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Así son las Nopo, las cámaras artesanales sin lentes ni electricidad
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proyecto de un joven emprendedor español

Así son las Nopo, las cámaras artesanales sin lentes ni electricidad

Antonio Cañadas es un emprendedor español que acaba de lanzar una marca de cámaras fotográficas de madera sin lentes ni electricidad: las Nopo

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Aunque hoy nos parezca mentira, la fotografía se inventó varias décadas antes de que las ciudades se iluminasen con energía eléctrica. Por eso los primeros estudios fotográficos del siglo XIX solían estar en áticos con grandes ventanales para dejar entrar la luz del sol. Ayudarnos a experimentar la emoción que sentían los pioneros de la fotografía parece ser el objetivo que persigue Antonio Cañadas, un emprendedor que acaba de lanzar una marca de cámaras fotográficas muy especiales: las Nopo.

Estas bonitas cámaras estenopeicas (pinhole en inglés), realizadas artesanalmente en madera, son máquinas reducidas a la mínima expresión. No cuentan con botón de disparo, visor y ni tan siquiera tienen una lente en su objetivo. En su lugar disponen de un orificio cuidadosamente perforado, el denominado estenopo, por el que se filtra la luz a los carretes estándar de 35mm que utilizan. Una tecnología casi idéntica a la que usó Niepce para hacer en 1826 la primera fotografía de la historia.

Cámaras como éstas resultan atractivas para los que quieran descubrir, o reencontrarse, con la fotografía cocinada a fuego lento. Pues las cámaras digitales han traído consigo un enorme número de avances, pero también han provocado que el acto de hacer una foto pierda encanto. Entre otras cosas porque hoy son muchas las fotos hechas y difundidas mecánicamente.También se ha perdido el factor sorpresa que supone no ver la imagen hasta después de ser revelada.

Cámaras como éstas resultan atractivas para los que quieran descubrir, o reencontrarse, con la fotografía cocinada a fuego lento

El azar es algo que explotan al máximo las Nopo, pues sus exiguos controles hacen que cada foto sea relativamente impredecible.Pero la sencillez de estas cámaras es engañosa. Tras ellas hay muchas horas de trabajo.

Tal y como nos explica Antonio Cañadas en la conversación que mantenemos con él, uno de los retos con las Nopo es que sean fáciles de usar. Por eso lleva los últimos seis meses dedicado en cuerpo y alma al diseño y a la fabricación de estas máquinas.

Gran parte de ese tiempo lo ha invertido en pulir detalles como que sea sencillo quitar y poner un carrete. Uno de los problemas con los que se topan los novatos a la hora de hacer sus pinitos con la técnica fotográfica estenopeica.

Detalles que marcan la diferencia

La calidad de imagen es otra de las cosas que marca la diferencia entre las Nopo y las cámaras estenopeicas que cualquiera puede fabricar en casa con diseños que incluso pueden ser descargados de internet.

Los orificios de las Nopo están realizados con bastante precisión, algo fundamental para obtener imágenes nítidas. Para comprobar de lo que son capaces basta con echar un vistazo a las fotos realizadas tanto con la Nopo Pinhole 135 como con la Nopo Pinhole Pan 135. Esta última es panorámica y se basa en el formato de las míticas cámaras Xpan de Hasselblad.

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Cuando le preguntamos a Cañadas quéle empujó a fabricar estas máquinas nos explica que entre otras cosas el interés por trabajar con las manos. Un deseo que probablemente surgió tras las muchas horas pasadas frente a la pantalla de un ordenador montando vídeos en Bruto, la productora que fundó con un compañero de estudios en 2005.

Con la venta de cada cámara se financiará la plantación de una árbol en algún lugar del mundo a través del Grupo Internacional de Reforestación

Pero aunque una de las señas de identidad de las Nopo es que son realizadas artesanalmente, su creador quiere satisfacer sin problemas la demanda que pueda afrontar. Por eso prefiere no dar pasos en falso y ver primero que tal responde el mercado. Una vez que despeje esa duda ha pensado en iniciar una campaña de crowdfunding con la que obtener fondos que le permitan disponer de un local más amplio, mejores herramientas y llegado el caso contratar a algún ayudante.

La sostenibilidad es también una de las cosas que preocupan a Cañadas. Por eso en la construcción de las Nopo usa maderas certificadas y todos los colaboradores pertenecen a la pequeña y mediana industria local. Además, con la venta de cada cámara se financiará la plantación de una árbol en algún lugar del mundo a través del Grupo Internacional de Reforestación (TIST).

En su taller del madrileño barrio de la Latina,las primeras Nopo ya están listas para comenzar a venderse. Aún Cañadas aún está afinando el precio final, aunque nos avanza que se comercializarán en tiendas por unos 150 euros. Eso sí, si alguien está interesado en hacerse ya con una Nopo puede pedirla a través de internet.

¿Sigue siendo rentable la fotografía analógica?

La que fue la mayor empresa de fotografía analógica del mundo, Kodak, hoy es casi sólo un recuerdo. La principal razón de su quiebra vino provocada por el hecho de que la fotografía química ya no era un negocio rentable para una multinacional. Aunque si para algunas pequeñas y medianas empresas.

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El mejor ejemplo es Lomography, que cuenta con una amplia red de tiendas en todo el mundo. También es significativo el caso de Impossible Project, que ha logrado la proeza de que producir película para las viejas polaroids siga siendo un negocio rentable. Otros que siguen explotando el negocio de la fotografía analógica instantánea son Fuji, como tuvimos oportunidad de comprobar recientemente al probar su cámara Instax Neo Classic. También la histórica Ilford, la principal empresa productora de carretes, papel y productos químicos para fotografía en blanco y negro, está logrando salir a flote.

En España hay un puñado de negocios que abastecen a los amantes de la fotografía analógica. Es el caso de las tiendas online Foto-R3 y Sales de Plata, pero también de laboratorios como Interphoto en Madrid. Por su parte, en Barcelona se ha consolidado el festival Revela-T, el único dedicado completamente a la fotografía analógica de los que se realizan todo el mundo.

Aunque quizá la mejor prueba de que la fotografía analógica sigue fascinando la encontramos en nuestro móvil. Sí, hablamos de Instagram. No en vano uno de los grandes secretos de su descomunal éxito son sus famosos filtros, inspirados en la estética melancólica de las imágenes registradas en haluros de plata y no en píxeles.

Aunque hoy nos parezca mentira, la fotografía se inventó varias décadas antes de que las ciudades se iluminasen con energía eléctrica. Por eso los primeros estudios fotográficos del siglo XIX solían estar en áticos con grandes ventanales para dejar entrar la luz del sol. Ayudarnos a experimentar la emoción que sentían los pioneros de la fotografía parece ser el objetivo que persigue Antonio Cañadas, un emprendedor que acaba de lanzar una marca de cámaras fotográficas muy especiales: las Nopo.

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