Es noticia
"¿La solución a la crisis? Espera que te eche las cartas"
  1. Alma, Corazón, Vida
EN LOS MALOS TIEMPOS, LA GENTE SE ENGANCHA A CUALQUIER COSA

"¿La solución a la crisis? Espera que te eche las cartas"

“Sandro Benedetto, físico y astrólogo de mi pariente, el ilustre Nicolás Orsini (...) trazó mi horóscopo el 6 de Marzo de 1512, día en que nací

Foto: "¿La solución a la crisis? Espera que te eche las cartas"
"¿La solución a la crisis? Espera que te eche las cartas"

Sandro Benedetto, físico y astrólogo de mi pariente, el ilustre Nicolás Orsini (...) trazó mi horóscopo el 6 de Marzo de 1512, día en que nací a las dos de la mañana en Roma...” así comenzó el escritor argentino Manuel Mújica Láinez su novela Bomarzo, la panorámica narración de la vida del príncipe renacentista Pier Francesco Orsini, afligido por el raro don de la inmortalidad. Raro será también en estos tiempos de crisis –tan similares a aquellos, sin embargo– el caballero que pueda permitirse un físico y astrólogo personal, que además tendrían que ser dos, ya que ambas ramas se desgajaron casi por completo hace tiempo.

Un vistazo al omnipresente televisor a horas tardías, sin embargo, nos demuestra que la astrología de más baja estofa, la disciplina llevada a su más miserable estado de estafa, sigue tan presente como siempre. De hecho, más presente que nunca. Si hace diez años el “horario de teletienda” estaba consagrado a vender artilugios para mejorar los abdominales y a programar pornografía de ínfima calidad y anuncios de líneas eróticas, ahora son los tele-tarotistas quienes han tomado la plaza al asalto y con intención de quedarse. Podría parecer inverosímil que una mujer elegida casi al azar en un casting y vestida con oropeles que no darían el pego en una función infantil de Navidad atraiga tantas miradas ávidas de esperanza, pero sucede. Luego vienen los llantos por los euros perdidos esperando con el teléfono en la oreja, pero no parece que haya visos de reintegro.

Falta de afectos e inestabilidad emocional

No todos los astrólogos son pura 'mise en scene' de todo a cien, claro. María Jesús Martínez, madrileña de 65 años que lleva décadas entregada al estudio astrológico, se especializó en Inglaterra, donde la disciplina se estudia en universidades privadas, y es fundadora y directora de la Escuela de Estudios astrológicos de Madrid. Considera la astrología como un lenguaje que conecta las posiciones de los astros con la influencia que estas puedan tener sobre nuestras vidas particulares; una especie de código simbólico que engrana  “las posiciones astrológicas y las cuestiones mundanas”. Un lenguaje de conexión alejado del esoterismo y para el conocimiento del cual “hay que estudiar muchas matemáticas, química, y filosofía y teología”. Considera que “hay una enorme falta de afecto y la gente se cuelga de cualquier cosa. La gente necesita ser dirigida, engancharse a alguien que creen que les puede llevar por el camino correcto, sea un echador de cartas o el Real Madrid”. Este cuadro de “falta de afectos e inestabilidad emocional puede agravarse en momentos de cambio social”, afirma.

La gente mayor tuvo problemas en su vida y aprendió a resolverlos poco a poco, pero los más jóvenes han vivido en una sociedad consentidora

Por ejemplo, la idea de la familia ha cambiado totalmente, y la adaptación a ese nuevo concepto no es instantánea. Ante la falta de trabajo, explica, las inseguridades se disparan y “un problema de pareja, por ejemplo, de un nivel dos, pasa a percibirse como de nivel seis”. En ese contexto, le parece normal el recibimiento que tuvo la reciente visita del Papa a España: “La gente reclama que le digan a qué grupo pertenece y lo que tiene que hacer”.

Caldo de cultivo de santeros

Fernando Miralles, doctor en psicología y profesor de la universidad San Pablo-CEU, por su parte, afirma que uno de los rasgos de la sociedad actual es “la falta de resistencia a la frustración. La gente mayor tuvo más problemas en su vida y aprendió a ir resolviéndolos poco a poco, pero los que están entre 25 y 30, e incluso los más jóvenes, han vivido en una sociedad más consentidora, que está mucho más avanzada tecnológicamente pero en lo humanista no tanto”. Esa falta de equilibrio entre tecnología y humanismo crea dos tipos de reacciones: la de quienes poco a poco aprenden a enfrentarse a los problemas y la de “la indefensión”, un enfoque derrotista en el cual, dice, “el individuo piensa que le pase lo que le pase la cosa va a ir mal: para qué voy a buscar trabajo si hay cinco millones de parados”. A su vez, dentro de esta posibilidad hay dos grupos: quienes se encomiendan a la religión establecida y quienes, “por esa misma falta de base humanista, forman el caldo de cultivo de santeros, tarotistas y adivinos”

Cuando alguien que no te conoce te cuenta cosas muy exactas que sólo tú podías saber…

