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Chacón consigue que el público que acude al desfile no se entere de la presencia de Zapatero
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NADIE SE ENTERÓ NI DE CUÁNDO SALÍA NI LLEGABA A LA GRADA

Chacón consigue que el público que acude al desfile no se entere de la presencia de Zapatero

Unos tímidos abucheos a Rodríguez Zapatero seguidos de fuertes aplausos a Su Majestad el Rey cerraron el desfile de la Fiesta Nacional celebrado esta vez en el

Foto: Chacón consigue que el público que acude al desfile no se entere de la presencia de Zapatero
Chacón consigue que el público que acude al desfile no se entere de la presencia de Zapatero

Unos tímidos abucheos a Rodríguez Zapatero seguidos de fuertes aplausos a Su Majestad el Rey cerraron el desfile de la Fiesta Nacional celebrado esta vez en el eje Atocha-Colón, con las tribunas de autoridades medio escondidas entre los árboles de la Plaza de Neptuno, a más de quinientos metros del público. El dispositivo o  blindaje ideado por el ministerio que dirige Carmen Chacón para que los ciudadanos ni se enteraran de cuándo llegaba o salía el presidente del Gobierno funcionó con eficacia militar: sólo al final, por deducción y a bulto pudo a silbar o gritar el público que quiso hacerlo como ocurría en los últimos años.

La operación estuvo muy bien diseñada: llegada del jefe del Ejecutivo en coche y pronto por un lateral del Museo del Prado (cerrado a los ciudadanos, por supuesto), discreción absoluta de la megafonía que no lo citó en ningún momento, fotógrafos y cámaras con tiro en diagonal a unos 350 metros, tres hermosos cipreses delante de la tribuna de prensa y una larga conversación previa con autoridades semioculto en otra tribuna lograron que Zapatero pasara desapercibido antes de subir a la zona de autoridades. Sólo la primera fila de la banda de la Guardia Civil se pudo enterar de que estaba allí.

Después, Zapatero siguió el desfile bastante aburrido, aunque entre el paso de una y otra unidad terrestre aprovechó para intercambiar impresiones con el presidente del Senado, Javier Rojo, que se sentó a su lado. Pasó el último trago de asistir a su último desfile y lo hizo bastante más cómodo que en ocasiones anteriores, tanto las paradas de la Fiesta Nacional como en las del Día de las Fuerzas Armadas donde Chacón no le había podido aislar tan bien.

Invitados ilustres

El desfile de la Fiesta Nacional se cerró con pocos incidentes, muchos invitados y grandes ausencias. Con casi todos los ministros y altos cargos presentes en las tribunas, así como Alberto Ruiz Gallardón, Esperanza Aguirre o Mariano Rajoy, la Familia Real al completo llegó puntual antes del comienzo de la parada militar.

Don Juan Carlos, debido a su estado de salud, tuvo que pasar revista sobre un coche, y no a pie como es tradicional. Sin embargo, en esta ocasión estuvo acompañado tanto por la Reina Sofía como por los Príncipes de Asturias, los duques de Palma y la duquesa de Lugo. Todos ocuparon su puesto en las gradas instaladas en la plaza Neptuno.

Una de los momentos más curiosos de este inicio fue la animada conversación entre Rubalcaba y Rajoy antes del comienzo del desfile. Ante la atenta mirada de la mujer del dirigente popular, Elvira Fernández, mantuvo una conversación durante 15 minutos. Posteriormente, y quizás por caprichos de protocolo, se sentaron juntos en la grada de autoridades separados únicamente por la esposa de Rajoy. En esta charla también participó en un primer momento el portavoz 'popular' en el Senado, Pío García Escudero, que, tras unos minutos, abandonó a los dos candidatos para ocupar su lugar en la tribuna, una fila más atrás, junto a la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que también saludó a Rubalcaba.

Entre las ausencias, la más llamativa fue la de José Blanco, en la picota mediática desde hace semanas por el presunto cobro de comisiones. También faltaron otros ministros como Leire Pajín, Valeriano Gómez o Rosa Aguilar. Entre los presidentes autonómicos no ocuparon su puesto en la grada, Artur Mas, el lehendakari Patxi López o el socialista José Antonio Griñán.

Nuevo recorrido y pantalla gigantes

El último desfile militar estrenó un nuevo formato de recorrido, desde Atocha a la Plaza de Colón, que aumentó en unos 600 metros su longitud y que contó por primera vez con una decena de pantallas a lo largo de su extensión que permitió a más ciudadanos presenciar algunos actos centrales de la celebración.

A pesar de estas modificaciones, la parada militar de 2011 mantuvo la austeridad que caracterizó al desfile del año pasado. Así, frente a los más de 4.000 militares y 200 vehículos que solían participar en el desfile en años anteriores, en 2010 se optó por reducir su número (tanto el de efectivos como de vehículos y aeronaves) y en este 2011 se siguió en esa tónica.

Según los datos aportados por el Ministerio de Defensa, en la parada de este miércoles participaron más de 3.000 efectivos, 147 vehículos y hasta 55 medios aéreos. Así se consiguió organizar un desfile un 20 por ciento más barato que el de 2008, según el departamento que dirige Carme Chacón, que se mostró dispuesta a facilitar la cifra concreta de gasto posteriormente al desfile.

Unos tímidos abucheos a Rodríguez Zapatero seguidos de fuertes aplausos a Su Majestad el Rey cerraron el desfile de la Fiesta Nacional celebrado esta vez en el eje Atocha-Colón, con las tribunas de autoridades medio escondidas entre los árboles de la Plaza de Neptuno, a más de quinientos metros del público. El dispositivo o  blindaje ideado por el ministerio que dirige Carmen Chacón para que los ciudadanos ni se enteraran de cuándo llegaba o salía el presidente del Gobierno funcionó con eficacia militar: sólo al final, por deducción y a bulto pudo a silbar o gritar el público que quiso hacerlo como ocurría en los últimos años.

Carme Chacón