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Las tres claves para entender lo que nos pasa (como españoles)
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EL ADN DE NUESTRA NATURALEZA ESENCIAL

Las tres claves para entender lo que nos pasa (como españoles)

El secreto del éxito de personas, empresas y países está en saber identificar, con precisión, sus valores, atributos y fortalezas. ¿Cuáles son los de España?

Foto: Dos camareros bailan durante la festividad de San Fermín, en Pamplona. (Susana Vera/Reuters)
Dos camareros bailan durante la festividad de San Fermín, en Pamplona. (Susana Vera/Reuters)

El secreto del éxito de personas, empresas y países está en saber identificar, con precisión, los valores, atributos y fortalezas que les son propios y, a partir de ellos, establecer oportunidades y estrategias.

Para que esta labor de búsqueda sea realmente eficaz, habrá que fijarse en aquellos aspectos que verdaderamente definen la auténtica personalidad de individuos y colectividades. En nuestro caso, esos rasgos primordiales, el ADN de nuestra naturaleza esencial, tanto como sujetos como pueblo, podrían resumirse en tres peculiaridades concretas, en las que residen las claves para entender todo lo que nos pasa y poner remedio a lo que nos sucede. A saber:

Somos surrealistas

Imagen de la película 'Amanece que no es poco'.

Somos un país profundamente surrealista en el que, al mismo tiempo, puede suceder una cosa y la contraria. Un país capaz de lo mejor y de lo peor, con la capacidad de hacer delo inconcebible cotidianidad.

Pocas obras de la creación nacional habrá que hayan sabido simbolizar tan bien nuestra más honda esencia surrealista como la película de José Luis Cuerda Amanece que no es poco. Todos los españoles tenemos un poco de ese tragicómico suicida que, sin saberse muy bien por qué, sale cada noche a la nacional, con la esperanza de que le arrolle un camión, sin tener nunca “la suerte”de conseguirlo, o de ese pastor negro obsesionado en crear bellas estampas nocturnas posando a la luz de la luna con su rebaño de ovejas, mientras todo sucede en un lugar en el que se eligen democráticamente a las putas y a los guardias y donde el alcalde amenaza, día sí, día no, con ahorcarse porque los mozos del pueblo quieren acostarse con su vulcanizada novia.

Todo ese mundo surrealista y casi imposible no es menos estrafalario que algunas cosas que acontecen en nuestro país. Cosas como que cuando ya estábamos empezando a sufrir la crisis, nuestro presidente de entonces fanfarronease diciendo queen poco tiemposuperaríamos a economías tan superiores a la nuestra comola francesa; o elhecho de que quiebren todas las empresas del jefe de los empresarios de nuestro país mientras él da con sus huesos en la cárcel; o que nuestro rey pida perdón, como un niño, cuando en plena debacle económica del país se le 'pilla' cazando elefantes con una amiga; o que su yerno cree una ONG que se llama Nóos, cuyo principal beneficiario es él mismo; o que el tesorero del partido en el gobierno amase una inmensa fortuna en paraísos fiscales.

Somos un país capaz de tener uno de los mayores crecimientos económicos mundiales y figurar poco tiempo después entre las economías mas deprimidas del planeta

Ese país en el que la envidia es el defecto nacional, pero que, al mismo tiempo, encabeza el ranking mundial de la generosidad y la solidaridad, siendo, por ejemplo, el lugar con más donantes de órganos del mundo. Ese país que, pese a tener más del 25% de su población adulta en paro, mantiene la paz social gracias a la solidaridad de amigos y familiares. Ese país capazde tener uno de los mayores crecimientos económicos mundiales y figurar poco tiempo después entre las economías más deprimidas del planeta.

Nuestra nación es profundamentecontradictoria y surrealista, y ese es un rasgo de nuestro carácter que nos faculta para desconcertar al mundo y volverlo a sorprender con nuestra capacidad de reacción y reinvención. El surrealismo va mucho más allá de lo real y lo previsible y se nutre de lo imaginario y lo irracional. Y, claro, a irracionales, ya se sabe, no nos gana nadie.

Siendo surrealistas competimos en una liga en la que no tenemos rivales y en la que nuestra genial improvisación e imprevisibilidadpueden concedernosuna ventaja decisiva.

Somos extremistas

placeholder Hinchas españoles celebran el tÍtulo del Mundial de Fútbol. (EFE)

Las medias tintas y las tibiezas no son nuestro fuerte. Somos o blanco, o negro. La gama de grises nunca la hemos trabajado bien. O el enfrentamiento colosal de una guerra civil, o la más ejemplar transición política que haya conocido la historia contemporánea. O vamos todos en Porsche Cayenne, o a la oficina del paro. O no ganamos nada, o lo ganamos todo: un Mundial, dos copas de Europa...No tenemos término medio.

Hasta 2007 éramos la envidia del mundo, creciendo a cuatros por ciento acumulativos; desde entonces, nadie en el mundo ha caído tan bajo y en tan poco tiempo como nosotros. Hemos pasado del optimismo más alocado, arrogante e inconsciente, al pesimismo más paralizante.

