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Cómo ha cambiado papá...
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LA EVOLUCIÓN DE LA FIGURA PATERNA

Cómo ha cambiado papá...

En 1980, el 60% de los padres que participaron en una encuesta de la consultora Gallup sobre conciliación familiar y laboral declararon que sus familias eran

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En 1980, el 60% de los padres que participaron en una encuesta de la consultora Gallup sobre conciliación familiar y laboral declararon que sus familias eran “el elemento más importante de su vida” en ese momento, según Fathers.com. Y a la pregunta de qué era lo que les reportaba más satisfacciones personales, la mayoría de hombres respondió que sus hijos. Poco después, en 1987, una encuesta de la revista Fortune arrojaba el dato de que el 30% de los progenitores masculinos había rechazado ofertas laborales y promociones internas porque aceptarlas hubiera supuesto tener que pasar menos tiempo con su familia.

Estos resultados, inéditos hasta entonces en investigaciones similares, refrendaron un cambio importante en el rol que el padre venía manteniendo en la familia y la paternidad. Si durante décadas percibimos al progenitor masculino como una figura autoritaria y pragmática, en los últimos años la imagen social del padre ha evolucionado considerablemente. El cambio en las condiciones económicas y laborales, la emancipación de la mujer y el relevo generacional son algunos de los factores que explican por qué la imagen del padre es hoy diferente a la que teníamos hace años.

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Sirva el ejemplo del progenitor de ¡Qué bello es vivir!, quizás uno de los padres más emblemáticos de la historia del séptimo arte. Desde entonces, el retrato que se ha hecho de la paternidad en el cine y la televisión ha cambiado considerablemente

Evolucionando con los tiempos

Si una máxima guió el rol del padre durante años, ésa fue la de que un buen hombre mantiene a su familia. La provisión financiera era la principal función del padre en la mecánica familiar, en muchas ocasiones a costa de trabajar largas horas y a expensas de participar activamente en esa misma familia.

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El padre de Matar a un ruiseñor, creado en la novela homónima de Harper Lee, es un viudo a cargo de dos hijos. Si en muchas películas el padre es víctima de la evolución de los tiempos, en este clásico es un padre moderno quien abandera la evolución de los valores.

El progenitor financiero era también a veces el padre autoritario: al pasar menos tiempo en casa, recurría a la autoridad para imponer su criterio. En la época, muchos daban por sentado que un buen pater familias no se involucra demasiado en la educación de sus hijos, con quien incluso conviene mantener una cierta distancia emocional, que se consideraba pedagógica.

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Para la época en que se produjo La gran familia algo estaba cambiando. Aunque cariñoso e involucrado, el padre era aún una figura disciplinaria. El objeto de las travesuras de los niños era su padrino, José Luis López Vázquez; en una película de los sesenta aún 'chirriaba' que un hijo pudiera perder el respeto a su padre.

Aunque muchos progenitores siguen repitiendo el esquema en el que ellos fueron criados, lo cierto es que otros optan, cada día más, por un concepto más amable de la paternidad. En nuestros días, el padre ya no está sólo para mandar y traer el dinero a casa. El cambio de actitudes empezó a verse también en el cine infantil, quizás uno de los géneros en el que más se habla de la familia. El progenitor de Mary Poppins, inspirado en el de la obra de P.L. Travers, encarna en términos sintéticos la propia evolución de la imagen del padre y el hombre. En el filme, empezará siendo una figura profesional y distante para evolucionar a una doméstica y cariñosa que, a su vez, acepta las ideas políticas de su mujer, una sufragista.

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Un pequeña revolución

Con frecuencia aducimos este cambio en la paternidad masculina a resortes psicológicos. La tesis es que los que antes fueron niños vienen escarmentados de un modelo de familia rígido y autoritario. Ahora que son padres, quieren para sus propios hijos una familia menos estricta que aquella en la que crecieron.

