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¿Decadencia de la sociedad? Con estos ejemplos, parece que sí
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RICOS QUE SE COMPORTAN COMO POBRES

¿Decadencia de la sociedad? Con estos ejemplos, parece que sí

“¿Por qué la palabra fuck aparece constantemente escrita en las revistas de sociedad? ¿Cómo es que el look de la prostituta se ha convertido en una

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¿Decadencia de la sociedad? Con estos ejemplos, parece que sí

“¿Por qué la palabra fuck aparece constantemente escrita en las revistas de sociedad? ¿Cómo es que el look de la prostituta se ha convertido en una tendencia entra las chicas de los barrios residenciales? ¿Por qué los tatuajes son ahora algo chic?”. Éstas son algunas de las preguntas que se hace Charles Murray en su estudio Coming apart: The State of White America 1960-2010, en el que investiga la vulgarización de las clases altas de Estados Unidos que, asegura, han dejado de comportarse como lo que son: clases altas.

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Un fenómeno fácilmente extrapolable a Europa y casi a cualquier región industrializada del mundo, donde las élites sociales lo siguen siendo pese a haber perdido en muchos casos ese discurso propio y distintivo que permitía que, hasta hace unos pocos años, el rico y el pobre pudieran diferenciarse categóricamente de un simple vistazo.

¿Se comportan los ricos como pobres?

Charles Murray basa su argumento en la estadística y la observación histórica y se remonta a la explicación que dio el reputado historiador británico Arnold J. Toynbee acerca de la decadencia de las civilizaciones, que adujo a la proletarización de las élites. En su gigantesca obra A study of HistoryEstudio de la historia, escrita en doce volúmenes durante más de treinta años–, Toynbee expone que durante su fase de crecimiento, las civilizaciones están capitaneadas “por una minoría creativa con mucha seguridad en sí misma y un gran sentido de la virtud, del estilo y del propósito”. Cuando esas sociedades entran en decadencia es porque esta minoría dirigente “renuncia a sus obligaciones ciudadanas”, entre otras reacciones, “y asume como propias costumbres y actitudes propias del proletariado”.

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Pese a que las de Toynbee sean tesis sociológicas no exentas de cierto dramatismo y consideradas por muchos arcaicas, Murray no duda en rescatarlas y reconocer su vigencia en la cultura americana contemporánea. “Mi sorpresa”, expone en su análisis, “vino cuando observé que las clases altas y medias de Estados Unidos adoptaban comportamientos que solían ser distintivos de las bajas”.

La alienación de los ricos

“Muchos puntos de vista filosóficos han hablado no sólo de la alienación de las clases trabajadoras, como también de la alienación de las clases dirigentes”, aclara para El Confidencial Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de La Coruña. “La propia palabra élite está denostada y con frecuencia se usa con fines peyorativos”. “No debe extrañar, en este contexto, que algunos de sus integrantes incluso pretendan hacerse pasar por integrantes de otras clases sociales” más favorecidas por el discurso convencional.

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En esto, apunta el experto, tiene mucho que ver el arraigo de la democracia entre las sociedades occidentales. “En política casi cualquiera puede ser presidente del gobierno”, apunta. “El líder tiende a aproximarse al hombre vulgar” para conseguir el apoyo popular que es, a fin de cuentas, sustento de su posición. En muchos casos, explica, “puede tratarse incluso de una elección de tipo estratégico”.

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La libertad individual

Para José Ramón Pin Arboledas, profesor de IESE, la explicación del fenómeno reside en la exaltación de la libertad individual. “La ideología posmoderna presenta la libertad de la persona como el valor supremo”, explica a El Confidencial. Si antes las élites trabajaban por visibilizar una conducta ejemplar es porque “la ejemplaridad constituía un valor de clase. Hoy, no obstante, hablamos de una ética de la declaración, no de la acción. En sus actitudes individuales, muchos miembros de la élite promulgan unos valores mientras ponen en ejercicio otros muy distintos”. Una contradicción, según Pin Arboledas, que deja de estar sancionada “porque consagra el valor fundamental, que es la libertad individual”.

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Las clases dirigentes, asegura, “han renunciado a la ejemplaridad” para asumir como definitorios criterios de tipo técnico. Según el experto, esto se debe a que las élites están hoy muy especializadas. “La élite económica, por ejemplo, está centrada sólo en conseguir la excelencia en el campo de los negocios, pero ha perdido su conexión con los valores humanistas”. La élite intelectual, por su parte, “sí que puede reivindicar necesidades de tipo ético o moral, pero adolece de la capacidad de acción que sí tiene la económica”. Ya no existe una única minoría dominante fuente de poder, ideología y cultura, sino diferentes élites preocupadas cada una por su propio plano de expresión.

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Algo en lo que coincide Sánchez Cámara, que apunta que “La ejemplaridad nace del reconocimiento, y el reconocimiento hoy no le está reservado a quien actúa acorde a un sistema de valores convencional”, sino más bien a quien ejerce públicamente su libertad individual. “El verdadero valor hoy es la autenticidad: ser uno mismo y no fingir”.

“¿Por qué la palabra fuck aparece constantemente escrita en las revistas de sociedad? ¿Cómo es que el look de la prostituta se ha convertido en una tendencia entra las chicas de los barrios residenciales? ¿Por qué los tatuajes son ahora algo chic?”. Éstas son algunas de las preguntas que se hace Charles Murray en su estudio Coming apart: The State of White America 1960-2010, en el que investiga la vulgarización de las clases altas de Estados Unidos que, asegura, han dejado de comportarse como lo que son: clases altas.