Es noticia
El Real Madrid murió en la orilla
  1. Deportes
  2. Fútbol
EL ACIERTO LLEGÓ DEMASIADO TARDE PARA EL CONJUNTO BLANCO

El Real Madrid murió en la orilla

El Real Madrid tendrá que esperar un año más para volver a pisar la final de la que dice es su competición.

Foto: El Real Madrid murió en la orilla
El Real Madrid murió en la orilla

El Real Madrid tendrá que esperar un año más para volver a pisar la final de la que dice es su competición. José Mourinho dijo en la víspera que el fracaso sería suyo. Pese a que a la tercera tampoco ha sido capaz de jugar el último partido de la Champions, no se puede hablar de fracaso, al menos por lo hecho y visto en el partido de vuelta. Los madridistas se entregaron a tope desde el inicio del partido. Se dejaron el alma y a diferencia de lo sucedido seis días atrás, hubo actitud y fútbol, elementos por los que el Borussia de Dortmund pasó por encima del equipo blanco en el primer partido de la eliminatoria. Los goles de Benzema y Sergio Ramos llegaron muy tarde, sin apenas tiempo para lograr el definitivo. Los de Mourinho lo buscaron hasta el último aliento, hasta que ya no tenían más fuerzas. Y todo para corresponder a una afición que no falló y que diez minutos después de terminado el partido seguían animando a los suyos. 

Técnico y jugadores van a soñar con el Borussia y, en especial, con la tontería esa que tuvieron en el choque de Dortmund y que les dejó vendidos y sin casi opciones de viajar a Wembley. La arrogancia de creerse superiores puso la eliminatoria casi imposible, pero el milagro, la remontada, estuvo muy cerca, a un gol. Al menos, en la noche del martes le echaron ganas, las mismas que faltaron en la ida. No se puede reprochar nada al equipo blanco, que derrochó temple, coraje e intensidad desde el primer al último minuto del partido. La falta de físico en la primera mitad fue decisiva para que el equipo de Klopp pudiera manejar el partido hasta el empujón final que llegó tras el gol de Benzema. A partir de ese momento, minuto 82, el equipo alemán se vio perdido, sin rumbo por primera vez en los cuatro enfrentamientos que ambos clubes han mantenido durante la presente Champions. Es curioso que el Borussia haya sido capaz de controlar la situación durante un partido y más de ochenta minutos, y haya estado a un paso de quedar fuera de la final. 

Visto el juego, las ganas y el orgullo con el que se emplearon, la afición se preguntaba a la salida del Bernabéu el motivo por el que el equipo desconectó por completo en el choque de Dortmund. Nadie encuentra explicación alguna de por qué un equipo puede ofrecer dos caras tan diferentes cuando de lo que hablamos es de actitud y no aptitud. 

El juego se inició como en uno de esos innumerables decálogos de remontada indicaba. Tensión, público volcado y constantes llegadas a la portería de Weidenfeller. Por momentos parecía que la táctica iba a funcionar porque la pelota no duraba en poder amarillo más allá de tres o cuatro segundos. El agobio era constante, pero las ocasiones pasaban y no había acierto. Como no, el primero en fallar fue Higuaín, al que se le hizo de noche ante el portero alemán en el minuto tres. Después fue Cristiano Ronaldo el que se estrelló con Weidenfeller, para cerrar el trío de oportunidades Özil, que no acertó con la portería. Entre tanto, Lewandowski la tuvo ante Diego López. Todo en quince minutos.

La falta de acierto hizo que el desánimo apareciera por el Bernabéu y que desde el minuto 20 al descanso, el equipo de Mourinho desapareciera. La pelota ya era, por momentos, más amarilla que blanca. Ni una ocasión más por parte de los madridistas, por un par de llegadas alemanas. Mientras, Ramos decidió que el polaco no se la volvía a jugar, iniciando un duelo que bien podría haber terminado con el central en el vestuario con alguna que otra tarjeta.

El Borussia salió tras el descanso dispuesto a sentenciar. Se sentían cómodos, dominadores, con un Lewandowski estelar, sobrado y volviendo loca a la defensa blanca. A los cinco minutos la tiró arriba, para uno después hacer que temblara la portería con un zapatazo al larguero. El Real Madrid languidecía. Necesitaba un estímulo para volver a meterse en el partido. Y ese no llegó ni con los cambios, ni con ninguna jugada de ataque. Apareció tras una gran parada de Diego López en el minuto 62 a disparo a bocajarro de Gündogan. Increíble el gallego, que además de evitar el gol logró que el Bernabéu se volviera a meter en el partido.

Ya en ese momento, Benzema y Kaká ya estaban sobre el terreno de juego. El francés aportó claridad y acierto por igual. Intervino poco pero con contundencia. El brasileño la tuvo gracias a una volea, como antes la tuvo Ronaldo -su peor partido de la temporada- en su única aparición con peligro de la segunda mitad, pero no era suficiente. El gol no aparecía y el Borussia no veía peligrar la clasificación, que incluso se permitía el lujo de aparecer por medio de Lewandowski por el área de Diego López. Lo bueno es que la afición se había vuelto a meter en el partido y cualquier circunstancia valía para pensar en el inicio de la remontada.  

Benzema logró abrir el marcador. Fue conseguir el tanto y aparecer temblores en las piernas de los alemanes. Todo uno. Klopp colgó a los suyos del larguero en un claro error. Todos los balones eran peligrosos y así llegó el segundo gol, el de Ramos. Tres rechaces y al final el central que acierta. Quedaban dos minutos más el añadido, pero los alemanes decidieron que apenas se iba a jugar más. Cambios, lesiones... todo valía para que el reloj avanzara sin estar el balón en juego. Y es que en siete minutos el Real Madrid apareció en una ocasión en la portería de Weidenfeller y fue gracias a un cabezazo del ayer capitán, Ramos.

El Real Madrid terminó con todo arriba, con Diego López buscando el tercero y con la afición pisando el césped. No fue suficiente. Y es que el equipo de Mourinho, el mismo que anoche lloraba de rabia, perdió la eliminatoria en Alemania y no en el Bernabéu, donde se dejaron todo sobre el terreno de juego. 

Ficha técnica:

El Real Madrid tendrá que esperar un año más para volver a pisar la final de la que dice es su competición. José Mourinho dijo en la víspera que el fracaso sería suyo. Pese a que a la tercera tampoco ha sido capaz de jugar el último partido de la Champions, no se puede hablar de fracaso, al menos por lo hecho y visto en el partido de vuelta. Los madridistas se entregaron a tope desde el inicio del partido. Se dejaron el alma y a diferencia de lo sucedido seis días atrás, hubo actitud y fútbol, elementos por los que el Borussia de Dortmund pasó por encima del equipo blanco en el primer partido de la eliminatoria. Los goles de Benzema y Sergio Ramos llegaron muy tarde, sin apenas tiempo para lograr el definitivo. Los de Mourinho lo buscaron hasta el último aliento, hasta que ya no tenían más fuerzas. Y todo para corresponder a una afición que no falló y que diez minutos después de terminado el partido seguían animando a los suyos.