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Repsol se cita con Standard & Poor's el día 22 para evitar su caída a bono basura
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reunión vital para el futuro del grupo

Repsol se cita con Standard & Poor's el día 22 para evitar su caída a bono basura

La compañía se reúne con la agencia de calificación financiera dos días antes de la celebración del consejo de administración, que podría adoptar medidas adicionales para capear el temporal

Foto: El presidente de Repsol, Antonio Brufau. (EFE)
El presidente de Repsol, Antonio Brufau. (EFE)

Pocas veces la reunión anual entre una compañía y el medidor de su solvencia tuvo tanta trascendencia. Los protagonistas de este encuentro son Repsol y Standard & Poor's (S&P), que el próximo día 22 mantendrán un encuentro vital para la petrolera española, amenazada por la agencia de calificación financiera. La compañía intentará presentarle una serie de medidas para evitar su degradación a bono basura, lo que la dejaría fuera de los mercados de capitales en un momento crucial para el sector.

Fuentes próximas a Repsol han confirmado la fecha de la reunión con S&P, que ya el pasado 22 de enero lanzó el primer aviso a las principales empresas de la industria petrolera, al poner en perspectiva negativa los 'ratings' de la propia empresa española, de BP, Eni SpA, Statoil y Total, al tiempo que rebajó la nota de solvencia a Royal Dutch Shell.

Lo que hizo S&P con su ‘creditwatch negative’ fue amenazar con un descenso de la calificación crediticia por la previsión a la baja del precio del petróleo para los próximos años. Una tendencia de la que ya nadie tiene duda, por la vuelta al mercado de los barriles producidos por Irán y por la menor demanda de crudo de Estados Unidos, al autoabastecerse con el 'shale gas'. Pocos creen en volver a ver al crudo por encima de los 100 dólares durante un largo periodo de tiempo.

De hecho, la propia agencia de 'rating' revisó el pasado 12 de enero a la baja sus estimaciones de precios para el Brent, situándolo en 40 dólares el barril para este año, en 45 dólares para 2017 y en 50 dólares para el siguiente ejercicio. En este escenario, tendrán que moverse las petroleras, que, como Repsol, ya han comenzado a tomar decisiones drásticas.

S&P se reunirá con Miguel Martínez, director financiero de la petrolera española, apenas dos días antes de que el consejo de administración apruebe el miércoles 24 de febrero los resultados del conjunto de 2015. En esa cita, actualizará datos, como su perfil de producción, la evolución de las sinergias con Talisman, la reducción de las inversiones y el programa de venta de activos. El grupo participado por Caixabank y Sacyr ya ha anunciado unas provisiones contables de 2.900 millones de euros, que le provocarán entrar en pérdidas, y la adopción de medidas adicionales de recortes de gastos.

Plan de ajuste

De esta manera, Antonio Brufau, presidente de Repsol, y Josu Jon Imaz, consejero delegado, se presentarán al consejo de administración con al menos la percepción de lo que Standard & Poor's hará oficial durante la primera quincena de marzo. Un informe que será crucial y que podría llevar a la compañía a ir incluso más allá en su plan de ajuste.

Fuentes del sector no descartan que Repsol se vea forzada a adelantar alguna desinversión antes de su reunión con la agencia de calificación para calmar los ánimos o que, una vez producido el encuentro, no tenga más remedio que echar abajo una de las dos líneas rojas que hasta la fecha mantiene inquebrantables. Por una parte, la venta de un trozo de su 30% de Gas Natural, operación que cuenta con el apoyo de varios de los consejeros, y por otra parte, la reducción del dividendo.

El grupo ya ha anunciado unas provisiones contables de 2.900 millones, que le provocarán entrar en pérdidas, y medidas para recortar gastos

Tras el saneamiento anunciado, Repsol cerrará 2015 con unas pérdidas estimadas de unos 1.200 millones de euros. Por su parte, el beneficio neto ajustado del grupo se calcula que se sitúe en los 1.850 millones de euros, un 8% más con respecto a 2014 y superando las previsiones realizadas el pasado mes de octubre, cuando hizo público un plan estratégico que el brutal descenso del petróleo ha convertido en papel mojado.

Si perdiese lo que se conoce como 'investment grade' o calificación de empresa segura para invertir, Repsol se enfrentaría a un grave problema, puesto que aún debe emitir 3.000 millones en bonos para financiar la compra de la canadiense Talisman. Operación complicada a día de hoy por la caída brusca del valor de la petrolera, tanto en la bolsa como en el mercado de renta fija.

Pocas veces la reunión anual entre una compañía y el medidor de su solvencia tuvo tanta trascendencia. Los protagonistas de este encuentro son Repsol y Standard & Poor's (S&P), que el próximo día 22 mantendrán un encuentro vital para la petrolera española, amenazada por la agencia de calificación financiera. La compañía intentará presentarle una serie de medidas para evitar su degradación a bono basura, lo que la dejaría fuera de los mercados de capitales en un momento crucial para el sector.

Repsol Gas natural Josu Jon Imaz
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