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El 'techo de cristal' generacional; por qué los jóvenes nunca llegan a lo más alto
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el cendeac señala el relevo

El 'techo de cristal' generacional; por qué los jóvenes nunca llegan a lo más alto

El pasado de España y su futuro serán analizados por el CENDEAC en un congreso que reúne a pensadores de menos de 40 años. Llega el relevo

Foto: Cesar Rendueles, Juan Ramón Rallo e Iñigo Errejón. (Efe/Efe/Gtres)
Cesar Rendueles, Juan Ramón Rallo e Iñigo Errejón. (Efe/Efe/Gtres)

La expresión “techo de cristal” se acuñó para resaltar cómo una parte de la población, la femenina, encontraba un tope laboral que le era imposible sobrepasar. Miraba a la parte de arriba de la empresa, podía incluso sugerir algunas de las decisiones que allí se tomaban, pero le era imposible alcanzarla. Con independencia de los méritos acumulados, había entornos que no le era dado pisar.

Sin embargo, y por si no fuera poco, la expresión puede aplicarse en España a más ámbitos que el femenino. Para los jóvenes generaciones que vienen sucediéndose desde hace quince o veinte años, ascender hasta lo más alto ha sido y es una tarea complicadísima, una aspiración que casi nunca llega a cumplirse, y ello también con independencia de las cualidades positivas que atesoren.

Ha ocurrido muy a menudo en el ámbito corporativo. La cúspide de la empresa suele ser un lugar cerrado que apenas deja paso a gente nueva, pero la tendencia se ha intensificado en los últimos tiempos. El acceso a los lugares decisivos de las organizaciones se ha comprimido, generando un enorme cuello de botella en el que un buen número de cargos intermedios, bien preparados, con experiencia y capacidad, permanecen en el banquillo esperando el momento de dar el salto, algo que no suele llegar.

Estudios realizados en el entorno del trabajo jurídico, en las consultorías y en las grandes empresas anglosajonas señalaban esta dificultad, que estaba produciendo notables quebraderos de cabeza a unos directores de recursos humanos que acudían a argucias como la movilidad horizontal para tratar de manejar el problema. Esa gente capacitada, que había dado los pasos correctos, que tenía las cualidades precisas, y que no podía entrar en el club, terminaba por ser un problema, y más aún con la crisis, cuando el salto de una empresa a otra se hizo más difícil.

Un fenómeno con efectos perversos

Este nuevo 'techo de cristal' ha construido la última década en España. Fue evidente en política, donde muchos jóvenes y no tan jóvenes que ingresaron en PP, PSOE e IU con intención de hacer carrera vieron como se les dejaba en el dique seco, y sólo cuando los tiempos obligaron al cambio, los dirigentes (en general, de las formaciones perdedoras en las elecciones) se vieron forzados a dejar paso. Y, desde luego, ha sido lo más habitual en la universidad, donde si llegar era complicado, quedarse era muy difícil (y suponía evidentes sacrificios personales) y subir en el escalafón casi un milagro.

Esto ha creado efectos perversos, y el caso académico es sintomático, porque ha provocado una evidente esclerotización de la producción científica, sobre todo en las ciencias sociales y humanas. La universidad se ha especializado en producir papers destinados a revistas que prácticamente nadie lee, y cuya utilidad es exclusivamente instrumental. Los investigadores se dedican a introducir en sus publicaciones el máximo número de posibles de referencias a sus jefes o a aquellos que sus jefes consideran la ortodoxia, con independencia de que reflejen o no la realidad, porque eso es lo único que les garantiza cobrarse los puntos suficientes para poder seguir en el juego. La tendencia a lo cuantitativo, a no salirse de la norma y a realizar investigaciones demasiado específicas se han convertido en el día a día de las facultades, y el resultado es desesperanzador.

Por eso, y sin obviar investigadores que siguen peleando contracorriente dentro de la universidad, lo más interesante que se ha hecho últimamente en la sociedad española proviene de fuera del mundo académico. Es sintomático que el mayor cambio en la política española de los últimos años haya venido dado por profesores de ciencia política que habían sido sucesivamente rechazados por el establishment científico y por el político. El mismo Podemos es hijo de ese desprecio, por parte de la academia y de los partidos, por un conjunto de personas que después de intentar participar de un modo u otro en la vida política tuvieron que buscarse la vida fuera de ella. Las biografías de Monedero, Errejón, Iglesias o Bescansa, los líderes de la formación, están construidas a partir de ese lugar secundario en el que se les situó en un lado y en otro, y han sido ellos quienes han construido la gran novedad de nuestra oferta electoral.

Y es algo que está ocurriendo también en el mundo del pensamiento. La esclerosis de la academia ha provocado que, en un sentido, las ideas sociales más visibles se estén fabricando desde los medios de comunicación, y en otro, que los personajes influyentes en la sociedad desde el mundo de la filosofía o de la sociología sean las mismas que hace dos décadas, sólo que ahora nadie les hace caso.

El congreso que organiza el CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo) de Murcia, que lleva por título España sin (un) franco. I Congreso de pensadores nacidos después de 1975, y que se celebrará los próximos días 15, 16 y 17 de octubre, tiene el propósito no sólo de dar voz a las nuevas generaciones, sino de poner sobre la mesa esas ideas que, estando fuera de la academia y fuera de los partidos, amenazan con tomar el centro de la escena.

Nombres que van desde el liberal Juan Ramón Rallo hasta el dirigente de Podemos Íñigo Errejón, pasando por César Rendueles, autor del libro más influyente en los últimos tiempos, Sociofobia (Capitán Swing), debatirán en Murcia acerca de este tiempo de profundas transformaciones estructurales, y de sus implicaciones con la cultura, la filosofía política, la economía o la comunicación.

Los asistentes, entre los que figuran profesores de derecho constitucional, activistas sociales o expertos en urbanismo, entre otros, debatirán sobre cinco grandes temas (Europa, Estado, Comunidades Autónomas, Ciudad y Constitución) a partir de la confrontación entre posturas ideológicas heterogéneas, (liberales, conservadoras, comunistas, libertarias, socialdemócratas…). El replanteamiento de España será sometido a examen por unos jóvenes pensadores que nunca vivieron el franquismo. Un montón de ideas que pueden construir un relevo generacional o que quizá vuelvan a encontrarse con el problema habitual, ese 'techo de cristal'.

La expresión “techo de cristal” se acuñó para resaltar cómo una parte de la población, la femenina, encontraba un tope laboral que le era imposible sobrepasar. Miraba a la parte de arriba de la empresa, podía incluso sugerir algunas de las decisiones que allí se tomaban, pero le era imposible alcanzarla. Con independencia de los méritos acumulados, había entornos que no le era dado pisar.

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