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El año en el que la prima de riesgo entró hasta en los mercados de abastos
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ESPAÑA, CONTRA PRONÓSTICO, LOGRA LLEGAR A 2013 SIN RESCATE

El año en el que la prima de riesgo entró hasta en los mercados de abastos

En mayo de 2010, cuando Grecia tuvo que ser rescatada y Bruselas le dio un aviso al entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero para que empezara

Foto: El año en el que la prima de riesgo entró hasta en los mercados de abastos
El año en el que la prima de riesgo entró hasta en los mercados de abastos

En mayo de 2010, cuando Grecia tuvo que ser rescatada y Bruselas le dio un aviso al entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero para que empezara a aplicar políticas de austeridad, los expertos aseguraban que España no se podía permitir una prima de riesgo por encima de 200 puntos básicos mucho tiempo. Cuando en junio los superó, los 300 puntos básicos significaban un rescate seguro. Llegó julio de 2011 y los 300 puntos básicos, y el límite se subió a 400. Octubre hizo cambiar de idea y se fijó en los 500 el momento del colapso. El 24 de julio de 2012, la prima de riesgo española cerró en 638 puntos básicos. A 31 de diciembre de 2012, ni ha habido rescate ni se lo espera a corto plazo.

Si hay algo que demuestre la importancia que ha tenido y va a tener 2012 en la historia de los mercados, es que en este año que acaba la prima de riesgo se ha colado hasta en las tertulias de supermercado, ha abierto telediarios y, a pesar de tratarse de una figura extremadamente técnica, ha pasado a formar parte del día a día de los españoles. "Estamos mejor, la prima ha bajado a 383 puntos" se ha podido oír en más de una ocasión en un bar cualquiera de nuestra geografía.

Este año, las subastas del Tesoro ha ocupado un lugar protagonista cada martes y jueves que ha habido emisión. Si en el primer trimestre del año los titulares destacaban las reiteradas caídas de las rentabilidades y la superación de objetivos, en el segundo ocurría todo lo contrario y las portadas internacionales abrían con el repunte descontrolado de los intereses que España tenía que pagar para colocar su deuda.

Enero comenzaba con los mercados como una balsa de aceite. Gracias al efecto carry trade provocado por la inyección extraordinaria de liquidez del Banco Central Europeo de un billón en total, que llevaba a los bancos a comprar bonos a manos llenas aprovechando que tomaban prestado del banco central al 1% para financiar al Tesoro a un 3%, 4% o 5%..., la secretaría dependiente del Ministerio de Economía hacía caja por lo que pudiera ocurrir.

Y los peores temores se hicieron realidad. En abril, el presidente del BCE, Mario Draghi, viendo que los políticos europeos se empezaban a dormir en los laureles, volvía a encender la mecha asegurando que las reformas que estaba emprendiendo Mariano Rajoy eran insuficientes. A partir de ese momento, el país entró en una espiral de pánico que lo colocó en primera línea de fuego de los inversores hasta terminar al borde del abismo en julio, cuando el rescate de la cuarta economía de Europa parecía inevitable.

En aquel momento, nadie habría dado un duro porque España acabara 2012 con un colchón de 11.157 millones de euros para 2013. No en vano, el empujón que pegó en lo que a financiación se refiere en el primer trimestre del año permitió al Tesoro capear el temporal que se formó en los mercados entre abril y agosto. Después, la relajación de las tensiones gracias a la intervención del BCE, que se comprometió a comprar deuda periférica y a hacer todo lo necesario para evitar una ruptura del euro, permitió al Estado volver a poner la máquina de financiación a pleno rendimiento hasta acabar finalmente el año con excedente de caja. 

España, que se asomó con más de medio cuerpo al precipicio, llega a 2013 con un diferencial respecto al bund alemán de 399 puntos básicos y una rentabilidad del bono a diez años del 5,3%, más que buena si se compara con el 7% que se llegó a pagar en julio cuando todo el mercado descontaba que el país no iba a poder hacer frente a sus vencimientos en octubre. 

Ahora toca mirar al futuro y a un 2013 marcado por un calendario de marcado carácter político, primero con unas elecciones en Italia y el riesgo de que vuelva al poder Silvio Berlusconi tras la dimisión de Mario Monti. En septiembre, con las alemanas, de acuerdo con las cuales va a venir marcado el devenir de los acontecimientos y es lo que probablemente retrase el rescate de España, de ser necesario, a otoño. No cabe duda de que la deuda española, para bien o para mal, volverá a ser protagonista de las informaciones.

En mayo de 2010, cuando Grecia tuvo que ser rescatada y Bruselas le dio un aviso al entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero para que empezara a aplicar políticas de austeridad, los expertos aseguraban que España no se podía permitir una prima de riesgo por encima de 200 puntos básicos mucho tiempo. Cuando en junio los superó, los 300 puntos básicos significaban un rescate seguro. Llegó julio de 2011 y los 300 puntos básicos, y el límite se subió a 400. Octubre hizo cambiar de idea y se fijó en los 500 el momento del colapso. El 24 de julio de 2012, la prima de riesgo española cerró en 638 puntos básicos. A 31 de diciembre de 2012, ni ha habido rescate ni se lo espera a corto plazo.