Guerra de rezos en Granada ante la Virgen: “Los musulmanes se ríen de nosotros”

Granada, 35 grados a la sombra a las 20:00.

—¡Viva España! —grita una señora devota de la Virgen en la plaza del Triunfo cuando ve a un joven con una bandera de España que lleva detrás un Sagrado Corazón de Jesús.

—¡Viva! —responde, muy rápido, Jesús, de 24 años, estudiante de Ingeniería Química.

—Venimos a rezar el rosario, no a hacer política, que lo vea todo el mundo —precisa la señora.

—Esto no es política, es la bandera del Sagrado Corazón —contesta Jesús, que enseña la bandera. También lleva un rosario negro en la mano derecha. Posa delante del monumento de la Inmaculada Concepción. Dice que va a misa todos los días.

Los convocantes preveían “ser 25”, aseguran, y al final son 250, según la Policía Nacional. Granada ha estallado en una guerra de rezos a los pies de la Virgen. En este mismo lugar, el alcalde socialista autorizó que los musulmanes rezaran en pleno Ramadán. “El sitio más adecuado es su mezquita o el Palacio de los Deportes. La Inmaculada Concepción es católica y este no es un sitio para que manifiesten su fe. Los musulmanes se están riendo de nosotros".

Sin el respaldo del Arzobispado

La iniciativa no cuenta con el respaldo del Arzobispado de Granada. No hay (al menos no se identifica) ningún religioso. Tampoco ninguna monja. Los convocantes (abundan las mujeres) apenas quieren hablar con los medios y, entre corrillos, se refieren al terrorismo en Europa. En concreto, a los atentados de Londres. “Mi hija me ha dicho que estaba a 10 minutos del atentado”, dice una. “Oye, que el periodista nos está oyendo”, alerta otra señora. “No pasa nada, no queremos ocultar nada, venimos con un rosario a dar un testimonio, nada más”.

Suben la escalinata y toman un pequeño megáfono que no cuenta con demasiada potencia. Alguien quiere protestar contra el alcalde. “Aquí venimos con la Virgen. Hemos venido a rezar y no nos liemos. Marta, vamos ya, porque lo que queremos es dejarnos de política. ¿Quién va a empezar?”. En el edificio situado en una parte de la plaza, al final de la Gran Vía, hay un gigante cartel que recuerda la beatificación de Fray Leopoldo.

Empieza el rosario. Llega más gente. Un furgón y tres efectivos de la Policía Nacional están atentos por si ocurre algo. Animan a que los congregados estén más unidos. “Quien quiera rezar el rosario, que se acerque un poco”. Roberto García, abogado, de 27 años, ha ido al acto acompañado de su amigo Manuel García, de 25 años, estudiante de Historia del Arte. “Somos católicos laicos y no pertenecemos a ningún partido político”, asegura. “No hay tolerancia con el cristianismo, no se respeta nuestra tradición”, explica Roberto.

Yo respeto toas las religiones, pero exijo también que me respeten. Si a mí me invitaran a rezar el rosario a una sinagoga, diría que no

Acabado el rezo, que dura media hora, María Luisa, de 68 “espléndidos” años, que está junto a su marido, se proclama contenta con los que están aquí, pero lamenta que mucha gente se haya quedado en casa “por comodidad, por cobardía o miles de cosas, por ‘buenismo’. Yo me he convocado a mí misma, como católica, y siempre que puedo vengo aquí a rezar el rosario a la Virgen. Lo que me parece mal es que el alcalde los haya convocado aquí. Yo respeto todas las religiones, pero exijo también que me respeten. Si a mí me invitaran a rezar el rosario a una sinagoga, diría que no”.

El debate continúa con Josefina Alonso, de unos 70 años. “¿Qué pasaría si nos vamos frente a su mezquita a comer cerdo en el Ramadán? Que no puede ser… Tienen que respetar a los cristianos y nos están masacrando por todos lados”. No se calla. Ahora contra el Sumo Pontífice y la autoridad eclesial. “Y los peores”, prosigue, “son los de la Iglesia, que se callan como zorros. Me refiero al arzobispo, al Papa y a todos. Son todos unos cobardes y unas gallinas. Nos están vendiendo a los musulmanes”.

"Cobardes" que no creen en Dios

Josefina se enciende, se indigna cada vez más. “Tenía que haber venido un sacerdote para representar a la Virgen, que es la principal, la que nos va a salvar, y todos se han echado para atrás como cobardes y no creen en Dios; están todos cogidos por la masonería”. Otra señora intercede: “Vamos a no generalizar. Y a mí no me importa que los moros vengan a rezar siempre y cuando haya una reciprocidad en sus países, y como no la hay…”. Josefina continúa: “La Iglesia dice dos cositas para cumplir y ya está. Debería decir las cosas más claras”.

No paran de hablar las dos mujeres, que parece que acaban de conocerse. La compañera de rezos de Josefina cree que con el 'buenismo' de la Alianza de Civilizaciones “nos van a comer”. “Nuestra civilización se va a ir al traste. La civilización europea, que es cristiana, desde hace muchos años, la quieren quitar e imponer la suya. Aquí el alcalde les da propaganda a los islamistas y quitan el crucifijo de las escuelas. Enseñan el árabe, el islam, o lo que sea, para que dentro de cuatro años o hacemos lo que ellos nos digan o nos cortan el cuello”. Y enseña un vídeo que tiene en su WhatsApp: “Mira lo que están poniendo los cristianos. ¿Lo lees bien? Pues eso”.

Los católicos siguen con sus rosarios en la mano. Algunos se van a la verja y siguen rezando a la Virgen, de rodillas. A lo lejos se divisa el Albaicín. Allí, junto al Mirador de San Nicolás, donde Bill Clinton observó en 1997 un atardecer de ensueño, se encuentra la Mezquita Mayor. “El imán no está. Envíe un 'mail”, contestan a este diario. En el centro, en la Plaza Nueva, turistas japoneses caminan hacia el Paseo de los Tristes absolutamente ajenos a esta guerra de rezos.