Hasta que se produjo el crashque dio al traste con nuestra tranquila vida de ciudadanos del primer mundo, el que más y el que menos, pensaba que:

  • Todo lo conseguido en nuestro Estado de bienestar no sólo no disminuiría nunca, sino que, muy al contrario, todo iría a mejor, como siempre había sido hasta entonces. El tiempo siempre había jugado a nuestro favor.

Nos hacemos bruscamente conscientes de que no hay nadie ahí que cuide de nosotros y controle el caos en el que se ha convertido nuestra existencia

  • Que en lo referente a las grandes cuestiones políticas y económicas que movían el mundo, siempre habría instituciones y/o personas que, en último extremo, velarían por que nada cambiase y todo siguiese yendo indefinidamente bien.

Entonces sobreviene la peor de todas las crisis, la de confianza. Una crisis de confianza en todo. En nosotros mismos y en los demás. Ynuestro país se paraliza; pasando, casi inmediatamente, de creernos capaces de todo a sentirnos incapaces de nada. Empezamos a no creer en nada ni en nadie. Nos sentimos defraudados por unos políticos que, bien por incapacidad, bien por intereses partidistas, incumplen sistemáticamente lo que dicen o no saben lo que hacen. Dejamos de creer también en todo tipo de organismos e instituciones nacionales e internacionales y nos venimos abajo.Nos hacemosbruscamente conscientes de que no hay nadie ahí que cuide de nosotros y controle el caos en el que se ha convertido nuestra existencia. Y en ese estado de shock e incredulidad llevamos ya cinco o seis años, no sabiendo qué hacer por temor a casi todo.

A estas alturas, resulta obvio que uno de los factores claves para que volvamos a la senda de la normalidad y el crecimiento es que las personas recuperen la confianza en nuestro país, en sus posibilidades y en ellas mismas. Luchar contra esta situación de depresión colectiva, sobre todo emocional, es algo decisivo para que las cosas empiecen a arreglarse. En muchos sentidos, todo empezaría a ir mejor si todos perdiésemos el miedo a vivir. Con que solo hiciésemos eso en lo que nosotros somos especialistas, que no es otra cosa que vivir, ayudaríamos enormemente a que la incipiente recuperación se acelerase.

Somos hedonistas

placeholder Aficionados llegan a Valencia para la Copa del Rey. (EFE)

Históricamente, las grandes civilizaciones primero viven épocas de auge y esplendor para después, progresiva e indefectiblemente, experimentar su decadencia. Hay que ser consciente de que esto puede estarle sucediendo a Europa y quequizás el momento económico de nuestro continente ya pasó, y con élnuestra supremacía material. Vamos a ser conscientes de ello, vamos a analizar fríamente la situación y tomar las decisiones que más nos convengan. ¿Por qué no nos convertirnos en “el parquetemático de la civilización universal”?¿Por qué no sacar partido de nuestra fortaleza histórica y cobrar por ella al mundo?¿Por qué no ser ese destino aspiracionaly residencial para todos aquellos individuos del resto del planeta que teniendo únicamente dinero necesitan todo lo demás?

Rusos, indios, árabes, chinos... se ahogan en la abundancia. En su opulencia están como al borde de la congestión. Nosotros podemos ser las amables y saludables sanguijuelas que alivien sus padecimientos y les liberen de sus excedentes dinerarios a cambio de adulación inteligente, disfrute y arte de vivir.

Nuestra mayor especialidad es saber entender y sacar partido a la vida

En la Europa del parque temático de la historia, la cultura, el saber, los derechos, el glamour, la sofisticación… Nosotros podemos ser los camareros y animadores del cotarro. El nuestro es un país de camareros y¿por qué no? No sería ningún desdoro. Aunque nuestra biotecnologíay nuestra industria de energías renovables estén entre las primeras del mundo; aunque nuestra cirugía torácica y digestiva sea un referente internacional; aunque nuestra industria de la moda estéconquistando el planeta; aunque nuestras empresas de comunicaciones yconstrucción estén presentes en los cinco continentes;aunque algunos de nuestros bancos estén entre las entidadesmás punteras delsistemafinanciero, nuestra mayor especialidad es saber entender y sacar partido a la vida. En lo que somos verdaderos maestros es en el arte de vivir y disfrutar.

Nadie como los españoles para darle al mundo lo que más desea: disfrutar de la vida y vivir seguro. Convirtámonos en los mejores camareros y animadores de vida del mundo y cobrémoslo caro. Seamos los mejores enseñando a disfrutar de la vida y contagiando ganas de vivir. Tenemos la mejor cocina del mundo, unas costas inigualables, el segundo patrimonio histórico-cultural del planeta y, sobre todo, la alegría y ganas de vivir más reconocidas del universo.

Un país con las mejores y más modernas infraestructuras, altos niveles de seguridad, prestaciones sanitarias de primera y la mejor oferta para el goce de los sentidos y del espíritu.

Seamos los mejores cocineros, camareros, médicos y animadores del planeta; otrostendrán grandes reservas de materias primas, recursos naturales, industrias pesadas, nuevas tecnologías, servicios de última generación, tecnología aeronáutica…pero nosotros atesoramos el secreto de vivir. ¿Puede haber algo más importante que eso?

*Rafael Pola es publicista y comunicador

El secreto del éxito de personas, empresas y países está en saber identificar, con precisión, los valores, atributos y fortalezas que les son propios y, a partir de ellos, establecer oportunidades y estrategias.

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