La 'Liga de las estrellas' seguirá visitando Vallecas y Los Carmenes

"Es de Primera, el Rayo/Granada es de Primera". Tras 90 minutos de infarto, el barrio de Vallecas y la ciudad de Granada pueden cantar a los cuatro vientos que sus equipos jugarán la temporada que viene en el máxima categoría del fútbol español. La gran carambola y el gol 'in extremis' de Tamudo provocaron que ambas aficiones convirtieran en alegría una hora y media de auténtica angustia. Todo hacía indicar que los de Vallecas se irían a Segunda, pero uno de estos avatares que tiene el fútbol, con otro 'Tamudazo' al filo de la conclusión, dejaba a la grada sin respiración y hacía permanecer al Rayito en Primera. Y casualidades de la vida, gracias al inesperado gol de Falcao casi al mismo tiempo en El Madrigal, provocaba que los andaluces también rubricaran su permanencia en la élite y mandaran al Villarreal al purgatorio de la Segunda.

El guión, muy propio de Hitchcoch, resultaba escrito por el mayor rayista o granadino de la historia. Ambos equipos conseguían el objetivo, a costa de un Villarreal que, tras jugar previa de Liga de Campeones, tendrá que pelear en la categoría de Plata. El añadido de Undiano Mallenco era el mejor bálsamo para los de Sandoval y Abel, cuyos pupilos ya sabían de la derrota del Villarreal y se dedicaban a sestear y a dejar que el colegiado dictara setencia.

Noventa minutos de un partido infame e indigno de la categoría, en el que los visitantes se limitaban a dejar pasar los minutos y los locales, impotentes, buscaban alguna ocasión en segunda jugada que les diera el triunfo, daban paso a un escenario que ponía el vello de punta. Llantos, gritos y suspiros de relajación, con la afición rayista sobre el terreno de juego y aplaudiendo a la del Granada, que también podía celebrar la ansiada permanencia, emocionaban a cualquiera, aunque no se identificara con ninguno de los colores en juego.

Ancianos de setenta y muchos años, jóvenes de menos de cuarenta, adolescentes y niños acompañados por sus padres. Todos se unían en torno al fútbol para disfrutar de una de las pocas cosas que hacen coincidir al ser humano en este país, el balompié. Ver Vallecas con miles de personas sobre el césped alabando la gesta de los suyos y aplaudiendo la de su adversario pone la carne de gallina. Es curioso, pero con el fútbol pasas del éxtasis al derrumbamiento en cuestión de segundos, los mismos que costaron que el balón de Tamudo (quizá en fuera de juego) atravesara la línea de gol ante la atenta mirada de Julio César.

Ahora es tiempo de reflexión. Cosas que se han hecho bien, cosas que se han hecho mal. Es tiempo de cambio y reestructuraciones que eviten el mal trago que miles de aficionados se llevaron a casa. Todo salió bien para estos dos contendientes, que a pesar de las penurias económicas tendrán la opción de moverse entre los grandes. Un barrio de Madrid y una capital de provincia andaluza se despiertan hoy con una cara alegre y digna de los más grandes. 

Y dicen que ganar un título es impresionante, pero salvar la categoría en el últimos suspiro es mucho más. Los llantos desconsolados (de alegría, claro) de la gente en Vallecas al ver cómo sus equipos salían 'vivos' de una última jornada de locos te dejan una huella imborrable. Es la forma de liberar la tensión acumulada durante 38 jornadas. La invasión de campo era impepinable, pero lo más bonito fue ver cómo dos aficiones, la del Rayo y la de Granada, se fundían en abrazos y compartían aplausos. Ambos habían logrado una gesta que minutos antes parecía imposibñe, ya que uno de los dos debía caer al infierno de Segunda. Aunque en Villarreal hoy no estarán de acuerdo, ¡qué bonito es el fútbol!