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La generosidad de Nadal es su mayor enemigo
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SU CONDICIÓN DE NÚMERO UNO LE OBLIGA A PROTEGER MÁS SU INTIMIDAD

La generosidad de Nadal es su mayor enemigo

Es probable que Rafa Nadal tenga que empezar a caernos peor para poder seguir siendo el mejor. Su primera derrota en Roland Garros, este domingo ante el

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La generosidad de Nadal es su mayor enemigo

Es probable que Rafa Nadal tenga que empezar a caernos peor para poder seguir siendo el mejor. Su primera derrota en Roland Garros, este domingo ante el sueco Soderling, ha sorprendido tanto o más que cualquiera de sus cuatro títulos en el torneo francés. El lunes, los periódicos nacionales recogían la noticia en sus portadas, los aficionados daban su opinión sobre la ‘decepción’, y los especialistas trataban de analizar en su justa medida el significado del primer partido perdido por el español sobre la tierra de Roland Garros tras 31 victorias consecutivas.

Desde el pasado verano, cuando demostró sobre la cancha arrebatando el número uno a Roger Federer que él era el rival a batir, Nadal sólo tiene un enemigo al que domar: su generosidad. Precisamente, una de las mayores virtudes y que más se le alaba al tenista de Manacor. Que siempre esté dispuesto a agradar, a cumplir con los muchos compromisos publicitarios que ha contraído, a intentar seguir siendo una persona sencilla y afable, puede que no sea lo más apropiado cuando se debe soportar la grandísima presión de mantener el cartel de ‘mejor tenista del mundo’.

Para la experta en psicología deportiva Itziar Eraña, Nadal es el mayor ejemplo en el deporte mundial sobre cómo hay que gestionar tanto el éxito como el fracaso. “Nunca pone excusas a sus derrotas”, destaca la especialista, lo que le permite al manacorí hacer un análisis más justo de esos pequeños fracasos. En definitiva, cada tropiezo siempre le sirve para mejorar.

Por ello, no deben saltar las alarmas por una derrota que, en palabras del propio Rafa hace unas semanas, llegaría tarde o temprano. La fortaleza mental del tenista español está hecha a prueba de bombas, y asume con naturalidad que los resultados negativos son parte del deporte. Sin embargo, también en aquellas declaraciones, Nadal aprovechó para quejarse de lo malacostumbrados que están el público y los medios de comunicación, que veían sus ya rutinarias victorias como algo normal cuando para él eran más extraordinarias que las anteriores (ver declaraciones).

Quizá la personalidad ejemplar de Nadal, derrochando generosidad dentro y fuera de las canchas, haya contribuido a este fenómeno. Para Eraña, el reto principal del equipo que gestiona “de forma excelente” la vida del tenista tanto dentro como fuera de las pistas es ahora protegerle más que nunca con el objetivo de que el desgaste por su constante exposición pública no amenace el trono mundial que ostenta.

Su motivación actual es diferente a la de antes 

Es totalmente diferente la motivación que guió durante años a Nadal hasta el derrocamiento de Federer que la que tiene ahora, viendo al resto de tenistas desde una cima que todos desean. La enorme exigencia que se ve obligado a satisfacer para mantenerse en lo alto y ganar ronda tras ronda en cada torneo es lo que debe controlar. Para ello, es tan importante la preparación física (mermada también ante tanto torneo sin apenas descanso) como la capacidad para desconectar y reposar mentalmente entre campeonato y campeonato. Y para lograr este objetivo tiene que empezar a aumentar su espacio de intimidad. Es imposible aguantar la actividad de número uno manteniendo el tipo de exposición pública que lleva.

En otras palabras, Nadal debe ser más reservado. Esta característica, propia de muchos campeones del deporte, ha sido reiteradamente criticada los aficionados. Muchos grandes deportistas han sido tildados de antipáticos o ariscos por la imagen pública que proyectan. De ahí que Rafa, siendo todo lo contrario, haya despertado las simpatías de todo el mundo con gestos como el que tuvo durante los JJ.OO. de Pekín cuando decidió dormir en la Villa Olímpica con el resto de deportistas, lo que le aportó vivir una experiencia única en lo personal a cambio de soportar una presión extra que podía ahorrarse perfectamente. 

Es evidente que tampoco es necesario que nuestro mejor deportista se vuelva de repente una mala persona. Pero sí que es importante para mantenerse en lo más alto que comience a acostumbrarse a una vida diferente. Su generosidad, que siempre ha sido uno de los valores más destacables de su personalidad, se ha convertido paradójicamente en su principal enemigo. Si logra adecuarla a su condición de número uno podrá seguir dando lecciones ejemplares a niños y mayores. Aunque por ello nos tenga que caer un poco peor.

Es probable que Rafa Nadal tenga que empezar a caernos peor para poder seguir siendo el mejor. Su primera derrota en Roland Garros, este domingo ante el sueco Soderling, ha sorprendido tanto o más que cualquiera de sus cuatro títulos en el torneo francés. El lunes, los periódicos nacionales recogían la noticia en sus portadas, los aficionados daban su opinión sobre la ‘decepción’, y los especialistas trataban de analizar en su justa medida el significado del primer partido perdido por el español sobre la tierra de Roland Garros tras 31 victorias consecutivas.

Rafa Nadal