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De golear a Casillas, a tener que ‘borrar’ una vida desordenada para triunfar
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RUBÉN CASTRO LIDERA AL BETIS Y APUNTA A LA SELECCIÓN

De golear a Casillas, a tener que ‘borrar’ una vida desordenada para triunfar

Rubén Castro es un ejemplo más de los numerosos talentos que exporta la fina y prolífica cantera canaria. Un jugador superdotado para el fútbol que, sin

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De golear a Casillas, a tener que ‘borrar’ una vida desordenada para triunfar

Rubén Castro es un ejemplo más de los numerosos talentos que exporta la fina y prolífica cantera canaria. Un jugador superdotado para el fútbol que, sin embargo, ha sembrado de claroscuros su carrera. Un tobogán futbolístico que arrancó con dos goles a Iker Casillas en una historia goleada (4-2) de la UD Las Palmas al Real Madrid allá por el año 2002 y que tuvo en su traspaso al Deportivo de La Coruña (2004) el origen de un periodo negro que amenazó con llevarse por delante su carrera.

Ahora, camino de los 32 años, el chico de La Isleta -el barrio humilde de Las Palmas de Gran Canaria que lo vio nacer-, ha renacido de sus cenizas en el Betis de la mano de Pepe Mel, el técnico que ha descifrado su carácter disoluto y ha sabido domar a Rubén Castro en beneficio propio y, más importante, en el de sus compañeros. Un logro al alcance de muy pocos entrenadores como ha demostrado en su paso por Depor, Albacete, Racing, Nasti o Huecas.

La recompensa está siendo esparcida esta temporada sobre el césped: 14 goles (11 en Liga –ni uno de penalti-, tres en Copa) para aupar al Betis a la cuarta plaza a sólo tres puntos del Real Madrid y listo para luchar contra el Atlético por un puesto en los cuartos de Copa. Un estado de gracia que puede tener su culmen en la convocatoria con la Selección. En Sevilla están seguros de que Vicente del Bosque recurrirá a él por más que Mel haya desviado la atención negando la mayor en los últimos días. Será entonces cuando Castro podrá dar por terminada su redención en el fútbol.

Cuesta reconocer, en cualquier caso, a este Rubén Castro centrado y goleador que lidera al Betis. El grueso de su carrera ha estado marcado por la polémica y una vida desordenada que tuvo su momento crítico en La Coruña. Su llegada a Riazor de la mano de su inseparable Momo –fueron la moneda con la que pagó Las Palmas el traspaso de Schürrer- prometía un futuro brillante que se perdió en largas noches y una flagrante falta de compromiso y profesionalidad. Lendoiro aceptó ceder a los dos al Albacete la temporada siguiente para ‘espabilarlos’. Nada más lejos. Castro no pasó de tres goles en 22 partidos y fue duramente criticado por la grada, conocedora de sus andanzas fuera del campo.

La vuelta al Deportivo (2005/06) dejó su mejor papel en La Coruña con 4 goles en 25 partidos. Un bagaje paupérrimo para un futbolista que llegó de Las Palmas como acreditado goleador. El premio fue una nueva cesión la temporada siguiente, esta vez al Racing. En Santander siguió a la deriva y alejado del fútbol. Con un partido a sus espaldas, dejó en enero el club camino de Tarragona, donde el Nàstic le brindó 20 partidos para redimirse. Lo hizo a medias, pero dejó claro que su talento para el fútbol seguía intacto pese a todo.

De vuelta una vez más a Riazor y baqueteado por tantos tumbos, Rubén Castro decidió dar un paso atrás para relanzar su carrera. La Segunda división como redención. Un signo de madurez que llegó cinco años después de su eclosión en la élite y que todos le dieran por un valor seguro. Escarmentado, su paso esperanzador por Huesca (14 goles) y Rayo (15) le valió su fichaje por el Betis.

En Heliópolis, cosas del destino, se reencontró con Momo. Pero sobre todo con el chico que deslumbrara al fútbol español con sus golazos a Casillas. Su compañero le fatigas le sirvió para completar una adaptación perfecta al Betis, donde Mel le ha enseñado a volar solo. “Es muy bueno. De lo mejor que he visto nunca”, admite el técnico orgullos de ver a Rubén Castro triunfar por fin como su talento merece.

Rubén Castro es un ejemplo más de los numerosos talentos que exporta la fina y prolífica cantera canaria. Un jugador superdotado para el fútbol que, sin embargo, ha sembrado de claroscuros su carrera. Un tobogán futbolístico que arrancó con dos goles a Iker Casillas en una historia goleada (4-2) de la UD Las Palmas al Real Madrid allá por el año 2002 y que tuvo en su traspaso al Deportivo de La Coruña (2004) el origen de un periodo negro que amenazó con llevarse por delante su carrera.

Iker Casillas