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Lo que debes hacer todos los domingos si quieres que te vaya bien el resto de la semana
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Lo que debes hacer todos los domingos si quieres que te vaya bien el resto de la semana

Hay que olvidarse de nuestra regla de oro los fines de semana (nada de pensar en el trabajo) si queremos que de lunes a viernes nuestra vida no se convierta en una frustrante montaña rusa

Foto: El mejor momento para tomar decisiones vitales es el domingo, cuando estamos despejados. (iStock)
El mejor momento para tomar decisiones vitales es el domingo, cuando estamos despejados. (iStock)

Tenemos la bonita costumbre de utilizar los fines de semana para relajarnos y descansar. Es lógico, el estrés que vivimos de lunes a viernes es lo suficientemente grande como para permitirnos tomar los sábados y domingos como días sabáticos, poner el cerebro en punto muerto y disfrutar de nuestra familia, amigos, la comida y nuestras aficiones. Por ello, todos seguimos la misma regla de oro: nada de trabajo los fines de semana.

Ese mismo principio es el mismo que provoca que el lunes a las nueve de la mañana ya nos hayamos vuelto locos al darnos cuenta de la gran cantidad de cosas que debemos hacer y el poco tiempo que tenemos. No sólo eso, sino que probablemente llegaremos al viernes agotados y con la sensación de que una semana más ha pasado y seguimos sin enfrentarnos con los grandes proyectos que nos hemos planteado a largo plazo, engullidos por la marea del día a día.

Por mucho que nos cueste pensar en trabajo un domingo por la tarde, es una inversión de tiempo y esfuerzo muy rentable a la larga

Hay una sencilla solución para ese problema: saltarnos por un momento nuestra regla de oro y dedicar cinco o diez minutos por la noche a hacer una lista de todo aquello que estamos retrasando continuamente y seleccionar tres tareas para llevarlas a cabo durante la semana. Es el consejo que ha propuesto en un post de LinkedIn Karl McDonnell, CEO de Strayer Education, una de las grandes organizaciones educativas privadas de EEUU.

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El empresario lo tiene claro: por mucho que nos cueste ponernos a pensar en la semana que se avecina un domingo por la tarde, se trata de una inversión que merece la pena realizar. Sobre todo, porque en ese momento, después de dos días de asueto, disponemos de una claridad mental muy superior a la del resto de la semana, cuando el cansancio, la ansiedad y el sueño nos incapacitan cada vez más.

El problema, explica McDonnell, es que “a veces es difícil recordar las cosas que se supone que debemos hacer”. Y no se trata únicamente de los recados puntuales que se nos olvidan continuamente, sino también de las grandes metas que nos hemos propuesto. Sí, esas mismas que creemos que alcanzaremos cada septiembre o Año Nuevo y que finalmente dejamos de lado para cumplir con nuestros objetivos diarios: “Es frecuente que hasta que no tenemos unos días u horas para respirar no recordemos las cosas que queríamos hacer ayer mismo”. Por eso hacemos tantos planes de futuro en vacaciones, porque es el único momento en el que tenemos tiempo para detenernos en nuestras verdades prioridades.

El hecho de que hagamos la lista un domingo por la noche, y no por ejemplo un viernes al terminar la jornada o un lunes a primera hora es también importante. Nos obliga a enfrentarnos descansados y motivados a todos esos retos que tan pesados se nos hacen y de los que debemos empezar a ocuparnos a la mañana siguiente. Si hiciésemos la lista un viernes, probablemente para el lunes se nos habría olvidado ya o pensaríamos que hay cosas que corren más prisa; si la hacemos un lunes por la mañana… Probablemente tendríamos que dejarlos de lado porque surgirían otras prioridades más urgentes.

Una buena opción para evitar engañarnos a nosotros mismos es mostrar la lista cada domingo a nuestra pareja y que ella haga lo mismo

McDonnell recuerda que este sistema nos ayuda a enfrentarnos a nuestros miedos (ese sentimiento que nos paraliza), nos ayuda a priorizar y, sobre todo, nos obliga a rendir cuentas. No sólo tenemos que elegir cuáles son nuestras prioridades cada semana, sino que al repetir el proceso el domingo siguiente, nos daremos cuenta si de verdad estamos cumpliendo nuestros objetivos o no. Por eso, una buena opción es confrontar nuestra lista con la de nuestra pareja. Este método no sirve únicamente para asuntos laborales, sino también para cualquier obligación, ya sean los deberes de clase, las tareas del hogar, los libros que queremos leer o los platos que nos hemos propuesto preparar. Lo apuntado el domingo por la noche es sagrado.

Tenemos la bonita costumbre de utilizar los fines de semana para relajarnos y descansar. Es lógico, el estrés que vivimos de lunes a viernes es lo suficientemente grande como para permitirnos tomar los sábados y domingos como días sabáticos, poner el cerebro en punto muerto y disfrutar de nuestra familia, amigos, la comida y nuestras aficiones. Por ello, todos seguimos la misma regla de oro: nada de trabajo los fines de semana.

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