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Alemania se conciencia por fin de su grave problema de imagen en la UE
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OFENSIVA DE EXTERIORES… A PESAR DE MERKEL

Alemania se conciencia por fin de su grave problema de imagen en la UE

La República Federal por fin ha comprendido que tiene un problema grave de imagen exterior. Que detrás de los montajes con la canciller o el ministro

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Alemania se conciencia por fin de su grave problema de imagen en la UE

La República Federal por fin ha comprendido que tiene un problema grave de imagen exterior. Que detrás de los montajes con la canciller o el ministro de Finanzas vestidos de nazis y rodeados de esvásticas, de los insultos y de los comentarios y editoriales críticos con la canciller hay un resentimiento cada vez mayor hacia su política europea muy invasiva, muy unilateral y muy inflexible. Y que el euroescepticismo rampante en muchos países de la UE da aún más alas a esos estereotipos, prejuicios y falsas nociones sobre Alemania y Europa.

En Berlín empiezan a ser conscientes de que están muy solos en las alturas del poder europeo, con Sarkozy metido en harina electoral y sin ningún sustituto serio para el eje franco-alemán. Se lamentan algunos comentaristas de que vuelven los fantasmas del pasado (el Tercer o el Cuarto Reich -como comentaba ayer Mc Coy- , términos como los “alemanes malos y arrogantes”, el “Diktat”, la “Dama de Hierro”, etc). Conceptos que pueden empañar el análisis racional del presente y las proyecciones de futuro. También se percibe un cierto hartazgo ante el hecho de que otros países con posiciones igualmente duras y fundamentalistas en el asunto de la crisis de deuda (Finlandia, Holanda o Austria) se esconden detrás de las anchas espaldas de Alemania, para que sea sólo ella la que haga siempre el papel del poli malo con la porra dispuesta.

A Angela Merkel, en récords históricos de popularidad dentro de casa, esos fantasmas del pasado y esas críticas seguramente no le quitan el sueño. Su objetivo es imponer sus criterios a toda costa, evitar que los contribuyentes alemanes tengan que pagar más de lo estrictamente necesario y no enfadar demasiado al Bild Zeitung -que es mucho más que un periódico populista-, ni al Bundesbank, cada vez más preocupado con los efectos inflacionistas de la política de barra libre que aplica desde hace meses el Banco Central Europeo. Probablemente le dejan fría especialmente las afirmaciones de quienes piensan que Alemania se ha convertido en parte del problema y no en la clave de la solución.

Una Alemania que no escucha lo suficiente

No opinan lo mismo los politólogos y los expertos del Ministerio de Asuntos Exteriores, quienes esta semana han presentado un documento con el título “ Explicar Europa, Discutir Europa”. El titular de Exteriores ,Guido Westerwelle, va a ser el encargado de intensificar los contactos y los viajes a las principales europeas, entre ellas Madrid, para detallar y hacer más comprensibles las posiciones de su gobierno, que son básicamente las siguientes:

-queremos transmitir de nuevo el valor de Europa: Europa como una comunidad de valores que garantizan nuestro bienestar;

-el proyecto europeo atraviesa su crisis más profunda. En algunos socios han surgido de nuevo los miedos a una Alemania superpoderosa. Por eso es preciso reconducir el debate en la dirección correcta, buscando cuáles son los valores sobre los que se ha construido Europa. Europa necesita una refundación;

-Europa sigue siendo un proyecto común de solidaridad entre los más fuertes y los más débiles;

-el euro, a pesar de la crisis actual, es nuestra oportunidad de futuro;

-los costes financieros, políticos y humanos de una no-Europa serían demoledores. Ningún país perdería más que la propia Alemania. Económicamente estamos mucho más orientados a Europa que cualquier otro país de la UE. Europa es la respuesta definitiva a “la cuestión alemana”;

 -sin Europa estamos abocados a perder presencia y peso en el mundo;

-hablar sobre Europa significa para nosotros sobre todo escuchar.

Este punto es quizá el más novedoso porque refleja, al menos desde la visión de la diplomacia alemana, que es justamente lo que no se ha hecho en los últimos años y meses. Es también una manera de reivindicar el papel de los ministerios de Asuntos Exteriores europeos, relegados a un segundo o tercer plano en la gestión de la crisis actual por el protagonismo casi absoluto de los primeros ministros y los titulares de Economía y/o Finanzas.

Sería deseable que Berlín se mostrara a partir de ahora más comprensivo con las dificultades y los serios problemas que atraviesan algunos de sus socios, aunque sólo sea para no tener que seguir aguantando insultos y reproches. Y que en el discurso oficial volviera a aparecer el concepto solidaridad, ahora tan escaso. Y la solidaridad se demuestra, entre otras cosas, viajando a los países donde los programas de recortes están creando dramas en las familias y tensiones en las calles para intentar explicar sobre el terreno los propios puntos de vista. A Atenas no ha viajado últimamente nadie desde Berlín, pero tampoco a otras capitales europeas con problemas como Madrid, Dublín o Lisboa. Sólo los miembros de la Troika visitan regularmente Atenas, y  son vistos allí como los agentes de la Dama de la Guadaña.

Queda por ver si esta iniciativa es una pieza más de propaganda oficial o un documento que no va a salir mucho más allá de las paredes del Auswärtiges Amt, la sede de la diplomacia germana.Y de muy poco servirán estas 13 páginas de documento con sello del Ministerio de Asuntos Exteriores si en la Cancillería Federal hacen como si nunca hubiera existido y siguen, erre que erre, adoctrinando y poniendo de cara a la pared a quien discrepa de sus puntos de vista.

La República Federal por fin ha comprendido que tiene un problema grave de imagen exterior. Que detrás de los montajes con la canciller o el ministro de Finanzas vestidos de nazis y rodeados de esvásticas, de los insultos y de los comentarios y editoriales críticos con la canciller hay un resentimiento cada vez mayor hacia su política europea muy invasiva, muy unilateral y muy inflexible. Y que el euroescepticismo rampante en muchos países de la UE da aún más alas a esos estereotipos, prejuicios y falsas nociones sobre Alemania y Europa.