Casillas y Xavi, amigos, campeones y salvadores del fútbol recogen hoy el Príncipe de Asturias

Hoy recogerán el premio Príncipe de Asturias aunque la historia de ambos se inicia hace quince años. Campeonatos del mundo y de Europa pero una llamada ha tenido suficiente valor intrínseco para que ambos reciban el reconocimiento del pueblo español y del jurado del premio que se otorga en el teatro Campoamor de Oviedo. Roger Federer, Rafa Nadal, la selección de baloncesto, la de fútbol, Fernando Alonso, Carl Lewis... son algunos de los que ya pueden presumir de tener semejante galardón.

El calendario ya señalaba hacia el 18 de agosto cuando Iker Casillas decidió dar el paso. Lo sucedido había sobrepasado el límite. El capitán del Real Madrid quería poner fin a una situación que estaba destruyendo a la Selección que un año antes se había proclamado campeona del mundo. El fútbol español temblaba y Casillas decidió hacer dos llamadas. Al otro lado quería encontrar a Xavi y a Puyol. El objetivo no era otro que poner fin a las agresiones físicas y morales que estaban sufriendo los jugadores de Real Madrid y Barcelona. Se habían distanciado tanto que no cayó en un detalle. Y es que el portero blanco no tenía los números de teléfono de los azulgrana. No le quedó otra que, para salvar al fútbol español, pedir el número de ambos.

En la memoria todavía atronaban los ecos del lamentable espectáculo vivido en el Camp Nou en el partido de la vuelta de la Supercopa. El dedo de Mourinho en el ojo de Vilanova no fue más que el remate a un  2011 de tensiones, de enfrentamientos, de golpes bajos, de escupitajos, de insultos y de malos rollos entre jugadores de Real Madrid y Barcelona. Olvidaron la deportividad para odiarse, para pasar por encima del hasta entonces amigo de cualquier manera. Todo valía pero Casillas decidió poner coto a los desmanes. La mano tendida fue rápidamente recogida por Xavi; con Puyol tardó un día más en hablar. Uno y otro sentaron las bases del diálogo para que todo volviera a ser con antes, a entender los enfrentamientos entre Real Madrid y Barcelona como simples partidos de fútbol. Nada más.

Un llamada pensando en España

La iniciativa sirvió para desbloquear una situación que se estaba convirtiendo en insostenible. El viaje a Estados Unidos y Venezuela de junio de 2011 fue el punto álgido que marcó el tremendo distanciamiento que existía entre azulgrana y madridista. No se querían ni mirar a la cara. Sólo en los entrenamientos y partidos. El resto del tiempo cada oveja con su pareja. Del Bosque no ocultaba lo que veía y hacía público ese distanciamiento buscando la reacción de unos u otros pero no llegó hasta el día después del trasnochado partido de la Supercopa.

"Detrás de nosotros hay muchos jugadores. No estamos solos. El premio es para todos. Algo teníamos que hacer y ya está. Todos han contribuido a que la normalidad vuelva a presidir al relación entre Real Madrid y Barcelona. Estábamos poniendo en peligro muchas cosas", afirma un Iker que lleva compartiendo vestuario con Xavi desde que tenía 16 años. "La amistad está por encima de todo y teníamos que reaccionar", comenta el azulgrana que hoy estará acompañado de Sandro Rosell mientras que Casillas lo estará del vicepresidente blanco Fernández Tapias y Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales.