Resumen de una noche en la que Tortosa rozó una medalla y Hortelano una final

Los programadores olímpicos saben bien dónde está la clave en los Juegos. No dudan en meter en la primera semana dos de los platos fuertes, gimnasia y natación, dejando con normalidad que coincidan tanto ellos como un reguero de partidos por equipos. En la segunda mitad, sin embargo, cambian la táctica. Las noches no son para todos, son para el atletismo. Lo que queda alrededor es poco y tiene que ser muy significativo. Quien quiera ver olimpismo que se fije en el tartán. Tiene lógica, la lógica del reinado de un deporte milenario en un evento tradicional. El atletismo fue el centro, pero no fue lo único.

Taekwondo

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A primera hora de la mañana, hora de comer en España, Jesús Tortosa había visto como su rival, el chino Shuai, le dejaba fuera de juego en la primera ronda. Malas noticias. Además, este arte marcial, que reparte dos bronces, solo deja entrar en la repesca a aquellos que lucharon contra los finalistas. Y el chino llegó a esa final. Es más, la ganó. Eso hizo que, casi 10 horas después de su primer combate, Tortosa tuviese que salir de nuevo al tapiz para pelearse buscando un bronce. A su primer rival, Hajjami, le ganó con cierta facilidad. Dos goles certeros, cuatro puntos, y el resto de tranquilidad. Le falta un combate, contra un dominicano que responde al curioso nombre de Luisito Pie. Empezó mal la cosa para Tortosa, que llegó a los últimos 10 segundos perdiendo 5-0. Lo que pasa es que el taekwondo permite remontadas para dejar asombrados a todos y eso, exactamente, es lo que hizo el español. Un puñetazo primero que le dio un punto, una patada giratoria a la cara que sumó cuatro más. Cinco iguales. Se iban a la técnica de oro y ahí, cuando no quedaba ya casi tiempo, Pie se aferró a la medalla dejando a Tortosa sin redención posible. Con 18 años, su edad en este caluroso agosto, el futuro es suyo.

Baloncesto

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España ganó con contundencia a Francia y logró así, una vez más, entrar en unas semifinales de los Juegos Olímpicos. Si se pone en contexto es sensacional. Esperaban rival y llegó uno, el presupuestado, para el que estar en semifinales no es más que una rutina. Nadie se engaña, Estados Unidos, creó el baloncesto. Y no es como Inglaterra con el fútbol, nada parecido, ellos después de inventarlo decidieron jugarlo bien. Se lo pueden preguntar a Argentina, una selección pasada de años pero con una voluntad de hierro, que vio como desde una defensa agresiva y un ataque apabullante compraban su derecho a jugar contra España. Los de Scariolo saben que la empresa es dificilísima, que lo normal es que el domingo se estén jugando el bronce. Pero nadie les sacará la idea de que nada es imposible.

Atletismo

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Bruno Hortelano es una rareza en España: un hombre muy rápido. Eran más de las tres de la mañana cuando saltaba al tartán del estadio Enganhao buscando una plaza en la final de 200 metros, una de esas barreras que tiene desde hace años el deporte nacional. Y la sigue teniendo, porque la férrea voluntad del español no fue suficiente esta vez. No bajó su récord, no consiguió su plaza en la final. Compitió bien y se quedó muy cerca, pero su oportunidad aún no ha llegado. En su misma prueba, aunque en una dimensión distinta, Usain Bolt hizo un marcón que apunta -por si alguno lo dudaba- a que también hará el triplete del doble hectómetro. Ya no sorprende, y no porque lo que hace no sea en sí sorprendente, sino porque nos ha acostumbrado al pasmo. Se vio también una preciosa prueba de longitud que ganó Bartoletta, la reafirmación de Thompson como reina de la velocidad -ya había ganado el 100 y repitió en el 200- y un triplete estadounidense en la valla alta.