Un despido de 50 millones de euros, el último episodio de un decadente Milan

50 millones de euros, uno tras otro, tienen la culpa de que Adriano Galliani siga como administrador delegado del Milan. Durante unas horas, el amigo de Florentino Pérez y de otros muchos dirigentes, estuvo fuera del club lombardo y todo porque Bárbara Berlusconi (29 años), antigua novia de Alexandre Pato e hija del que fuera primer ministro de Italia, decidió prescindir de la mano derecha de su padre durante las dos últimas décadas.

Bárbara tomó la decisión de poner en la calle a Galliani y a Braida, su fiel escudero, en eso de los fichajes. Quería dar un vuelco al club, empezando por el dirigente y siguiendo con la entrada de Paolo Maldini a la dirección deportiva, histórico jugador del Milan, distanciado del administrador delegado. Y Galliani, tan contento. Incluso, en los planes de Bárbara entraba repescar a Fabio Capello, actual seleccionador ruso.

Él, en ese momento,destituido administrador delegado sabía que tenía un as en la manga: su despedido. Silvio, ocupado con su expulsión del Senado, no prestó mayor atención hasta que alguien, el propio Galliani, le recordó aquello de la cláusula. Berlusconi reaccionó y silenció a su hija: "Tú, te callas". Textual. Galliani volvió, para su disgusto, al cargo.

El enfrentamiento viene de lejos. Bárbara y el resto de la familia Berlusconi, salvo el cabeza de todos ellos, claro está, decidieron terminar con el despilfarro que año tras año suponía el Milan para la cuenta de resultados de los negocios familiares e incluso algunos que dice que de la propia República italiana.

La tabla de salvación del Milan

Lo que no recuerda la hija del censurado senador es que, en enero de 2012, frenó la salida de Pato hacia el PSG por aquello del amor. Un gesto que costó a su club 35 millones de euros, ya que meses después se marchó a Brasil, sin ningún compromiso ya, a cambio de poco más de diez millones de euros.

Un lustro atrás 'obligaron' a Silvio Berlusconi a terminar con esas aportaciones milagrosas que salvaban año tras año la vida de un Milan que peleaba por seguir siendo grande y glamuroso y que ahora se ha convertido en un equipo vulgar y del montón. 40 o 50 millones de euros por años terminaban por arreglar los fallidos negocios de Adriano Galliani. Las pérdidas se multiplicaban y el exprimer ministro miraba hacia otro lado. Al fin y al cabo era el máximo responsable de todo lo que pasaba. La firma de Galliani así lo certificaba.

Vieja gloria

El pasado verano, Bárbara llegó a la presidencia del Consejo de Administración y su primer objetivo no fue otro que romper con el pasado y, claro está, con Adriano Galliani, el hombre de confianza en los negocios futbolísticos de Silvio Berlusconi. Incluso, durante el verano discreparon en los fichajes y ya hubo un primer intento de pasar por la guillotina al famoso dirigente deportivo.