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Las heridas del Congreso rompen al PSOE andaluz antes de las autonómicas
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CHAVES Y GRIÑÁN NI SE SALUDAN Y EL PORTAVOZ SEVILLANO CAMBIA SU VOTO

Las heridas del Congreso rompen al PSOE andaluz antes de las autonómicas

¿A quién se le ha ocurrido organizar el congreso en Sevilla? Era una de las preguntas que se hacía un grupo de delegados andaluces mientras recogía

¿A quién se le ha ocurrido organizar el congreso en Sevilla? Era una de las preguntas que se hacía un grupo de delegados andaluces mientras recogía su credencial. Se temían lo peor, que el congreso federal se convierta en una bomba y el lugar menos adecuado para estallar sea Andalucía, la comunidad que dentro de unas semanas se va a enfrentar a unas elecciones definitivas para el PSOE.

Los delegados llegan en autobuses y miran el techo del hotel Renacimiento, en la Isla de la Cartuja, como si buscasen el cometa a cuya cola agarrarse para sortear el abismo. No tienen cara de votar a uno u otra. Y por los pasillos camina sin perfil ni gesto Marcelino Iglesias, el responsable de que el congreso salga bien. Marcelino está como estaba Landelino cuando era presidente del Congreso de los Diputados, expuesto, sin gesto, sin ademán, sin un desliz que pudiera hacer pensar a alguien que tiene una inclinación hacia uno de los dos en liza. A Iglesias le ha sentado muy mal la frase de Rodríguez Ibarra, “Chacón es Zapatero con faldas”, y la califica cuando menos de inaceptable. La salida de pata de banco del extremeño tiene todas las “virtudes”  propias de quienes han apoyado a Rubalcaba, empezando por el reportaje de El País: suelen conseguir el efecto contrario. Y en los aledaños del Congreso federal había como una mala cara femenina sin distinción de a qué candidato pensaba votar cada cual, con especial malestar en Micaela Navarro, la consejera andaluza de Griñán que con más claridad se ha pronunciado por el ex ministro. Carme Chacón, por si acaso, ayer iba en pantalones.

¿Dónde están los coches oficiales?

El efecto principal del 38 congreso federal ha sido su respeto por el tráfico. En este congreso se puede aparcar. Los delegados, la jet del partido, los que llevan las cámaras detrás, en la mayoría de los casos ya no tienen coches oficiales. Las delegaciones de Extremadura o Castilla-La Mancha tienen en pública subasta los vehículos, han perdido el poder, y los sevillanos se lo agradecen. No hay tantos chóferes ni guardaespaldas comiendo en el bar y mirando de reojo a sus jefes del  poder para saber cuándo tienen que dejar el pincho a medio tomar. Sobriedad.

Marcelino Iglesias presume mucho de sobriedad, le repite a todo el mundo que el material con el que se ha decorado el 38 congreso es reciclado, proviene de la conferencia que celebró el partido en Madrid, antes de las elecciones de noviembre. Sobriedad… Pero ¿qué pueden pensar los que piensan mal de un congreso que se hace con material reciclado y sus dos aspirantes pertenecían al anterior Gobierno?

Empiezan los saltos y “traiciones

Los delegados siguen entrando, siguen buscando la cola de la cometa que les permita volar sobre el desastre, ¿a quién se le ocurrió poner el congreso en Sevilla? Y en eso que empiezan los saltos, las traiciones y desplantes. Se confirma que Juan Espada, portavoz socialista del Ayuntamiento de Sevilla, ha dado el salto, antes era partidario de Rubalcaba y ahora prefiere a Chacón. Revuelo. La gente empieza a mirar de reojo a ver por dónde salta cada cual. Los recuentos de los precandidatos tiemblan, ¿quién será el próximo que salte? Manuel Chaves, presidente del partido, pasa cerca de Griñán. No hay saludos. La frialdad es como un mal que se extiende con la ola glacial siberiana que ha puesto a Sevilla a cero grados horas antes de la reunión. Frialdad entre quienes perdieron el poder y culpan a otros, entre quienes militan en una u otra orilla en esta recta final hacia nadie sabe dónde en la que se juega el control del partido y con ello la supervivencia en la escena política.

Marcelino Iglesias seguía expuesto, pero más expuesto aún estaba Griñán. El compañero Pepe Griñán, elegido presidente del cónclave, miraba como mira Griñán cuando no se fía de lo que ve, y parecía tener un especial empeño en que no se le notara hacia qué lado de la disputa meneaba el dedo índice cuando hablaba. El malestar por su “exquisita neutralidad” seguía presente en algunos ánimos y, por si acaso, alguien quería extender un rumor que parecía proceder de la orilla de Chacón. Dicen que si gana Rubalcaba, Griñán se puede plantear su candidatura a la Junta, ¡a menos de dos meses de las elecciones autonómicas! Todo apunta a que hay quien quiere meterle miedo a los delegados que miran la cola de la cometa para que apoyen a Carmen.

La aparición del compañero José Luis

En cualquier caso, Sevilla es de Chacón, al margen de cómputos de delegados. Cuando Rubalcaba se bajó del AVE, a primera hora de la mañana, tuvo motivos para darse cuenta de que se le habían adelantado. Era como se la ciudad conservara aún los restos de una fiesta, de esa especie de despedida de solteros en que Carme Chacón convirtió la ciudad del congreso la noche antes celebrando una victoria que daba ya por segura. Tal vez fuera el efecto ganador al que se refería Rubalcaba, pero Chacón se había dado cuenta de que, aunque se trate de un congreso federal, el epicentro de los mensajes es la sede física donde se celebra, y Sevilla estaba ayer como de resaca por la fiesta de la precandidata.

Poco antes del mediodía llegaba Zapatero. Fue como si apareciera alguien cuya foto estaba perdida en el capítulo gris de la historia. El compañero José Luis defiende esta tarde el informe de su gestión. Ya está aprobado. Qué se puede debatir de algo que hace siglos ya que está en la historia, ni siquiera habrá quien recurra a la memoria histórica para ello. Entraron los grandes próceres del partido, iban todos los que salen en la tele, y algunos delegados volvieron a mirar al techo del Hotel Renacimiento buscando la cola de la cometa para saltar del abismo en el que las circunstancias han puesto al partido que Alfredo y Carmen quieren gobernar.

¿A quién se le ha ocurrido organizar el congreso en Sevilla? Era una de las preguntas que se hacía un grupo de delegados andaluces mientras recogía su credencial. Se temían lo peor, que el congreso federal se convierta en una bomba y el lugar menos adecuado para estallar sea Andalucía, la comunidad que dentro de unas semanas se va a enfrentar a unas elecciones definitivas para el PSOE.