El Ibex sobrevive a otro año de locura y salva los muebles 'in extremis'

Si hace exactamente un año parecía que la tormenta que había caído sobre los mercados era insuperable, 2012 ha demostrado que nunca se puede decir eso de 'a peor ya no puede ir'. El Ibex ha acabado cayendo un 4,6% y comenzará 2013 en los 8.167 puntos. Y dando gracias, porque podría haber sido una sangría tendiendo en cuenta que en julio llegó a estar por debajo de los 6.000.

Poco hacía pensar en enero que el año se iba a desarrollar así. De hecho, los analistas auguraban un buen comportamiento de la bolsa en 2012 y daban, incluso, revalorizaciones del 20% a doce meses vista y un selectivo por encima de los 10.000. Todo era optimismo después de que un recién llegado Mario Draghi a la presidencia del Banco Central Europeo bajara los tipos de interés hasta mínimos históricos del 0,75% e inyectara hasta un billón de euros en dos operaciones de liquidez extraordinarias para los bancos con plazo de tres años, el llamado LTRO.

Transcurría así un primer trimestre de optimismo, que llevaba al Ibex a rozar los 9.000 puntos en febrero y situaba a los mercados en una tendencia lateral con muy poca volatilidad. Pero la alegría en la casa del pobre dura poco y en vista de que los políticos no estaban cumpliendo su parte del trato, acometiendo profundas reformas con la premura que era de esperar, Draghi dio un golpe en la mesa y en abril volvió a prender la mecha de los mercados tras asegurar que las reformas de Mariano Rajoy eran insuficientes y que el mercado esperaba más.

 

En ese momento, la prima de riesgo española volvía a dispararse y el Ibex entraba en caída libre. España se veía arrastrada entonces por una espiral bajista hasta situarse al borde del colapso absoluto en julio. El selectivo marcaba mínimos anuales en los 5.956 puntos básicos el día 24 mientras el mundo entero estaba pendiente de un inminente rescate de la cuarta economía de Europa e, incluso, la que asumían inevitable ruptura del euro. 

Con la situación completamente descontrolada y los políticos europeos barriendo cada uno hacia su casa, Draghi dio un golpe en la mesa para provocar un giro de 180º en el segundo semestre del año. Sólo una frase fue suficiente: "el BCE está dispuesto a hacer todo lo necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente". A partir de ahí se inició la recuperación.

Si en la primera mitad del año el Ibex había perdido más de un 30%, en los siguientes cinco meses recuperó un 38% con todos los valores salvo Popular en positivo y revalorizaciones superiores al 50% para entidades como BBVA, Bankinter o Sabadell, después de ser precisamente los bancos los más castigados por los inversores.

Llegados a este punto, el pasado está ya muy atrás y toca mirar hacia adelante. Después de vivir, otra vez, un año peligrosamente, los analistas apuestan a que esta vez si, 2013 va a ser el año de la bolsa.