendido en los países desarrollados. Estas sustancias presentes en la sociedad y en la naturaleza contribuyen a él

Foto: El aire puede ser tóxico. (iStock)
El aire puede ser tóxico. (iStock)

La lista de las cosas cotidianas que pueden estar motivando cánceres es cada vez más larga. En muchos casos tenemos claro cómo evitarlas: se puede comer menos carnes rojas según las recientes recomendaciones de la OMS, por ejemplo, o dejar de fumar y de beber, ¿pero cómo luchar contra lo que no conocemos?

La 'International Agency for Research on Cancer' francesa es, según 'The Conversation', la máxima autoridad científica mundial en información sobre este conjunto de enfermedades que están entre las más mortales a nivel global. El informe de este año de la Sociedad Española de Oncología Médica cifra en 14 millones los casos nuevos anuales en el mundo, y se calcula que aumentarán en un 70% más en las próximas décadas.

No hay excusas para que las instituciones -y, hasta donde puedan, los individuos- se rindan: no todo lo bueno produce cáncer, como a veces queremos pensar para apartar el fantasma. Es cierto que muchas sustancias son peligrosas solo en altas cantidades, pero es que ese es el problema, que algunas personas sí sufren esos niveles de exposición, por su trabajo, por ejemplo. No es cuestión de vivir alarmados siempre, pero conocer el problema es el primer paso para ponerle solución.

Hay un parásito que provoca cáncer y puede vivir en nuestro hígado. Lo contraemos al comer pescados de agua dulce infectados

Seguro que algo has oído ya sobre el amianto, los tubos de escape de los motores diesel o la radiación. En 2014, hablamos en 'El Confidencial' de otro motivo menos conocido: trabajar por turnos (sin horario fijo), que aumenta las probabilidades al alterar las funciones cerebrales.

Estas son otras diez cosas de las que se ha comprobado fehacientemente que provocan cáncer, incluso a veces en pequeñas dosis, y de las que quizá no tenías noticia. No todas deben preocuparte, pero es probable que alguna de ellas te afecte, ahora o en un futuro próximo.

Agentes biológicos

Lo natural no siempre es sano. Hay un gusano parásito llamado 'opisthorchis viverrini', o duela hepática china, que puede vivir en nuestro hígado y que contraemos al comer pescados de agua dulce infectados.

Microorganismos como los que provocan la hepatitis B y C o el VPH (el del papiloma) provocan también un porcentaje de casos de cáncer. Es comparativamente pequeño en los países ricos (aproximadamente un 6% de los casos totales), pero muy a tener en cuenta: en Francia más o menos el 15% de la población activa, 2,6 millones de personas, están expuestos a cancerígenos naturales de este tipo.

Tricloroetileno

Esta palabra entre 'cloro' y 'etileno' nombra un disolvente y desengrasante de metales. No hace falta que estés en contacto directamente con productos de limpieza agresivos de este tipo, porque se pueden encontrar restos en aguas subterráneas contaminadas. Otras industrias que lo usan son la del procesado textil y la producción de cerámica especial.

Puedes inhalar polvos de sílice en artículos de limpieza, disolventes, cosméticos, arcillas para artesanía o arena para mascotas

Estudios con ratas y ratones, genéticamente muy cercanos a nosotros, han concluido que en niveles altos este disolvente puede generar cáncer de hígado o de pulmón. También se ha asociado con el cáncer de riñón y con el linfoma de Hodgkin.

Polvo de sílice

Se usa en cantidades importantes en trabajos de fundición con piedra, para hacer túneles o en procesos de corte industrial.

En su forma cristalina, provoca cáncer de pulmón, uno de los que más en peligro ponen a los obreros. La relación está clara cuando este polvo se respira en minas, canteras y trabajos con granito y ladrillos. Es uno de los factores implicados en que un 10% de los cánceres de pulmón mundiales sea laboral.

Si no tienes un trabajo manual, también puedes estar expuesto a pequeñas dosis, inhalándolo en productos que tienen cuarzo: artículos de limpieza, disolventes, cosméticos, arcillas para artesanía, arena para mascotas, talcos, pinturas...

Petróleo de esquistos

Es un tipo de fuel no convencional a partir de esquistos bituminosos del interior de las rocas. Estos se usan para fabricar petróleo sintético y gas que luego se refinan para los mismos usos que el petróleo 'normal'. En EEUU es un sector en auge: más de 9 millones de barriles el último año, una auténtica revolución energética y económica de la que oirás hablar mucho más en los siguientes años.

España es uno de los países de Europa que más permisos ha dado para convertirse en productor de petróleo de esquistos. Stephen Eule, experto en clima y tecnología en la Cámara de Comercio de EEUU, lo señaló como solución para el modelo europeo al que muchos aspiran, en el que el liderazgo sea de las renovables. El complemento para que esto sea sostenible debe ser, según Eule, el gas natural, y el petróleo de esquisto es una fuente del mismo que puede hacerse necesaria.

La expropiación argentina de la petrolera YPF, controlada por Repsol, probablemente tuvo que ver con la presencia de campos de este material en el país.