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Lo cierto es que en la evolución del perfil del padre también median una pluralidad de cambios sociales y estructurales que en ocasiones, pasan más inadvertidos. La emancipación de la mujer y el fin de su confinamiento en el ámbito doméstico es quizás el factor que contribuye de forma determinante al cambio de los padres. Cuidar de la casa, administrar los gastos domésticos y llevar buena cuenta de cómo progresa la educación de los hijos son competencias que la mujer va delegando poco a poco en la pareja. Aunque en muchas familias la participación equitativa en las tareas del hogar siga siendo una asignatura pendiente, lo cierto es que las profesionales y domésticas ya no son competencias excluyentemente masculinas o femeninas. En Los problemas crecen, por ejemplo, el doctor Jason Seaver trasladaba su consulta a casa porque su mujer había vuelto al trabajo tras 15 años cuidando de sus hijos en el hogar. La evolución de la familia es el gran tema de las sitcoms televisivas

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Otro factor importante es que la tasa de divorcio y separación familiar multiplica la que podíamos encontrar en épocas pasadas. Antes, además, se consideraba que la pareja emocionalmente rota debía mantenerse junta en beneficio de los hijos, mientras hoy los especialistas recomiendan lo contrario: cuando la convivencia se torna insoportable, la separación de los progenitores es, para muchos, la solución que más favorece a los niños

Hasta hoy, el hombre tenía garantizada la dirección de su familia, mientras hoy la institución social goza de un abanico de formas más amplio que no necesariamente incluye la figura paterna. En este sentido, los padres no sólo se han vuelto más afectuosos con sus hijos de forma natural; también son más conscientes de que, para mantener a su familia, necesitan cuidar de ella.

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La experiencia quedó retratada en Los Tenembaums, donde Gene Hackman da vida a un padre ausente que pierde el cariño de sus hijos pero, al cambiar de actitud, obtiene el de sus nietos. Y similar ocurría en Pequeña Miss Sunshine, en la que Greg Kinnear interpreta a un cabeza de familia con dificultades para comunicarse tanto con sus hijos como con su propio padre. La película explora cómo los unos y los otros se relacionan a lo largo de tres generaciones de una misma familia.

En el extremo de esta actitud están los padres amigos, aquellos que pretenden ser cercanos a sus hijos convirtiéndose casi en sus colegas. Carecen de las habilidades sociales y emocionales con que relacionarse con ellos y con frecuencia, se sienten frustrados e incomprendidos. Un ejemplo de este perfil lo tenemos en la sitcom de ABC Modern Family, en la que Ty Burrell interpreta a un padre enrollado. A través de la parodia, la ficción retrata las desventajas de tratar a tus hijos como si fuesen tus amigos.

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Lo cierto, según los expertos, es que ninguno de los extremos es del todo recomendable para ninguna de las partes: el padre que los especialistas de hoy consideran más saludable conjuga el cariño con la figura disciplinaria que en ocasiones demanda la educación de un hijo.

Todos estos cambios no están dirigidos en exclusiva al beneficio de los hijos: los propios padres disponen de un abanico más amplio de opciones a la hora de ejercer como tales. Pueden expresar sus sentimientos con más facilidad, disponen de más libertad a la hora de elegir cómo educar a su progenie y pueden recibir con mayor naturalidad el feedback emocional de los mismos, que no tienen por qué ver en él la figura distante e imperativa que era en el pasado. 

La libertad parental también es mayor en el plano práctico. Después del cine y la televisión, a finales del siglo XX también la prensa de sociedad y los formatos de entretemiento se sumarían al discurso de la familia, lo que reviste su ejemplo de credibilidad. A la normalización de nuevas formas de paternidad contribuyen personajes como Neil Patrick Harris (padre de gemelos junto al actor David Burtka) o el matrimonio Pitt-Jolie (con hijos adoptivos), que hacen visible su situación en los medios de comunicación.

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En 1980, el 60% de los padres que participaron en una encuesta de la consultora Gallup sobre conciliación familiar y laboral declararon que sus familias eran “el elemento más importante de su vida” en ese momento, según Fathers.com. Y a la pregunta de qué era lo que les reportaba más satisfacciones personales, la mayoría de hombres respondió que sus hijos. Poco después, en 1987, una encuesta de la revista Fortune arrojaba el dato de que el 30% de los progenitores masculinos había rechazado ofertas laborales y promociones internas porque aceptarlas hubiera supuesto tener que pasar menos tiempo con su familia.