Ese recurso que viene de la indefensión y la desesperación, en contra de lo que podría parecer, afecta a ricos y pobres: alcanza a todas las clases sociales. Concha vive en Madrid, tiene sesenta años y lleva más de veinticinco acudiendo a la consulta de una tarotista. Afirma que “a esto recurre gente de todo tipo y de todo los niveles”, lo que pasa es que muchos luego no lo reconocen”. Ella fue por primera vez hace 25 años “por casualidad, porque a mi hermana le interesaban esas cosas”. Pese a su suspicacia inicial, se convenció. “A mí me ha ayudado mucho esta persona en concreto que me echaba las cartas”, confiesa. “Es una mujer muy especial, tanto que hemos acabado siendo muy, muy amigas”. En su caso, el resto de tarotistas no han funcionado igual: “Ahora ella ya no puede echar las cartas porque está enferma, y la verdad, no he encontrado a nadie más que valga y lo echo de menos porque estoy en una fase de cambios y necesito saber qué es lo que va a pasar. En estas cosas hay mucha gente que miente”. Tiene claro, en todo caso, el antídoto contra esa mentira. “Yo no hablo nada, les dejo que me hablen, sobre todo del pasado. Y bueno, cuando alguien que no te conoce te cuenta cosas muy exactas que sólo tú podías saber, con nombres...”.

“Yo soy católica, aunque no muy practicante”

Para ella, su amiga fue un apoyo y un remedio que no ha encontrado en psicólogos y psiquiatras. “El psiquiatra me sirvió en un momento concreto”, explica, “pero luego ya no. Yo no quiero tomar mil pastillas y hablar siempre del pasado. Quiero salir hacia delante, no quiero hundirme”. Sus conclusiones, en todo caso, se acercan en algunos puntos a las de María Jesús, la astróloga: “La gente necesita sobre todo hablar, que les escuchen y que les digan cosas, saber qué es lo que les va a pasar”. Cuenta también que su echadora de cartas siempre terminaba diciendo “al final será lo que sea la voluntad de Dios”. Una cohabitación entre religión establecida y creencia esotérica que es menos rara de lo que se piensa y que Concha asume con naturalidad: “Yo creo que ambas cosas pueden coexistir. Yo soy católica... aunque no muy practicante”.

Te encuentras a gente con dos carreras pero que no sabe expresarse coherentemente en un folio

El punto de vista de Miralles a este respecto difiere sustancialmente. Para él no es comparable un teólogo con alguien que hace vudú y una religión encastrada en una cultura, como en nuestro caso sería la católica, tiene un peso, un ascendiente y una legitimidad de la que carecen los ritos alternativos. “También está fallando, probablemente”, nos comenta, “la familia, que antes era acogedora y transmisora de valores culturales. Ahora parece que es el niño el que lo sabe todo porque sabe manejar el iPhone y que son los padres los que tienen que actualizarse”.

“Conservad vuestros diplomas de tarotistas”

Para el doctor en psicología, el problema es educativo y cultural. “Habría que hacer que la gente leyese y estudiase historia de la filosofía, griego, latín... que conociesen otras culturas empezando por las más antiguas. Pero en Occidente se ha decidido que la cultura se ciñe a las matemáticas, la física, la química y la biología, y así te encuentras a gente con dos carreras pero que no sabe expresarse coherentemente en un folio”. Sobre este sustrato, el crecimiento de las creencias esotéricas es exponencial. “El otro día”, comenta, “pasé por una calle principal de Madrid y había una tienda de esoterismo. Después en un gran centro comercial encontré otra. Eso hubiera sido impensable hace sólo tres o cuatro años”.

La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque trae progresos

Mientras, María Jesús no ceja en su empeño de que su disciplina adquiera el carácter oficial que ahora aún no tiene en España. “En Inglaterra se imparte en universidades privadas, y parece que en Argentina ya se está admitiendo en la universidad”. Ella es optimista sobre el futuro. “Ahora las cosas cambian más rápido que antes. Hace no tantos años la informática se impartía en cursillos y ahora es una ingeniería. Yo les digo a mis alumnos que conserven sus exámenes y los diplomas que les damos”.

En su centro se realizan también estudios de todo tipo a la luz de la astrología, en los que analizan desde las nuevas tecnologías hasta la “actitud antisocial infantil”, pasando, cómo no, por la crisis. También sus previsiones son negras, aunque la misma María Jesús Martínez deja un poco de espacio a la luz citando a Einstein en su trabajo La crisis o adversidad: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y sus penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones”.

Sandro Benedetto, físico y astrólogo de mi pariente, el ilustre Nicolás Orsini (...) trazó mi horóscopo el 6 de Marzo de 1512, día en que nací a las dos de la mañana en Roma...” así comenzó el escritor argentino Manuel Mújica Láinez su novela Bomarzo, la panorámica narración de la vida del príncipe renacentista Pier Francesco Orsini, afligido por el raro don de la inmortalidad. Raro será también en estos tiempos de crisis –tan similares a aquellos, sin embargo– el caballero que pueda permitirse un físico y astrólogo personal, que además tendrían que ser dos, ya que ambas ramas se desgajaron casi por completo hace tiempo.