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Las cinco lecciones de la dura resaca de la Reserva Federal y China
  1. Economía
LOS MERCADOS SUFRIERON UN DURO CORRECTIVO

Las cinco lecciones de la dura resaca de la Reserva Federal y China

Tras mes y medio de festival alcista, los mercados sufrieron ayer un duro correctivo. Sobre todo, para el campeón de las subidas de las últimas semanas,

Tras mes y medio de festival alcista, los mercados sufrieron ayer un duro correctivo. Sobre todo, para el campeón de las subidas de las últimas semanas, el Nikkei japonés, que se dejó más de un 7%. Pero, más allá de la magnitud de las caídas, la resaca de los miedos de la Reserva Federal (Fed) y de los malos datos de China dejaron en herencia cinco lecciones que no conviene olvidar por lo que pueda ocurrir en el futuro.

1. Los bancos centrales no pueden ni deben estar siempre

Si las dudas acerca de cuándo reducir los estímulos –que no retirarlos ni subir los tipos- es capaz de desatar una ola vendedora que provoca que un índice como el Nikkei se desplome un 7% en un único día, es que algo no iba bien. Como apuntaban ayer fuentes del mercado, hacía falta una excusa para recoger parte de los beneficios acumulados en las últimas semanas, y la entidad presidida por Ben Bernanke, con su ambivalencia, la proporcionó. Si, además, China publica un mal dato de actividad empresarial, con más motivo.

Pero, al margen de que fuera una excusa –así lo avalan las moderadas caídas en Wall Street-, lo cierto es que tanto los bancos centrales como los inversores deben andarse con tiento. Los primeros, porque de tanto mimar a los mercados, van a hacer pensar a estos que siempre van a estar ahí, soportándolo todo. Y eso no puede ser, porque de lo contrario la inflación de activos, como preludio eufemístico de las burbujas, estará servida por doquier. Y los segundos, porque no pueden olvidarse de que los riesgos existen, de que el precio de los activos no sólo sube y de que los bancos centrales no están sólo para cuidar a los mercados.

2. ¡Esos fundamentales!

China también arrojó un aviso que, en estos tiempos de euforia monetaria, suele quedar en un segundo plano: los fundamentales importan. Un mal dato de actividad manufacturera, que en mayo se ha situado por primera vez desde octubre por debajo de los 50 puntos, reveló ayer que la economía del gigante asiático sigue enfriándose. Y que eso no sólo ocurre a China, sino que también pasa con otros emergentes, como Brasil o India. Y que la Eurozona sigue en recesión. Y que EEUU no termina de afianzar su recuperación. Y aunque al mercado no le disgusta del todo esta realidad porque anticipa que los bancos centrales mantendrán los estímulos durante más tiempo, no se trata de un ciclo sano, sino de otro más propio de construcción de castillos en el aire con cimientos monetarios… pero no de hormigón.

3. ¿Y los políticos? 

En algún momento, los bancos centrales deben decir basta. No sólo para recordar a los inversores que no están a su servicio, sino también, y de forma fundamental en estos momentos, para plantarse ante las autoridades políticas. Con sus extraordinarias políticas monetarias, los bancos centrales ganan tiempo. Pero, como sostienen Bernanke y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, "la política monetaria no es la panacea". Si a su lado no se adoptan reformas estructurales ni medidas que estimulen el crecimiento, los políticos estarán perdiendo el tiempo precioso ofrecido por los bancos centrales y serán cómplices del retraso de la recuperación. Siempre podrán culparlos de los problemas, pero no será cierto. Por omisión también se peca. 

4. Faltan canarios en la mina

En las condiciones actuales, con la liquidez de los bancos centrales pagando la fiesta y alterando el comportamiento del mercado, las correcciones llegarán así, de sopetón, sin avisar. ¿El motivo? Faltan canarios en la mina, es decir, activos cuyo precio anticipe un viraje claro en los mercados. Con todos los activos subiendo con la marea alcista que propicia la liquidez, ¿qué mirar para saber a ciencia cierta lo que puede ocurrir a la vuelta de la esquina? Con los activos libres de riesgo a corto abonando un interés del 0% -o cerca-, todos los demás activos parecen baratos y se precipita así una carrera global por la rentabilidad, con lo que las referencias dejan de serlo porque también se ven sometidas al influjo de los bancos centrales. 

Pero puede haber una excepción de renombre a esta regla: el petróleo. En 2013 no se está volviendo loco. En el caso del barril Brent, de referencia en Europa, cae casi un 8% en lo que va de año, síntoma de que el mercado no atisba una fuerte recuperación en la economía mundial. Vale la pena seguirlo por si pía. 

5. La deuda soberana no es un refugio

La deuda pública no se libró ayer de las ventas. Y aunque eso ya ocurría en jornadas así con bonos como los españoles e italianos, no pasaba con otros, como los alemanes. Pero esta vez no se libraron de la quema y también fueron vendidos, con el consiguiente repunte de los rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja.

La rentabilidad del bund subió del 1,42 al 1,44%, un repunte moderado e inferior al sufrido por el rendimiento de los bonos españoles, que pasó del 4,18 al 4,29%, pero que tuvo mucho de simbólico. Por dos motivos principales. El primero, porque supone un síntoma de que el mercado comienza a tener de dudas con respecto a que la deuda soberana, incluso la de más calidad, pueda servir de refugio. Y el segundo, que puestos a que los bancos centrales reduzcan los estímulos –y más aún cuando comiencen a retirarlos de verdad-, los bonos soberanos, muy sostenidos por las actuales políticas monetarias, sufrirán con fuerza.

Tras mes y medio de festival alcista, los mercados sufrieron ayer un duro correctivo. Sobre todo, para el campeón de las subidas de las últimas semanas, el Nikkei japonés, que se dejó más de un 7%. Pero, más allá de la magnitud de las caídas, la resaca de los miedos de la Reserva Federal (Fed) y de los malos datos de China dejaron en herencia cinco lecciones que no conviene olvidar por lo que pueda ocurrir en el futuro.