Gas radón

Es un gas presente en la naturaleza, emitido por el uranio, el radio y el torio al desintegrarse. Es un proceso normal y la población general no puede evitar por completo el gas radón porque está en el aire, en concentraciones normalmente muy bajas.

No hay motivo para agobiarse antes de tiempo: solo es realmente peligroso cuando está más concentrado, en minas subterráneas y en aguas que hayan estado a esa profundidad. Los mineros lo conocen demasiado, porque muchos de ellos mueren a causa del radón.

Hay consenso científico en que si llegas a inhalarlo en ciertos lugares mal ventilados, como algunas casas y sótanos, tendrás más riesgo de contraer cáncer de pulmón. La probabilidad no aumenta drásticamente, pero ahí está y hace aconsejable tomarse muy en serio la ventilación en viviendas, fábricas y oficinas y el sellado de suelos de paredes.

Benceno

Un producto que se usa en la industria química y farmacéutica, en cigarrillos, colas de pegar, decapantes de pintura, adhesivos... Seguramente tienes alguna pista, porque hay bastante legislación limitándolo y está de forma natural en el petróleo crudo. En el aire de la calle suele haber niveles bajos de benceno. Además de por el tabaco, por los automóviles y los restos de emisiones industriales.

No ha habido que inventar el benceno en un laboratorio: está desde siempre en cantidades preocupantes en volcanes e incendios forestales. Pero hay que centrarse en lo que sí podemos evitar.

El cáncer más fuertemente asociado con esta sustancia es la leucemia. Al menos el 2% de los casos a nivel mundial se atribuyen a la exposición al benceno en el trabajo. Si no estás en ese grupo de riesgo y además no fumas, ya tienes muchas menos papeletas en este sorteo. Si fumas o convives con alguien que lo hace, que sepas que el 90% del benceno que llega a tu cuerpo lo hace a través de esa vía.

Ácidos aristolóquicos

Otro enemigo desconocido que cuesta pronunciar. Estos ácidos están en una planta con muchas variedades, la 'Aristolochia clematitis', y en algunas clases de jengibre.

Los seres humanos estamos expuestos a ellos al comer o beber productos a base de hierbas y otros alimentos. Si eres aficionado a los llamados remedios naturales y a la 'medicina alternativa', no aprobada por los organismos oficiales, debes informarte para no adquirir ningún producto derivado, porque la relación con el cáncer está comprobada. Se usó durante mucho tiempo en la medicina tradicional china y aún se cultiva como planta ornamental.

Cuidado también con productos dietéticos comprados en oscuras páginas web. El problema potencial no es solo esta planta concreta, la Aristolochia, sino que esta puede confundirse con otras que son inofensivas. Así que, si no han pasado controles, pueden estar en productos de herbolario aunque no lo ponga en la etiqueta.

Miles de casos de leucemia en el mundo se atribuyen a la exposición al benceno en el trabajo

La Agencia Española del Medicamento aclaró en su momento que no existe en el país ningún compuesto con ácidos aristolóquicos que se pueda adquirir en farmacias. Es normal, porque desde principios de los noventa se sabe que provocan alteraciones renales. Ahora también se conoce que causa cánceres en el tracto urinario.

Cromo

Otro elemento que está en la tabla periódica y que conocemos desde siempre. En este caso puede causar cáncer de pulmón y de las fosas nasales.

Está en la madera tratada con dicromato de cobre, en algunos cueros curtidos, tintes y pinturas, artículos de acero inoxidable y prótesis médicas de metal. Se deposita en el suelo y en el agua y afecta peligrosamente en industrias que usan cromo, lugares en los que se deposita como desecho y en el humo de los cigarrillos.

También está en comida de todo tipo, pero en niveles saludables. El problema es inhalarlo, lo que suele suceder en estos sectores profesionales exponiendo a millones de trabajadores a un mayor riesgo de cáncer.

Berilio

Por suerte, ya no se usa en fluorescentes y válvulas de radio, así que es difícil que te afecte directamente si no estás en grupos muy expuestos. Si reparas equipos antiguos, sí puede que te lo encuentres en pequeñas dosis.

Otro lugar inesperado donde arriresgarte, un poquito más, al cáncer, es el dentista, a través de las prótesis. En este sector se van eliminando al conocerse sus efectos, pero se sigue extrayendo para aleaciones, componentes pequeños electrónicos y reactores nucleares.

Ácido sulfúrico

Aunque lo nuevo da más miedo instintivamente, el ácido sulfúrico, viejo amigo en la fabricación de fertilizantes, pilas, cobres y otros productos, expone a más de 700.000 trabajadores a nubes que les causan, de nuevo, cáncer de pulmón.

Se puede inhalar, ingerir y también absorber a través de la piel. Como en todos estos casos, hay niveles bajos que ofrecen seguridad, pero si tienes dudas existen tablas sobre las dosis máximas y recomendadas.

La lista de las cosas cotidianas que pueden estar motivando cánceres es cada vez más larga. En muchos casos tenemos claro cómo evitarlas: se puede comer menos carnes rojas según las recientes recomendaciones de la OMS, por ejemplo, o dejar de fumar y de beber, ¿pero cómo luchar contra lo que no conocemos?

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