Cuidado con las 'tablets ganga'

No hace tanto de ello, pero antes, en plena expansión de la telefonía móvil uno acababa saliendo del supermercado con un móvil, o bien se lo encontraba en alguna promoción en la que se le regalaba uno al comprar una moto. El teléfono móvil se convirtió en el furor del momento y las marcas se apuntaron pronto a esta tendencia como gancho para promocionar sus productos.

Hemos comenzado 2012 y es difícil evitar la comparación ¿no se ha convertido el tablet en un nuevo estímulo para captar clientes? Es el producto de moda. Todo el mundo quiere hacerse con uno, aunque no tengan muy claro para qué lo quieren. Sin embargo, esta fiebre por hacerse con un tablet puede llevar al usuario a encontrarse con una desagradable experiencia al encontrarse con un producto que no funciona correctamente.

“Los usuarios no quieren tablets, quieren iPads”

Todo comenzó, haciendo un poco de memoria, cuando Steve Jobs saltó al escenario el 27 de enero de 2010 con el misterioso dispositivo en la mano. Fue mirado con desconfianza por buena parte del mercado y los analistas, pero pronto se convirtió en un fenómeno de ventas y de ahí, a una auténtica fiebre que estamos viviendo en este momento. Apple creó la moda con su producto, pero ahora el usuario se enfrenta a una compleja situación: el iPad es un tablet caro y como sustitución, recurre a las tabletas low cost con resultados, en muchas ocasiones, desastrosos.

Los estudios reflejaban claramente esta situación: el consumidor quiere hacerse con un iPad pero su bolsillo le empuja a comprar sucedáneos, que los hay, y muchos. No nos estamos refiriendo a los tablets de gama alta que compiten en la misma categoría que la tableta de Apple, sino al atomizado universo de dispositivos chinos que surgieron con profusión en el mercado.

¿Cuáles son las decepciones con las que se encuentra el usuario una vez adquirido el sucedáneo? La OCU las especifica en un artículo del que podemos extraer varias conclusiones. La falta de aplicaciones, versiones de sistema operativo no optimizadas para el hardware y una frase que nos resulta evidente pero que se hace necesario recordar: “la tentación del precio esconde una baja calidad” Vamos, que nadie da duros a pesetas y mucho menos en el mundo de la tecnología.

La Organización de Consumidores y Usuarios pone el dedo en la llaga en la fragmentación: los diferentes tablets en el mercado equipan en muchas ocasiones distintas versiones de Android, todas ellas y a falta de que se extienda Ice CreamSandwich, optimizadas para su uso en smartphones. Ante semejante variedad, encontrar aplicaciones que funcionen correctamente y aprovechen el hardware del equipo resulta una labor hercúlea.

Y luego está la calidad. Que nadie se lleve a engaño: un tablet de menos de 200 euros difícilmente puede ofrecer la misma experiencia de uso que uno de 500 y por ello sería recomendable una reflexión previa antes de efectuar la compra. No hay gangas y si se quiere un buen rendimiento hay que pagar por ello.

Amazon ha encontrado, no obstante, un buen equilibrio con su Kindle Fire: un tablet low cost con un rendimiento aceptable. Eso sí, basándose en dos máximas: un interfaz personalizado para acabar con los problemas de la fragmentación, y un precio económico basado en la venta de contenido y las economías de escala. En cualquier caso, tampoco se vende en España, al menos por el momento.