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Leo Messi, así nació y creció la estrella
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se cumplen 10 años de su debut oficial

Leo Messi, así nació y creció la estrella

Debutó hace diez años en partido oficial con el Barça. El obstreta que le vio nacer y el endocrinólogo que le trató para crecer charlan con 'El Confidencial' sobre Messi

Foto: Messi ya es leyenda viva del fútbol diez años después de su debut oficial con el Barça (AP)
Messi ya es leyenda viva del fútbol diez años después de su debut oficial con el Barça (AP)

No era una familia de villa. Humilde sí, pero siempre había un plato de comida listo. Rosario alumbró el 24 de junio de 1987 a un niño más. El tercer hijo de Jorge Messi y Celia Cuccittini. Nadie podía pensar que en el Hospital Italiano Garibaldi había llegado al mundo un crío que con los años haría -y sigue haciendo-historia con un balón en los pies. Leo Messi aterrizó en la elite hace diez años, cuando tuvo lugar su debut con el Barcelona en un partido oficial. El 16 de octubre de 2004, en un derbi contra el Espanyol, Frank Rijkaard daba sus primeros minutos de verdad al futbolista argentino. Empezabala gran aventura de la familia Messi. Una aventura que comenzó cuando en un hospital de Rosario llegaba al mundo el pequeño Leo.

“Llevo 34 años ejerciendo de parteroy con 63 todavía me sigo levantando de madrugada para atender a las madres”. Norberto Odetto fue la primera persona que vio a Leo Messi, el primero en tenerlo en sus brazos. El obstetra del Hospital Italiano Garibaldi tiene vagos recuerdos de aquella madrugada en la que el astro del Barcelona vio la luz. Han pasado ya muchos años de aquello, pero reconoce a El Confidencialque “no podía imaginar que aquel niño acabaría siendo lo que es hoy, uno de los mejores futbolistas del mundo y de la historia”. Desde que Leo es Messi como marca global en todo el mundo, el doctor de Rosario ha tenido que ‘enfrentarse’ a la prensa en multitud de oportunidades. Un buen puñado de ‘notas’ le han hecho periodistas de diferentes puntos del planeta al hombre que alumbró a la estrella.

“Conocía al padre porque trabajaba para su empresa, notificando las bajas laborales de los trabajadores por cuestiones médicas”, recuerda el obstetra argentino, que explica que cuando sus padres “supieron que era partero, me vinieron a ver para que me encargara del parto de su tercer hijo”. Fue, recuerda, “un parto normal, uno más”, aunque recalca que “las que nunca se olvidan del parteroson las madres; ellas tienen grabado esemomento”. Y precisamente, en este punto, Norberto tiene claro que “Leo es la cara de la madre… Era una mujer muy sencilla y tímida, rasgos que hoy en día la siguen definiendo. No ha cambiado nada. Básicamente, es la humildad lo que la caracteriza. Hace años me encontré en Rosario con ellos y me llevé la misma impresión”.

Durante sus primeros meses de vida, Norberto y la familia Messi mantuvieron el contacto. El doctor estuvo pendiente, como en el resto de casos, de que todo estuviera bajo control. Y así fue. Perdió el contacto con Leo, que no tardó muchos años, cuando el fútbol era el epicentro de su vida, ennecesitar los servicios de otro médico que marcó su existencia. Solo había ojos para aquel menudo niño que sorteaba con pasmosa facilidad a los ‘gigantes’ que se cruzaban en su camino. Pasaba el tiempo y el pequeño Leo no daba el estirón. Algo fallaba. Sus amigos y compañeros crecían al ritmo adecuado, mientras él se quedaba en el camino. Con el balón en los pies no tenía rival a pesar de su corta estatura, pero técnicos y familia dieron el paso para que no se quedara en el camino tanto talento. Visita al endocrinólogoy rápido diagnóstico. Un problema hormonal impedía crecer al pequeño genio. Un tratamiento costoso era la única solución. Aquel doctor que trató a Leo a los 9 años recuerda con cariño aquellos días en los que se convirtió en un compañero más de la familia Messi.

