Vida plena arrebatada
La socialista Meritxell Batet despide a la exministra de Defensa en una sentida carta en la que destaca que "ser mujer, socialista y catalana no le ponía alfombra roja a su paso"
Nos llegó la noticia de la muerte de Carme y todavía no me he hecho a la idea. Nos encontramos por casualidad en la calle hace unos días, y la vi con las mismas ganas de siempre de hablar de política, la vi con la preocupación por el futuro del país y del partido. La vi feliz de estar con nuevos proyectos y de poder dedicar más tiempo a su hijo Miquel. Dejar la primera línea y ser dueño de tu agenda te libera de ese sentido de culpa que, al menos a las mujeres, nos acompaña siempre.
Todos conocemos su trayectoria profesional. Carme Chacón trazó nuevos caminos y aportó luz y pasión en todo lo que hizo. No sabía lo que era una entrega a medias. Se daba y se daba por entero. Lo hizo como concejal, en su querida Esplugues del Llobregat, como diputada en el Congreso, donde defendió el mundo de la cultura o un nuevo sistema educativo de consenso con la pasión que le era innata. Muchos son los agradecimientos que quedan pendientes y que hoy, aunque lleguen tarde, vale la pena hacer. Hoy podemos recordar cómo impulsó en el Congreso una escuela infantil. Todos los funcionarios y personal de la casa y también algunos diputados pudimos disfrutar de este servicio gracias a su impulso.
Hoy podemos recordar su aportación más humana desde el Ministerio de Defensa, con la Ley Orgánica de Derechos y Deberes de las Fuerzas Armadas o la renta básica de emancipación desde la cartera de Vivienda. Ser mujer, socialista y catalana no le ponía alfombra roja a su paso, y aún así, y a pesar de las críticas e incluso los insultos más descarnados, encontraba motivos para seguir luchando por lo que creía: acabar con las injusticias y el sufrimiento social o encontrar formas y maneras para que los catalanes y catalanas quisiéramos seguir construyendo un futuro juntos con el resto de españoles.
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A su lado te olvidabas de esa fragilidad congénita. Al contrario, ha sido para muchos y sobre todo muchas, ejemplo de fortaleza, de compromiso y de convicciones profundas. Forzó mucho la máquina, porque no tenía tiempo que perder. No le interesaba pasar por la vida, sino que la vida pasara por ella. Así ha sido, así permanecerá en nosotros.
Nos llegó la noticia de la muerte de Carme y todavía no me he hecho a la idea. Nos encontramos por casualidad en la calle hace unos días, y la vi con las mismas ganas de siempre de hablar de política, la vi con la preocupación por el futuro del país y del partido. La vi feliz de estar con nuevos proyectos y de poder dedicar más tiempo a su hijo Miquel. Dejar la primera línea y ser dueño de tu agenda te libera de ese sentido de culpa que, al menos a las mujeres, nos acompaña siempre.
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