Megaupload, un triple aviso a navegantes en la Red

La intervención y bloqueo de Megaupload, la página reina de las descargas vía web, ha conseguido dos efectos inmediatos en todo el planeta conectado. Por un lado, su sacrificio en los altares mediáticos ha convertido su 'muerte' en una gigantesca operación publicitaria contra las descargas ilegales en Internet y la conciencia de millones de usuarios que solamente consumían su contenido gratuitamente sin preocuparse por su procedencia.

Ahora muchos lo harán, una gran mayoría ha constatado que las autoridades también actúan y otros incluso descubrirán que hay prácticas ilegales por muchos abrazos al discurso de la gratuidad en el conocimiento. La generalizada 'autojustificación' ('no debe ser malo si sigue funcionando...' ) ya no es cierta. "También existen webs para descargarte números y pin de tarjetas de crédito a la vista de todos... Y no es legal", señalaba ayer un directivo de una tecnológica española.

Por otro, la industria discográfica y del cine ha perdido el poco sentido común que les podía quedar tras aplaudir la intervención como si se hubiese solucionado alguno de sus problemas. Ni se van a llenar los cines, ni volverán a funcionar los videoclubs. Tampoco las tiendas de discos, ni librerías.

Es imposible para la digitalización

La industria de contenidos, tal y como fue en el pasado, sigue moribunda ante la imparable era de la digitación. Y debe desaparecer o transformarse porque frena el desarrollo de la música y pretende controlar en la sombra qué contenidos consumimos, qué artistas triunfan y cuánto debemos pagar por ello. Esto ya no es así, y no será así, por eso la industria debe 'descabezarse' y renovar a los gestores que siguen empeñados en volver al pasado.

Una oferta de calidad-precio en Internet puede y, probablemente, será suficiente para acabar con el problema de la piratería a través de la Red. Después de tanto tiempo parece la única vía. Como demostraron en España hace poco tiempo los detractores de la Ley Sinde, la creación de un sitio online a través del que pueda descargarse una canción, una película o un libro es muy rápido e imparable.

Basta un simple documento de word, una cuenta de Twitter o hasta un usuario de Facebook para que aparezca un enlace con el contenido. Por tanto, el cierre de Megaupload es solo la muerte de un mosquito en una legión de ellos y quienes interpretan que se ha dado un golpe a la piratería se equivocan de raíz.

Una tercera y última derivada que se puede obtener del caso Megaupload. La Justicia ha actuado. La acción judicial, ejecutada por el FBI, ha acabado con la página de descargas y compartición de archivos Megaupload, algunos de cuyos intercambios violaban los derechos de autor de los grandes estudios de Hollywood y de las discográficas.

"Megaupload ha sido retirado sin que la SOPA sea ley. Ahora imaginaos que podría pasar si se aprueba. El Internet como lo conocemos terminará". Las palabras de una de las cuentas en Twitter vinculadas al colectivo Anonymous, que el viernes derrumbó algunas redes web en EEUU vinculadas al Gobierno y la industria musical, tampoco están exentas de buenas razones.