El Gobierno aprueba hoy los recortes sin ningún apoyo y con el Congreso blindado

El Gobierno se enfrenta hoy en el Congreso a la convalidación parlamentaria de sus decretos de subida de impuestos y nuevos recortes aprobados por el último Consejo de Ministros. Lo hace con el Congreso blindado para protegerse de las manifestaciones y con el exclusivo respaldo de su mayoría absoluta (que le basta y sobra), pero enfrentado a la oposición de izquierda y otra vez con CiU a la contra y no de perfil.

Cristóbal Montoro y Luis de Guindos se medirán con Alfredo Pérez Rubalcaba, que sale con el objetivo de convencer esta vez a su bancada. Los portavoces del Ejecutivo vuelven a contar con la ventaja del pasado del líder del PSOE, que tuvo responsabilidades de gobierno hasta en el 'decretazo' de Felipe González contra el seguro de paro, allá por 1992.

Mariano Rajoy arrancó la legislatura con la compresión y apoyo de los nacionalistas catalanes para sus primeras reformas de calado económico como la reforma laboral, pero al entrar en materia de subida de impuestos y control del déficit en las comunidades autónomas, CiU deja solo al Gobierno frente al bloque compuesto por PSOE, IU, UPyD y el resto de los nacionalistas.

El Ejecutivo no esperaba otra cosa. De hecho, el equipo económico estará más pendiente esta mañana de la colocación de deuda pública en el mercado que del 'desmarque' económico de sus eventuales aliados parlamentarios. En fuentes del grupo parlamentario reconocen que la sesión será otro desagradable ejercicio para intentar explicar que el Gobierno carece de margen de actuación sobre las medidas que toma porque obedecen a las urgencias recaudatorias para cumplir el objetivo de déficit fijado y a la necesidad de cumplir con las 'recomendaciones' de la UE.

El PSOE confirmó ayer que será su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se oponga desde la tribuna a los decretos defendidos por Cristóbal Montoro y Luis de Guindos: subida del IVA, recorte de ingresos para los funcionarios, rebaja en las prestaciones del desempleo y demás medidas de urgencia tomadas el pasado viernes por el Gobierno. Es el nuevo toro que el dirigente socialista se ha pedido para levantar la pobre imagen que dio ante parte de su partido en la réplica parlamentaria a Rajoy cuando anunció en la Cámara las líneas generales de sus medidas contra el déficit público.

El pasado de Rubalcaba

A Rubalcaba le piden algunos socialistas que haga una oposición más dura mientras en el Gobierno esperan que no se apunte a 'incendiar las calles' al estilo griego porque sería un problema añadido al drama de la imagen de un país al borde de la intervención completa y oficial. De la subida del IVA podrán discutir lo justo. Rubalcaba era ministro (Interior) del anterior Ejecutivo, que lo subió (2010), Rajoy y Montoro se destacaron entonces por rechazar ese impuesto tan 'injusto' que ahora suben más que nadie. Pocas veces ha habido más contradicciones en materia fiscal en tan poco tiempo entre dos partidos de gobierno.

Rubalcaba ha estado además en los gobiernos de Zapatero que impulsaron los estatutos de autonomía de 'tercera generación' que tanto han contribuido a elevar el derroche de los gobiernos autonómicos a las actuales cotas de déficit. Los ministros pueden tirar del pasado político del secretario general del PSOE para frenarlo en casi cualquier crítica igual que Rubalcaba tiene fácil argumentar que el Gobierno del PP arrasa con el programa electoral del PP.

Además del historial político más reciente y conocido del líder socialista, en el Grupo Popular manejan episodios más remotos. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, citó en su defensa desde la tribuna del Congreso el 'decretazo' del Gobierno de Felipe González en 1992 sobre el entonces llamado seguro de paro. La cuantía de la prestación pasó del 80% de la base de cotización al 70 en los seis primeros meses y del 70% al 60 en el resto del periodo de cobro. Y la duración pasó de la mitad del periodo de cotización a la tercera parte del mismo (para seis meses de paro antes se necesitaban 12 meses de cotización, luego 18 meses).

Aquella reforma le costó al Ejecutivo socialista en su guerra con los sindicatos otra huelga general. Rubalcaba ya tenía responsabilidades de gobierno. Ese año le empezó como secretario de Estado de Educación y le terminó, ascendido por González, como ministro del mismo departamento. No tuvo que votar la reforma porque no era diputado.