La imagen viral que desvela cómo funciona nuestra mente de verdad cuando leemos
No, no leemos las palabras fijándonos en cada letra, como demuestran algunos populares virales que circulan por la red. ¿Por qué somos capaces de entender palabras mal escritas?
Observe la imagen que abre este artículo. A simple vista, parece un galimatías de números y letras que no lleva a ningún lado. Sin embargo, es posible entenderlo, así que póngase a ello. ¿Ya está? Si es capaz de leer inglés, es muy probable que se haya deslizado de la primera frase al punto final sin grandes problemas; es más, es posible que haya aumentado la velocidad a medida que avanzaba.
Si no ha sido capaz –algo extraño, pero que puede ocurrir–, el mensaje es el siguiente, por si quiere volver a intentarlo: “This message serves to prove how our minds can do amazing things! Impressive things! In the beginning it was hard but now, on this line your mind is reading it automatically without even thinking about it, be proud! Only certain people can read this. Please forward if can read this”. Es decir: “¡Este mensaje sirve para mostrar cómo nuestra mente puede hacer cosas sorprendentes! Al principio era difícil pero ahora, en esta línea, tu mente lo está leyendo sin casi pensar en ello, ¡enorgullécete! Sólo unas pocas personas pueden leerlo. Por favor reenvíalo si puedes leerlo”.
Se basa en el parecido gráfico entre algunas letras y ciertos números, como ocurre con el 4 y la A, el 3 y la S o el 1 y la I. También entre símbolos como ! e I
Malas noticias: al contrario de lo que asegura la sentencia, si lo ha leído, no tiene una inteligencia superior a la media, ya que casi cualquiera puede leerlo con un poco de concentración y esfuerzo (aunque saber inglés es indispensable, claro). Pero claro, los elogios a la inteligencia del interfecto siempre vienen bien si lo que se quiere es que el mensaje se reenvíe sin parar.
Letras, números y la mente
Tal y como explica 'Business Insider', uno de los grandes expertos en estos juegos lingüísticos es Jon Andoni Duñabeitia, investigador del BCBL (Basque Center on Cognition, Brain and Language), especialista en bilingüismo y autor de un puñado de estudios sobre el tema, como 'R34ding w0rd5 w1th numb3r5', publicado en 'Journal of Experimental Psychology', que se centra específicamente en este popular documento.
El estudio explica por qué el 'leet' o 1337, cuyo origen puede remontarse a comienzos de los años 80, resulta tan fácil de entender. Originado para encriptar contraseñas o enviar mensajes que no puedan ser detectados por un ordenador como lenguaje escrito, pero que pueda ser fácilmente leído, se basa en el parecido gráfico entre algunas letras y ciertos números, como ocurre con el 4 y la A, el 3 y la S o el 1 y la I. Sin embargo, en algunos casos, esta sustitución también puede realizarse con símbolos: por ejemplo, “!” en lugar de I o “€” en lugar de E.
Como pone de manifiesto la investigación, aunque la decodificación de estos documentos es mucho más lenta, los errores apenas suponen un 4,5% del total. Nuestro sistema cognitivo, asegura la investigación, regulariza la forma de las cifras y símbolos que se introducen en mitad del discurso escrito sin realizar un gran esfuerzo. “Esto sugiere la presencia de un sistema de análisis visual que actúa como un complejo filtro entre los dominios visuales y de lenguaje”.
El autor señala a 'Business Insider' que “cuando lees, no prestas atención a la diferencia entre un número y una letra porque sólo esperas esto último”. Por eso, aunque en un principio puede resultar un poco difícil, a la larga terminamos pulsando el interruptor cerebral que provoca que convirtamos las cifras en letras… de igual manera que ocurre con un texto escrito por alguien con muy mala letra: será difícil al principio, pero tarde o temprano terminaremos pillando el truco. Como explica Duñabeitia, “para tu cerebro no es una palabra, sino una letra escrita un poco mal”. El cerebro humano admite pequeñas distorsiones en la identidad de la letra; de lo contrario, sólo podríamos entender un tipo de fuente determinada o seríamos incapaces de descifrar la escritura a mano.
La transposición de letras –es decir, la alteración de su orden en la palabra– hace mucho más fácil para los lectores entender el texto que la sustitución
Ocurre algo muy parecido con otro popular viral, el que presenta un texto en el que en cada palabra sólo conservan su lugar habitual la primera y la última letra. Es sencillo, por ejemplo, tomar un artículo de El Confidencial y darle la vuelta:
“Caudno hbaaloms de las rputruas de prejaa sloeoms drale mil veutals a las ifndilediaeds, los porlbmeas de cmonuiaccóin o la fltaa de sxeo.”
Menos de la mitad de las letras de esta oración están en el lugar correcto. Sin embargo, es probable que no hayamos tenido mucho problema a la hora de leerla. Popularmente ha pasado a conocerse como “tipoglicemia” este proceso por el cual somos capaces de leer una palabra si conserva la primera y la última letra en su lugar correcto. Y aunque teóricamente el origen se encuentra en una investigación de la Universidad de Cambridge, parece ser que no es así y más bien se trata de un breve texto publicado en 'Psychological Science'. Este asegura que la transposición de letras –es decir, la alteración de su orden en la palabra– hace mucho más fácil para los lectores entender el texto que la sustitución, algo que también es posible gracias al contexto. Fcáil, ¿vreadd?
Observe la imagen que abre este artículo. A simple vista, parece un galimatías de números y letras que no lleva a ningún lado. Sin embargo, es posible entenderlo, así que póngase a ello. ¿Ya está? Si es capaz de leer inglés, es muy probable que se haya deslizado de la primera frase al punto final sin grandes problemas; es más, es posible que haya aumentado la velocidad a medida que avanzaba.