De delantero a camello: 150 exfutbolistas están en la cárcel

Con 35 años a los jugadores profesionales de fútbol no les queda otra que colgar las botas. Tienen dinero y toda una vida por delante, pero, en la mayoría de los casos, no cuentan con ningún plan de vida. Y muchos acaban mal. Al menos así lo cree la Asociación de Futbolistas Profesionales de Reino Unido (PFA), que ha lanzado una campaña para concienciar a los futbolistas de la necesidad de pensar en el futuro pues, llegada una edad, los clubes, sobre todo en las divisiones inferiores, “tiran a los jugadores por el desagüe”.

Según esta asociación, en torno a 150 futbolistas profesionales cumplen una condena de prisión en las cárceles de Reino Unido, en su mayoría por delitos relacionados con el narcotráfico. Una realidad que no es desconocida en España. En 2009 la ‘operación Ciclón’ destapó una importante trama de drogas, que llegó a introducir en España 600 kilos de cocaína. La organización estaba presuntamente liderada por Zoran Matijevic, agente FIFA, y Pedrag Stankovic, exjugador del Hércules de Alicante, y contaba en sus filas con otros futbolistas como Carlos de la Vega Díaz, jugador del Rayo Vallecano o Jesús Emilio Díaz de Mier, Txutxi, exintegrante del Hércules y del Athletic de Bilbao. Fueron imputados por un delito de tráfico de drogas e integración en banda organizada. Cinco de los once detenidos pasaron por prisión.

¿Qué lleva a otrora exitosos deportistas a meterse de lleno en el tráfico de drogas? En primer lugar, que no han tenido tanto éxito como se cree. Según ha explicado el portavoz de la PFA Oshor Williams al Daily Star, nada más finalizar la liga su asociación recibe cientos de llamadas de futbolistas cuyos contratos han terminado y no saben a qué dedicarse. “Para los jugadores de mayor nivel el problema es que pierden su estatus”, explica Williams. “Pero para el muchacho que ha sido liberado por el Accrington [un equipo inglés de segunda] la preocupación puede ser cómo pagar la hipoteca”.

Cómo empezar de nuevo

La gran mayoría de los futbolistas profesionales carecen de estudios para dedicarse a otra cosa que no sea el propio fútbol. Muchos acaban trabajando como entrenadores, ojeadores o administrativos de los equipos, y los que han logrado ahorrar pueden aventurarse a montar su propio negocio, pero hay una parte importante de los futbolistas que dejan la competición con una mano delante y otra detrás. Es entonces cuando aparece la depresión y los excesos. Es lo que le ocurrió al exportero del Liverpool, Michael Kinsella, que al poco de abandonar la competición se dedicó al tráfico de drogas y fue sentenciado a seis años de prisión. Salió de la cárcel el año pasado y ahora se dedica a concienciar a otros futbolistas de la importancia de buscar una salida profesional alternativa al fútbol mientras se cuenta con recursos.  

Los futbolistas no piensan en el futuro hasta su retirada y suelen tener una formación deficienteSegún un informe del Instituto de Estudios Deportivos, La importancia de la formación después de colgar las botas, “como norma general, los futbolistas profesionales no tienen una segunda dedicación laboral”. En opinión de esta organización, “es un grave error pensar que la inercia del éxito conseguido es suficiente para triunfar también en esta nueva etapa”. Y, aunque el abanico de salidas profesionales para el futbolista retirado es amplio, es fundamental planificar el futuro antes de que llegue el momento de abandonar la competición.

El profesor Antonio Álvarez Zamora, del Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad Camilo José Cela, elaboró el año pasado un estudio, publicado en el International Journal of Sport Sciences, en el que llega a la conclusión de que los futbolistas, al retirarse, presentan una serie de problemas y carencias concretas y localizadas. Para la realización de su estudio Álvarez entrevistó a ocho jugadores españoles de primera división retirados. Ninguno reconoció haber sido consciente de la temporalidad de su profesión y todos tenían una formación académica “deficiente”.

“No pensaba mucho en nada fuera de mi profesión”

El abandono de la práctica que hasta ahora había ocupado toda su vida hace que el 88% de los deportistas consideren su retirada como un reto “muy difícil”. Uno de los entrevistados reconocía que, hasta que colgó las botas, había vivido en una burbuja: “No pensaba mucho en nada fuera de mi profesión. La verdad es que vives al día, en esa época estás en una nube, con dinero, joven, todo el mundo pendiente de ti, etc.”

De repente, el mundo que habían conocido se viene abajo, pero lentamente, en una espiral de decadencia. “¡Los años!”, exclama uno de los entrevistados. “Llegó un momento en el que mi cabeza pensaba una cosa pero las piernas no respondían igual… Intenté aguantar, pero poco a poco dejas de jugar de titular, al poco no vas convocado… Y eso quema mucho”.

Gran parte de los atletas sufren diversas consecuencias psicológicas: crisis de identidad, dificultades emocionales, disminución de la autoconfianza… No es de extrañar que, tal como denunció hace unos meses la revista británica Four Four Two, la depresión es un problema importante para el 78% de los jugadores profesionales. Y la adicción al alcohol o las drogas están entre los desórdenes emocionales más comunes. Los expertos insisten en que la solución a este problema pasa por la planificación y la formación. De lo contrario, las cárceles seguirán acogiendo a los futbolistas descarriados, que un día estuvieron en lo más alto.