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La información que compartimos en la red nos hace más vulnerables
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HEMOS BAJADO LA GUARDIA CON LA PRIVACIDAD

La información que compartimos en la red nos hace más vulnerables

“¡Por fin me voy de vacaciones! Un par de semanitas en la playa, qué ganas”. Si tienes una cuenta en Twitter o en Facebook –por mencionar

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La información que compartimos en la red nos hace más vulnerables

“¡Por fin me voy de vacaciones! Un par de semanitas en la playa, qué ganas”. Si tienes una cuenta en Twitter o en Facebook –por mencionar las dos redes sociales más utilizadas- es probable que hayas leído decenas de variantes de este mensaje en las últimas semanas, y seguirás encontrándotelos durante todo el verano. Puede que incluso tú escribas alguno.

¿Y por qué no ibas a hacerlo? Después de todo, es una información personal, sí, pero totalmente inocente, blanca, exenta de peligro… En teoría.  Lo cierto es que la cantidad de información en principio inocua que hay sobre nosotros en internet es ingente, y no es difícil trazar ciertas líneas que nos hacen más vulnerables de lo que creemos.

Fernando de la Cuadra, Director de Educación de ESET España expone a Teknautas el siguiente ejemplo: “en el Boletín Oficial del Estado se registran muchas cosas. Entre ellas, todas las multas que se ponen, con el nombre completo del infractor y su dirección. Antes, el riesgo de que alguien indeseado llegase a esta información era relativamente bajo, ya que solo se editaba en papel. Pero ahora está en internet. Si publicas un tuit en una cuenta con tu nombre diciendo que te vas de vacaciones, y alguien se molesta en buscarte en el BOE, y te encuentra, ya sabe qué casa estará vacía en las próximas semanas”. Así de fácil

Según de la Cuadra, el problema es que no somos conscientes de lo expuestos que estamos cuando participamos en internet, y de que todo lo que ponemos es fácil de encontrar por cualquiera con un poco de interés por hacerlo. “Hablamos mucho del derecho al olvido, pero la verdad es que estamos haciendo muy poco por protegernos”, señala.

Tras la negación de ese derecho al olvido por parte de la Unión Europea, y sobre todo tras el escándalo del espionaje por parte de la NSA, puede que se nos haya caído definitivamente la venda de los ojos en lo que se refiere a la privacidad.

Según el estudio ¿Confiamos en internet?, realizado por el Colegio de Politólogos y Sociólogos para la empresa Prot-On, el 93% de los españoles nunca se ha arrepentido de haber compartido alguna foto en internet. ¿Sabemos protegernos o no somos conscientes de los riesgos?

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Pepe Rocillo, responsable del estudio, cree que nuestra actitud, un poco temeraria, está relacionada con la llamada teoría homeostática del riesgo. Esta teoría, usada para explicar fenómenos de la seguridad vial, ilustra por qué una mejora en la seguridad de un sistema tiene como consecuencia, paradójicamente, más accidentes: la percepción subjetiva de la seguridad aumenta, por lo que asumimos más riesgos que terminan en más siniestros. En internet nos ocurre algo parecido, ya que nuestra percepción de seguridad es mayor -aunque la seguridad objetiva no lo sea- y por lo tanto calculamos menos las consecuencias.

El problema, según explica Rocillo a Teknautas, es que no hemos prestado atención a un fenómeno que ahora nos asusta: la consolidación y la interrelación de nuestra información. “No nos preocupaba que en un sitio estuviesen nuestros datos bancarios, en otro nuestra dirección, en otro nuestro historial médico… Pero ahora nos hemos dado cuenta de que esa información puede ser relacionada por alguien, y eso sí nos inquieta”.

A pesar del altísimo porcentaje de usuarios que no se arrepiente de haber compartido información, lo cierto es que la mayoría -un 60%- no se fía de internet para compartir información confidencial. Las alarmas están sonando y puede que esto suponga un punto de inflexión en la forma en la que exponemos voluntariamente nuestra privacidad en la red.

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Los expertos subrayan la importancia de educarse en temas de seguridad de datos y privacidad en internet, igual que lo hacemos en seguridad vial. “Las autoridades tienen que cumplir las leyes de privacidad, desde luego, pero mientras tanto, tenemos que asumir el control consciente de nuestra información”, señala Rocillo.

Para ello, dan dos claves. De la Cuadra apuesta por las personalidades múltiples en la red. “En Twitter o para el correo electrónico, yo tengo una cuenta personal y otra profesional, y no pongo lo mismo en una y en otra”, explica el experto. Este sistema no es infalible, pero te asegura cierto control de la información. Además, es una lógica extensión de nuestra vida diaria: nadie es igual en su trabajo y con sus amigos.

La encriptación de la información es la opción de Rocillo. “Antes no se hacía porque era más complicado y porque no se consideraba tan necesario, pero ahora existen aplicaciones gratuitas que encriptan documentos con un solo click. Es cuestión de acostumbrarse a hacerlo al enviar mensajes personales", dice, igual que se hace en algunas empresas.

Ambos coinciden en enfocar este esfuerzo educativo en seguridad a los jóvenes: por su edad, los adolescentes son más descuidados y despreocupados y comparten información con mucha candidez, sin pensar en las consecuencias. “En la red no hay rastro de mis salidas universitarias, por ejemplo, pero ahora los estudiantes suben fotos y vídeos de todo. Podemos pensar que no tiene importancia, pero cada vez más departamentos de Recursos Humanos buscan información de posibles candidatos a un puesto entre lo que ellos mismos han publicado anteriormente”, remarca De la Cuadra.

“Muchos padres creen que para controlar la actividad de sus hijos en internet basta con entrar en su habitación de vez en cuando a ver qué están haciendo, y la cosa es mucho más compleja”, explica Rocillo, que subraya la importancia de explicar las consecuencias de exponerse en la red y enseñarles a controlarlo.

La privacidad es un asunto que llevábamos tiempo viendo venir y que ahora ha llegado para quedarse. Si antes fue la compatibilidad entre distintos sistemas, ahora es la preservación de nuestra intimidad lo que demanda nuestra atención, y es de esperar que ése sea el tema que monopolice la conversación global en los próximos años.  

“¡Por fin me voy de vacaciones! Un par de semanitas en la playa, qué ganas”. Si tienes una cuenta en Twitter o en Facebook –por mencionar las dos redes sociales más utilizadas- es probable que hayas leído decenas de variantes de este mensaje en las últimas semanas, y seguirás encontrándotelos durante todo el verano. Puede que incluso tú escribas alguno.