Diego Schwarzstein fue el endocrinólogoque se cruzó en la vida de los Messi en un momento crucial. Amigo personal del Tata Martino, laureado técnico en el Newell’s Old Boys de Rosario, el club enviaba a este prestigioso doctor a los chicos que sufrían algún problema relacionado con su disciplina. Y Leo lo tenía. No crecía y el galeno recuerda que “un buen día Leo llegó a mi consulta porque era colaborador de Newell’s, club que me enviaba futbolistas para determinadas situaciones. Recuerdo que era muy bajito… Se le realizó un estudio que confirmó meses después que sufría un déficit de hormonas del crecimiento”. El club le transmitió que Leo no era uno más, sino el más talentoso de todos los equipo de inferiores. Urgía una solución.

“Le empecé a ver a los 9 años", comienza diciendo, resaltando que“en el club se hablaba de él como una de las grandes promesas; a la consulta llegan muchos chicos de inferiores, pero la mayoría no llega a la cima. No puedo decir si en aquella época ya apuntaba a ‘crack’, sólo se hablaba de él como proyecto de gran futbolista. Pero era demasiado bajito…”. El tratamiento era muy costoso y eso le llevó con el tiempo a Barcelona. Llegó un momento en el que la familia no disponía de los medios necesarios para el desembolso. Leo debía inyectarse todos los días un líquido que le daría con el paso de los años la estatura adecuada para triunfar en el fútbol. De no haber seguido el tratamiento, no se sabe cuál sería hoy su estatura, pero es obvio que no habría podido llegar a ser futbolista profesional. Diego Schwarzstein explica que “Leo asumió el tratamiento y el diagnóstico con total tranquilidad. Nunca le vi asustado ni preocupado. El tratamiento fue largo y yo sólo le iba informando a él y a su familia de todo el proceso. No sucedió nada extraordinario en aquel episodio”.

Le llamó la atención una cosa por encima de todo cuando comenzó a tratar a Leo, y fue su obsesión por el balón. Igual que otros niños con el mismo problema se preocupan por una cuestión estética, Diego recuerda que “su única y gran preocupaciónera saber si crecería para continuar jugando al fútbol, era lo único que le inquietaba realmente. Todos los chicos quieren crecer y en este caso había una solución. A un bajito, lo que le preocupa es que no se le pueda ayudar. Leo asumió con naturalidad y tranquilidad todo el proceso. Le calmé y le aseguré que crecería y que podría continuar jugando al fútbol”.

El doctor Schwarzstein, que mantiene cierto contacto con Leo y la familia, reconoce que “nadie esperaba que pudiera llegar a ser lo que es hoy en día. Él quería crecer para seguir jugando al fútbol ytriunfar. Era lo único que le ocupaba. Siempre pensamos que podría llegar a la primera categoría del fútbol argentino, pero lo que ha logrado supera cualquier fantasía. Siempre digo que su vida es de guión cinematográfico, su vida es de película…”. Gran aficionado al fútbol, reconoce que “disfruto mucho viéndole jugar. Lo hice con el Barcelona de Guardiola o el Newell’s de Martino. La verdad es que me siento partícipe de toda esta historia y fue un placer haberlo conocido. Por encima de todo, me siento satisfecho por el deber cumplido”. Pero la historia continúa, porque Diego Schwarzstein asegura convencido que “habrá más cosas por decir porque Leo nos seguirá sorprendiendo…”.

No era una familia de villa. Humilde sí, pero siempre había un plato de comida listo. Rosario alumbró el 24 de junio de 1987 a un niño más. El tercer hijo de Jorge Messi y Celia Cuccittini. Nadie podía pensar que en el Hospital Italiano Garibaldi había llegado al mundo un crío que con los años haría -y sigue haciendo-historia con un balón en los pies. Leo Messi aterrizó en la elite hace diez años, cuando tuvo lugar su debut con el Barcelona en un partido oficial. El 16 de octubre de 2004, en un derbi contra el Espanyol, Frank Rijkaard daba sus primeros minutos de verdad al futbolista argentino. Empezabala gran aventura de la familia Messi. Una aventura que comenzó cuando en un hospital de Rosario llegaba al mundo el pequeño Leo.

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