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"Estaba harto de que la gente hablara tan alto por el móvil"
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INHIBIDOR PARA MÓVILES

"Estaba harto de que la gente hablara tan alto por el móvil"

Un lunes más. Se dirige al trabajo y toma la línea de siempre. El bus llega puntual y ocupa un asiento en la parte trasera. El

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"Estaba harto de que la gente hablara tan alto por el móvil"

Un lunes más. Se dirige al trabajo y toma la línea de siempre. El bus llega puntual y ocupa un asiento en la parte trasera. El trayecto es largo, lo suficiente para permitirse una cabezadita. El suave transcurrir del vehículo y el sonido sordo del motor le adormecen. Está a punto de caer en ese agradable estado de sopor cuando un sonido súbito y estridente le pone de nuevo en alerta: dos filas más atrás suena un móvil y su interlocutor inicia una conversación, y no crean que lo hace discretamente.

Los pasajeros alrededor del orador son testigos mudos de los problemas de la amiga al otro lado de la línea de este incómodo pasajero. ¿Realmente tenemos que soportar la conversación a voz en grito de otra persona en un entorno cerrado? Alguien en Estados Unidos pensó que ya bastaba, y ahora está a caballo entre héroe o villano al acabar con las incómodas conversaciones al teléfono en los autobuses portando un inhibidor de frecuencia que no duda en activar

Un problema creciente 

Este anónimo personaje, al que se le conoce únicamente por su nombre, Eric, ha copado portadas de periódicos y ha abierto telediarios en su país al atajar un problema creciente de raíz y decidiendo cuándo se puede hablar o no en un determinado lugar. Nuestro protagonista no dudaba en activar el inhibidor del tamaño de un walkie-talkie (que fue adquirido en Internet), si la conversación de la gente alrededor en su autobús o bar en el que tomaba un café le molestaba.

“La gente habla muy alto”, explica, y al ser preguntado sobre la legalidad o no del dispositivo, argumenta que la que ley no lo especifica claramente. No parece compartir este criterio la cadena de televisión estadounidense CNBC que argumenta que este tipo de dispositivos son ilegales ya que atentan contra la libertad de los usuarios y ponen en peligro la seguridad de los mismos. El problema puede surgir ante una situación de emergencia, en la que el dispositivo inhabilitaría el uso de todos los móviles.  

El problema no es, desde luego, nuevo. Si lo recuerdan, desde estas líneas nos hicimos eco de la detención de una pasajera que molestaba al resto de los viajeros con su conversación con el móvil a voz en grito, y que acabó entrerejas. Y es que cada vez son más los móviles y cada vez hay más gente que lo usar sin pudor en cualquier circunstancia.

Ante este problema, los inhibidores de frecuencia están cobrando un creciente protagonismo en Estados Unidos y su uso se está extendiendo en cines, teatros o incluso colegios. Pero, ¿qué precio se paga por la tranquilidad? La FCC -organismo que regula el espacio radioeléctrico en aquel país- observa con preocupación el éxito de estos dispositivos. Se trata básicamente de un problema de seguridad ¿Qué ocurre si alguien tiene que llamar a la policía en una situación de emergencia? 

El debate está en la calle, o siendo más precisos, en la red. ¿Es este hombre un héroe o un villano? Las redes sociales y los blogs reparten comentarios en todas direcciones: los hay quienes están hartos de aguantar la falta de pudor o educación ajenos y aplauden la iniciativa, pero también quienes ven esta acción como una inadmisible intromisión en la libertad de expresión de cada uno. Y en medio de este debate, nuestro protagonista, encantado de estar en el ojo del huracán: “Estoy orgulloso de lo que hice”, afirma encantado.

Un lunes más. Se dirige al trabajo y toma la línea de siempre. El bus llega puntual y ocupa un asiento en la parte trasera. El trayecto es largo, lo suficiente para permitirse una cabezadita. El suave transcurrir del vehículo y el sonido sordo del motor le adormecen. Está a punto de caer en ese agradable estado de sopor cuando un sonido súbito y estridente le pone de nuevo en alerta: dos filas más atrás suena un móvil y su interlocutor inicia una conversación, y no crean que lo hace discretamente.