Es noticia
La fiesta de los musulmanes tampoco frena la violencia en Siria
  1. Mundo
EL ALTO EL FUEGO QUEDA SIN EFECTO

La fiesta de los musulmanes tampoco frena la violencia en Siria

La tregua se construyó con pies de barro y en pocas horas acabó por desmoronarse. Dos coches bomba, nuevos enfrentamientos y un saldo cercano a los

Foto: La fiesta de los musulmanes tampoco frena la violencia en Siria
La fiesta de los musulmanes tampoco frena la violencia en Siria

La tregua se construyó con pies de barro y en pocas horas acabó por desmoronarse. Dos coches bomba, nuevos enfrentamientos y un saldo cercano a los 200 muertos, según la oposición, es el balance a mitad del alto el fuego de cuatro días que aceptaron a regañadientes el régimen y los rebeldes.

El pasado miércoles el enviado especial de la ONU para Siria, Lejdar Brahimi, anunció que ambas partes consentían cesar temporalmente los combates, coincidiendo con la Fiesta del Sacrificio, la celebración más importante para los musulmanes. Pero el acuerdo nació ya herido. La milicia rebelde del Frente al Nusra, en la que se integran combatientes yihadistas, se desmarcó del pacto; mientras que el Gobierno mostró sus reservas.

Finalmente, un día después el régimen acató oficialmente la propuesta de Brahimi. El Ejército sirio fue el encargado de emitir un comunicado en el que se reservaba, no obstante, ciertas condiciones. Las Fuerzas Armadas actuarían si los “terroristas atacan, fortalecen sus posiciones o reciben suministro de armas o personas desde fuera o dentro del país”, rezaba el texto.

Éste fue el argumento que empleó el régimen para responder a la explosión de un coche bomba que se produjo el viernes en un barrio de Damasco. Los militares volvieron a dirigirse a la nación para justificar su respuesta “en los focos hostiles donde persisten los grupos armados”. Los enfrentamientos se extendieron por la mayor parte del territorio, con especial virulencia en la ciudad oriental de Deir al Zur, Damasco y Alepo. Según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), ese día murieron cerca de 150 personas, 58 de ellos civiles.

El guión se repitió también este sábado, cuando otro coche bomba sacudió Deir al Zur. Los opositores señalaron que cerca de una decena de personas murió tras el estallido y los posteriores enfrentamientos con la Policía. Mientras, en Alepo otra veintena de personas falleció como consecuencia de los combates entre los rebeldes y una milicia kurda partidaria de Bashar Al Assad, según el OSDH.

Los rebeldes declararon que el Ejército ha aprovechado además el supuesto alto el fuego para trasladar artillería pesada y reforzarse en las zonas más conflictivas, según informa Efe. El número dos del Ejército Libre Sirio, Malek Kurdi, reconoció a la agencia española que la “tregua fracasó antes de comenzar”.

Intentos infructuosos

El nuevo cese de los combates corre la misma suerte que ya tuvieron intentos anteriores. La Liga Árabe, el cuarteto de países musulmanes (Egipto, Irán, Turquía y Arabia Saudí) que intentan mediar en el conflicto y, sobre todo, el anterior enviado especial de la ONU para Siria, Kofi Annan, han pretendido sin éxito frenar el derramamiento de sangre como primera condición para buscar una salida a la crisis. El Nobel de la Paz abandonó en agosto pasado el puesto, aceptando el fracaso de su cometido.

Poco después el argelino Lajdar Brahimi, que sustituyó a Annan en el cargo, asumía que una solución diplomática para Siria constituye una misión “prácticamente imposible”. Desde entonces, Brahimi ha mantenido una intensa actividad, celebrando reuniones con Al Assad y el resto de partes implicadas. Pero el anuncio de la nueva tregua parece más un ejercicio de voluntarismo que un indicio del fin de la violencia.

El régimen sirio continúa con la represión, al tiempo que intenta ofrecer un rostro amable. Días antes de la tregua, el Gobierno declaró una amnistía para todos los presos, con excepción de los “terroristas”, como denomina a los rebeldes desde que comenzó el conflicto. El pasado viernes la televisión pública siria proyectaba el rostro sonriente de Bashar Al Assad, en su visita a una mezquita de Damasco, con ocasión de la Fiesta del Sacrificio. Poco después, el imam se dirigía a los fieles apelando a la unidad del país contra los “planes enemigos que pretenden dividir a la patria”. 

La tregua se construyó con pies de barro y en pocas horas acabó por desmoronarse. Dos coches bomba, nuevos enfrentamientos y un saldo cercano a los 200 muertos, según la oposición, es el balance a mitad del alto el fuego de cuatro días que aceptaron a regañadientes el régimen y los rebeldes.