Los armarios de la M-30 siguen arrojando pufos: faltan paneles, cámaras, ventiladores...

Los túneles de la M-30 siguen guardando sorpresas. El lunes comienza en Madrid una comisión de investigación sobre la megaobra de la época de Alberto Ruiz-Gallardón, y el ayuntamiento (Ahora Madrid) sigue encontrando cosas sorprendentes en los expedientes. Una de ellas es que ha desaparecido un panel luminoso valorado en 20.000 euros —está en los planos pero no en los túneles—. Irónicamente, fue bajo ese luminoso bajo el que Gallardón inauguró uno de los túneles en 2006. También falta un enorme ventilador que cuesta unos 200.000 euros y hay bocas de incendio cuyo coste se multiplicó por cuatro durante el proyecto. El consistorio señala a Emesa, la empresa de Ferrovial y ACS que gestiona los túneles gracias a un modelo de gestión que solo en costes financieros ha costado 500 millones de dinero público, según el ayuntamiento.

"Siempre ha habido la sospecha de que de lo certificado en las obras a lo que realmente se ejecutó había un abismo. Con el hormigón y los movimientos de tierra ya es imposible comprobarlo, pero con las instalaciones sí se puede. Lo que pagasen debía estar en su sitio", explican fuentes municipales. Pues no todo está en su sitio. Una de las cosas que falta es un "panel de mensaje variable". Se trata de un enorme luminoso que estaba en el túnel que conecta la M-30 en sentido sur con la carretera de Valencia.

El cartel ya no está. "Se ven perfectamente los agujeros del anclaje del panel al techo"

El destino ha querido que fuese bajo ese luminoso donde el 3 de abril de 2006 el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, inauguró uno de los túneles, de los primeros. Junto a él estaba Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr. El túnel, construido por esta empresa, costó 63,5 millones —el total de la M-30 rondó los 5.000 millones—. "Es un presupuesto importante, pero es que el túnel es importante. Y cuenta con los más modernos sistemas de seguridad", dijo Gallardón, según recogió El País. El cartel ya no está. "Se ven perfectamente los agujeros del anclaje del panel al techo. Hay registros de su instalación, pero desde 2014 hasta ahora desaparece. Mi sospecha es que un camión o algo lo golpeó y decidieron no volver a ponerlo porque aunque es poco dinero ahorran al céntimo", explica una fuente conocedora de los entresijos de la obra. En los manuales de los operarios, ese panel sigue existiendo. Figura bajo la fórmula 08RE59PMV01. Hace referencia al ramal (08RE), su posición dentro de él (59) y las siglas PMV de panel de mensaje variable.

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Rafael Méndez

La clave de los desmanes está, según el ayuntamiento, en la forma elegida para construir la M-30. Para que no computara como déficit público —algo que finalmente no coló—, el ayuntamiento decidió que fuese una empresa, Calle 30, la encargada de los túneles. El ayuntamiento posee el 80% de la firma y dos constructoras, Dragadosy Ferrovial, se reparten el 20% restante en la Empresa de Mantenimiento y Explotación de la M-30 SA (Emesa). La sociedad mixta tiene como fin “la realización de obras de reforma y mejora en la vía de circunvalación M-30 y en las infraestructuras y espacios relacionados con la misma” y “la gestión, explotación, conservación y mantenimiento de la vía de circunvalación M-30 y sus infraestructuras y espacios relacionados”.

Emesa recibe el dinero del ayuntamiento para operar los túneles, pero el consistorio sospecha que ha habido descontrol también en esas partidas. Que Emesa exageraba los costes de mantenimiento y operación que luego cargaba al ayuntamiento mientras recortaba sobre el terreno. Así aumentaba el beneficio para los socios privados: Ferrovial y Dragados (del Grupo ACS). Hay por ejemplo un ventilador enorme de los que cuelgan del techo de los túneles que tampoco está en su sitio y nadie sabe qué ha pasado con él. Cuesta unos 200.000 euros.

Fuentes conocedoras de las interioridades mercantiles explican más irregularidades. Hay discrepancias en el número de cámaras de vigilancia que hay en los túneles y los inventarios de explotación de la sociedad, según dichas fuentes. También hay anomalías con las bocas de incendio. En algunas bocas de incendio, por ejemplo, el presupuesto se multiplicó por cuatro. No es que pusieran más bocas de incendio sino que a mitad de proyecto el coste de cada boca subió de 379 euros a 860, algo que se aprobó mediante un modificado para autorizar los sobrecostes.

La falta del panel, del ventilador y las anomalías con las cámaras y bocas de incendio se suman a otras irregularidades denunciadas por el consistorio y que no han sido desmentidas ni por la empresa ni por el anterior equipo municipal, del PP. El equipo del concejal de Hacienda, Carlos Sánchez Mato, denunció que pese a que la M-30 solo tiene una estación meteorológica, Emesa cobraba por el mantenimiento de 10 de ellas. Además, cobraba por mantener los semáforos a pesar de que la tarea la realiza el ayuntamiento. En 2007, Emesa se comprometió a instalar y mantener un sistema de gestión y control del alumbrado a cielo abierto de la M-30. Pese a haber cobrado tres millones, las obras comenzaron a final del año pasado a petición del consistorio. El ayuntamiento examina también el complejo juego de proyectos complementarios, modificados y certificaciones de obra con los que se ampararon sobrecostes que, afirman, llegan al 60% en algunos casos.