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El secreto de Branson para que el día le cunda (y Cruyff piensa igual)
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LA CLAVE DE LA PRODUCTIVIDAD

El secreto de Branson para que el día le cunda (y Cruyff piensa igual)

Sin saberlo, el magnate inglés y el entrenador holandés comparten un principio organizativo que les ha llevado muy lejos: estar en el lugar indicado en el momento adecuado, es decir, ser puntuales

Foto: El holandés Johan Cruyff, durante la final del torneo que lleva su propio nombre. (Efe/Epa/Koen Van Weel)
El holandés Johan Cruyff, durante la final del torneo que lleva su propio nombre. (Efe/Epa/Koen Van Weel)

Todos tenemos nuestros hábitos para intentar sacarle el máximo partido a la jornada y poder compaginar el trabajo con el ocio y nuestra familia. Sin embargo, muchas veces terminamos fatigados al apretar nuestros horarios, ansiosos por sentir que no tenemos tiempo de hacer aquello que nos habíamos propuesto o, simplemente, fracasados, porque nos damos cuenta de que somos incapaces de dar la talla.

Uno de los errores que cometemos con mayor frecuencia es confundir puntualidad con rigidez. Solemos pensar que la clave del aprovechamiento del tiempo se encuentra en salir de casa con la hora pegada al trasero para estrujar cada momento que pasamos allí, en correr de un sitio a otro y arañar segundos al reloj de aquí y allá. Pues nada de eso, señala Richard Branson en una reciente entrada de LinkedIn perteneciente a la serie Productivity Hacks ('Trucos de productividad').

La clave, señala el magnate inglés, se encuentra en ser puntuales. “Ya sea una reunión, un vuelo o una cita, asegúrate de que vas a estar a la hora prometida”, explica. Aunque reconoce que parece un consejo de la vieja escuela, también recuerda que este principio le ha funcionado a lo largo de las cinco décadas que lleva haciendo negocios. Deja de correr de un sitio a otro para intentar ocupar todos tus huecos libres: la clave se encuentra en llegar a la hora a la que te habías comprometido o en ponerte a hacer algo en el momento que tenías pensado.

Una vez eres impuntual en una cita, es difícil volver a recuperar el tiempo perdido a lo largo del día

“Llegar a tiempo es una señal de respeto a tus huéspedes y también significa que puedes manejar el ritmo de tu día”, explica. “Una vez eres impuntual, es difícil volver a recuperar el tiempo perdido”. Como recuerda el popular presidente de Virgin, solemos pensar que llegar a la hora quiere decir que debemos esperar llegar incluso antes a todas nuestras citas y esperar a los demás. Al contrario: se trata de una optimización de nuestra jornada diaria que nos obliga a saber cuándo debemos dar por concluida una reunión, cuando debemos dejar el móvil o apagar el ordenador y en qué momento debemos salir de casa. Sin estresarnos.

No siempre es posible llegar a la hora, pero por lo menos, debemos intentar hacerlo. Por ejemplo, es probable que nos encontremos con un atasco de tráfico, algo relativamente normal en esta época de lluvias. Sin embargo, salir con más tiempo nos permitirá gozar de un mayor margen para cualquier imprevisto. El truco que Branson utiliza para dichos casos es correr. Algo que puede soñar a broma, pero que tiene su sentido: preocúpate de que si surge algún imprevisto, puedas echarte una carrera hacia tu próximo objetivo.

Uno no puede ser puntual sin ayuda, recuerda Branson. Hay tres estrategias que nos permiten serlo: delegar, organizar y comunicar. Si sabemos delegar, podremos enviar a un colega (o familiar, o subordinado…) a que ocupe nuestro lugar, por ejemplo, en una reunión. Si sabemos organizarnos, no pondremos dos citas con media hora de diferencia. Si sabemos comunicarnos, podremos explicarle a alguien con antelación que nos hemos vistos obligados a cambiar la fecha del encuentro, en lugar de apresurarnos para llegar tarde, sudando y estresados porque nos espera otro encuentro poco después. Lo importante, señala Branson, es ser flexible y puntual al mismo tiempo: “Si lo consigues, tu negocio prosperará”, concluye.

La filosofía futbolística de Cruyff

El consejo de Richard Branson guarda grandes similitudes con la teoría futbolística expuesta por el entrenador y exjugador Johan Cruyff en 'Mis jugadores y yo', su libro de memorias. Para el barcelonista, la clave para ser un gran jugador es estar en el lugar preciso en el momento indicado. “Sólo hay un momento en el que puedes llegar a tiempo. Si no estás allí, llegaste demasiado pronto o demasiado tarde”, escribía en el libro.

Muchos jugadores recorren un montón de kilómetros persiguiendo al balón, sin poder recuperarlo. No se trata de correr, sino de llegar en el momento justo

Se trata de la base del juego de posición que el Barcelona ha desarrollado con éxito durante las últimas dos décadas: “Todos los entrenadores hablan sobre movimiento, de correr mucho”, explicaba. “Yo digo que no es necesario correr tanto. Debes estar en lugar adecuado, en el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde”. Podemos entender así la reflexión de Branson en términos futbolísticos: muchos jugadores recorren un montón de kilómetros persiguiendo al balón, sin ser capaces de recuperarlo, puesto que la presión no es eficiente o no está bien organizada. Por el contrario, si cada jugador ocupa la posición para la que ha entrenado, y sabe dónde debe encontrarse en cada momento, el juego fluirá fácilmente sin realizar un gran esfuerzo. Exactametne lo mismo que ocurre si conocemos nuestros horarios y nos esforzamos por cumplirlos sin obligarnos a correr sin parar de un sitio a otro.

El propio Cruyff comparaba su visión futbolística con la forma que tenía de organizarse diariamente. En concreto, señalaba que si sabía a qué hora salía su avión, podía llegar una hora antes relajadamente, comer algo en la cafetería del aeropuerto y leer el periódico. Esa debe ser la clave a la hora de plantear nuestros horarios: organizarlos de manera sensata, preocuparnos por cumplirlos y ser lo suficientemente flexibles como para cambiar sobre la marcha en caso necesario.

Todos tenemos nuestros hábitos para intentar sacarle el máximo partido a la jornada y poder compaginar el trabajo con el ocio y nuestra familia. Sin embargo, muchas veces terminamos fatigados al apretar nuestros horarios, ansiosos por sentir que no tenemos tiempo de hacer aquello que nos habíamos propuesto o, simplemente, fracasados, porque nos damos cuenta de que somos incapaces de dar la talla.

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