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La semana en la que Rajoy sólo pudo rezar
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EL PRESIDENTE, EVOCANDO A ZAPATERO, NO ENTIENDE QUÉ MÁS PUEDE HACER

La semana en la que Rajoy sólo pudo rezar

Fue la gota que colmó el vaso. Madrid, la Comunidad mimada del PP, reconoció ayer, la jornada en que se aprobaba el anteproyecto de la Ley de Transparencia,

Foto: La semana en la que Rajoy sólo pudo rezar
La semana en la que Rajoy sólo pudo rezar

Fue la gota que colmó el vaso. Madrid, la Comunidad mimada del PP, reconoció ayer, la jornada en que se aprobaba el anteproyecto de la Ley de Transparencia, que su déficit de 2011 duplica lo anunciado anteriormente (del 1,13% al 2,21%). Triste colofón a una semana trágica.     

“Ya no podemos hacer más. Hemos seguido al pie de la letra el guión que nos marcaron. Incluso hemos ido más allá… Ahora les toca a ellos: o nos ayudan a salir del pozo o tiramos la toalla”. Las palabras de una persona de Moncloa denota la desesperación de la semana más difícil (por el momento) que ha vivido Mariano Rajoy. Siete días en los que la prima de riesgo tocó el umbral de rescate, se hundió Bankia y se amenazó con intervenir las cuentas de Andalucía porque las medidas del Gobierno parecen no tener el más mínimo efecto. “No podemos hacer más”, insiste la fuente.

“Es como el día de la marmota. Todos los lunes los mismos mensajes negativos pese a que cada viernes hemos venido aprobando medidas a cual más dura”. El sentimiento en el equipo económico del Gobierno volvía a repetirse el pasado lunes. Cruzaban los dedos: en el último Consejo de Ministros se había presentado el segundo plan de reforma financiera de Luis de Guindos. “Por supuesto, tenía la bendición de Bruselas”, insisten las fuentes. Una ‘bendición’ lograda días antes de que se presentase el plan en Moncloa con un ‘discreto’ viaje del propio De Guindos a Milán y a Berlín a recibir el ‘nihil obstat’ del Comisario Europeo Oli Rehn y del presidente del BCE, Mario Draghi.

Pese a ser un alumno disciplinado, “estoy haciendo reformas y ajustes que no me gustan lo más mínimo, pero es lo que toca”, los que cruzaban los dedos en el entorno de Rajoy vieron con impotencia este lunes cómo la historia se repetía una semana más. La prima de riesgo comenzaba su escalada hasta cotas (507 puntos básicos) que en su día supusieron el rescate de Portugal. “No es culpa nuestra, son los mercados que no se fían de la Europa del euro y de la crisis griega”. Curiosamente, el argumento (“son los mercados”) es el mismo que usó un noqueado Rodríguez Zapatero cuando la crisis de la prima del pasado verano.

Una fuente que vivió aquellos acontecimientos al lado del ex presidente del Gobierno reconoce el paralelismo de lo que vive Rajoy con lo que sintió Zapatero. “Incomprensión, desconcierto, frustración… y hasta indignación cuando tras reunirse con las autoridades europeas y otros líderes haces a pie juntillas lo que te mandan y ves que no sirve para nada. Entonces, el presidente se cuestiona ¿para qué?”. Es lo que debió pensar Rajoy cuando, tras reunirse con Mario Draghi en Barcelona, este le dictó la nacionalización de Bankia y, diez días después, la firma se despeñaba en Bolsa…

“La obsesión de Zapatero, como ahora la de Rajoy, es que España no sea intervenida. Te preguntaba a todas horas y en cualquier lugar, en Londres o en Pekín, cómo iba la Bolsa, cómo está la prima… ‘Soy un adicto de la prima’, decía. Son los presidentes del Gobierno, llenos de recursos y de resortes, y no entienden cómo no pueden apagar el incendio. Es más, no saben cuál es el foco del fuego, sólo sabes que lo arrasa todo”, dice la fuente. “Es vital entonces el círculo del presidente, y en ese aspecto, creo que Rajoy está aún más maniatado con Zapatero. Éste tuvo a Bernardino León, que le abrió muchas puertas internacionales; José Enrique Serrano… Rajoy se apoya en Jorge Moragas o Álvaro Nadal, que aún está muy verde”. El jefe de la Oficina Económica es el encargado de la línea directa con Alemania.

Rajoy, en medio de esa incomprensión que antes vivió Zapatero, en su despacho de Moncloa ha mantenido una “frenética” actividad que contrasta con el mutismo público. “Habla a menudo con Merkel o con Draghi”, aseguran desde su Oficina. Los acontecimientos de estos días le llevan al borde del abismo, hasta el punto de que, por fin, habla en los pasillos del Congreso en miércoles. Con la prima de riesgo en 500, Rajoy se ‘desnuda’: pide, a la gallega, públicamente ayuda a Europa. “Hemos hecho los deberes. Ahora, Europa debe mandar un mensaje sólido a los mercados”. No pasa de ahí, antes de volver a los tópicos, pero su entorno le traduce: el BCE debe apoyar el euro.

El jueves se va a gastar la última bala. El Gobierno reúne a los consejeros autonómicos para plasmar otro de los mandatos de Bruselas: el límite de gasto autonómico. Entre los ‘barones’ del PP aumentan los celos. Alguno está “cansado de que nos cuelguen el muerto de la crisis. Estamos con el agua al cuello, haciendo más de lo que podemos, y encima se protege y se ‘tapa’ a uno cuyas cuentas nunca están entredicho porque tiene elecciones cerca o a otra porque es la secretaria general del partido”, dicen a El Confidencial. “Además –insisten el jueves antes de la reunión con Montoro- esto es un paripé. Las cuentas ya están enviadas a Bruselas en un papel”. Lo que le faltaba a Rajoy: la rebelión en sus propias filas… Pero al final, se envía el mensaje a Bruselas: aprobadas, in extremis, el recorte del gasto autonómico.

Ya no hay más mensajes que mandar. El Gobierno no tiene más balas que gastar. Se ha recortado el presupuesto, se han subido los impuestos incumpliendo las promesas, se ha hecho la reforma financiera que se ha llevado por delante al amigo Rodrigo Rato… Rajoy, como antes Zapatero, rumia su suerte en Moncloa. “Es un sitio muy frío. Allí, cuando acaba el día y los colaboradores se van, se queda el presidente solo con la familia. Obsesionado con la situación: cinco millones de parados, la prima subiendo, nada parece atajar el incendio… Y las paredes de Moncloa se te vienen encima”. Sólo queda volver a cruzar los dedos.

Fue la gota que colmó el vaso. Madrid, la Comunidad mimada del PP, reconoció ayer, la jornada en que se aprobaba el anteproyecto de la Ley de Transparencia, que su déficit de 2011 duplica lo anunciado anteriormente (del 1,13% al 2,21%). Triste colofón a una semana trágica.     

Mariano Rajoy