El hombre que inventó la máquina que reconoce llamadas entrantes y no se llevó ni un euro

Este lunes se cumple una semana del comienzo del juicio del año. El que enfrenta a Apple y Samsung por un problema de copias, patentes y (mucho) dinero en juego. Los de Cupertino sostienen que la compañía surcoreana violó sus patentes y copió los diseños del iPhone e iPad. Por su parte, Samsung acusa a Apple de violar algunas patentes para comunicaciones inalámbricas. Apple pide 2.500 millones de dólares y la paralización de las ventas de algunos modelos. Samsung, unos royalties por cada iPhone vendido, concretamente un 2,4% del precio del producto. 

Pero éste no es el primer ni el último juicio por patentes que habrá en la historia. Antes ya han existido otros y con unos veredictos bastante sorprendentes. Es el caso de Nélio José Nicolai. Este brasileño es el inventor de la primera máquina que reconocía e identificaba las llamadas entrantes en un teléfono. Algo que en un principio no pareció muy útil, pero con el tiempo y aplicado al mundo de los dispositivos móviles, se ha convertido en algo imprescindible. Hasta el punto de que no existe actualmente ningún teléfono que no cuente con esta tecnología.

La máquina, a la que llamó Bina (acrónimo de "B identifica al número de A"), fue patentada en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) de Brasil. Sin embargo, el inventor no recibió ni un euro por el uso que se le dio a esta tecnología. La razón que han esgrimido algunos medios es que el autor la patentó tarde, y que otras compañías de Canadá y EEUU se le adelantaron.

Sea como fuere, lo cierto es que algunos analistas consideran que solo en Brasil, Nicolai debería de haberse embolsado alrededor de 5.000 millones de dólares al mes.

También patentó la llamada en espera

No es la única patente que no le ha reportado dinero. Nicolai también patentó la llamada en espera, que avisa al interlocutor que tiene otra llamada entrante durante una conversación telefónica.

Nélio José Nicolai es conocido en todo Brasil por sus inventos pero también por su mala fortuna. Actualmente es un ciudadano de clase media. El creador de Bina sigue esforzándose en patentar otros inventos pero ha reconocido a medios brasileños que no tiene dinero para financiar sus propias investigaciones.