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El Barça gana la Copa abusando de un Athletic al que su entrenador volvió loco
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VEINTICINCO MINUTOS PARA ENMARCAR BASTARON A LOS AZULGRANA

El Barça gana la Copa abusando de un Athletic al que su entrenador volvió loco

Pep Guardiola se despidió a lo grande, logrando su título número 14 en su primera etapa como técnico azulgrana. El Barcelona jugueteó con un Athletic

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El Barça gana la Copa abusando de un Athletic al que su entrenador volvió loco

Pep Guardiola se despidió a lo grande, logrando su título número 14 en su primera etapa como técnico azulgrana. El Barcelona jugueteó con un Athletic inoperante, incapaz de mostrar algún signo de ese equipo que enganchó con todos el día que se exhibió en Old Trafford y que entregó la Copa sin resistencia alguna. En pocas ocasiones una final ha mostrado tanta diferencia entre uno y otro equipo. 25 minutos bastaron para sentenciar el partido y llevar la Copa del Rey con destino a Barcelona. En ese arranque de partido, los de Guardiola lograron tres goles, pero bien pudieron ser ocho. El baile fue total, absoluto. El minuto y medio inicial marcó el resto de la final. Los azulgrana fueron capaces de crear dos ocasiones, para a la tercera batir a Iraizoz por mediación de Pedro tras un fallo de Javi Martínez. Y todo en noventa segundos.


Los de Bielsa, tal y como sucedió en Bucarest en la final de la Europa League, se vieron superados por el rival, el ambiente y por lo mucho que había en juego. Pero en esta ocasión, los rojiblancos se encontraron un añadido, algo inesperado. Y lo peor es que ese elemento extra llegó desde su propio vestuario en forma de decisiones equivocadas de un entrenador al que la historia dice que estos partidos le vienen grande. Bielsa sorprendió a todos colocando a Javi Martínez de medio centro cuando toda la temporada había hecho las veces de central, a Ekiza de titular en el centro de la defensa y a Ibai Gómez en la banda izquierda. Consecuencia, equipo roto, descolocado y sin sitio. La única disculpa, la gripe de Iturraspe, que le envió a la grada. La ausencia de Herrera, sin disculpa, así como el baile que metió a su equipo en todas las líneas. Toda la temporada jugando los mismos y ayer...


Guardiola, viendo lo que había sucedido en la final ante el Atlético, salió decidido a por el partido. Presión agobiante, robo, toque y buscar la portería contraria. Tiró de manual, el que le ha llevado a tiranizar el fútbol español en las tres temporadas anteriores. En esos 25 minutos iniciales, el Barcelona no permitió respirar a un Athletic perdido, incapaz de atravesar la línea del centro del campo. La presión que iniciaba Pedro y que contaba con Alexis, Messi, Iniesta y Xavi de secuaces, no permitía movimiento alguno a los rojiblancos. Una y otra vez el balón era para los de Guardiola, que se convirtieron en gigantes para los jugadores de Bielsa,

Las ocasiones y, lo que es peor para los rojiblancos, la sensación de inferioridad marcaban las distancias entre uno y otro equipo. El Barcelona jugaba un rondo. El Athletic lo sufría. La clase de cuarto, contra la de sexto. Las llegadas se sucedían. Los goles eran cuestión de tiempo. Llegaron en el 20 y 24, pero pudieron llegar mucho antes. Iraizoz no sabía ni por dónde le venían. Por todos lados aparecían azulgranas. Messi logró el segundo tras un magistral pase de Iniesta y Pedro el tercero tras otra asistencia de Xavi. Y todo en 25 minutos.

Tras el segundo tanto de Pedro, el Barcelona bajó la guardia. Se relajó y el Athletic se asomó en un par de ocasiones. La primera terminó con polémica por un probable penalti de Piqué a Llorente. La segunda, con una una buena parada de Pinto, sirvió para enmendar un fallo suyo que originó la jugada, a una pillería de Muniain, que buscó el gol cuando todo el mundo esperaba un pase al centro del área. Al menos, el Athletic intentó levantarse tras el repaso de la primera media hora.

La segunda mitad estaba condenada. El tres a cero era una losa que pocas finales pueden resistir salvo que sobre el césped estén Liverpool y Milan. Al menos Bielsa enmendó parte de sus muchos errores iniciales, colocando a Herrera sobre el terreno de juego, con lo que dio algo de frescura a un equipo que ha llegado a final de temporada seco, tieso. El Barcelona bajó la intensidad de la presión. Normal, pero jugadores como Pedro e Iniesta demostraron que llegaron a la final pletóricos, con las piernas cargadas de fuerza y fútbol. Además, la final sirvió para que Montoya, lateral de la cantera azulgrana, se confirmara como un gran jugador. Puso dos balones de gol y rompió a todo aquel que se acercó a su banda. Y es que la evolución natural del fútbol también funciona en los grandes. A los problemas, soluciones en casa.

Messi quería poner su nombre en letras de oro en la final y estuvo a un paso de lograr un gol de los suyos, de esos que deja a rivales desparramados por el suelo cual bolos buscando el asesino boliche que les acababa de romper la cintura. Iraizoz lo evitó. Hasta el final del partido, ataques del Athletic, alguna llegada del Barcelona y poco más. La final estaba sentenciada desde el minuto 25. Todo el mundo lo sabía y por eso sobraron algunas patadas y algún que otro gesto de teatro de Busquets. El Barcelona ya suma 26 títulos de Copa. Es el Rey.

Ficha técnica


Athletic Club:
Iraizoz; Iraola, Ekiza, Amorebieta, Aurtenetxe; Javi Martinez, De Marcos (Ander Herrera, m. 46), Muniain; Susaeta (Íñigo Pérez, m. 46), Llorente (Toquero, m. 72) e Ibai Gómez.

Barcelona: Pinto; Montoya, Piqué, Mascherano, Adriano; Busquets, Xavi (Cesc, m. 80), Iniesta; Pedro (Thiago, m. 86), Alexis (Keita, m. 71) y Messi.

Goles: 0-1, m. 3: Pedro aprovecha un rechace en el área tras un saque de esquina de Xavi y un cabezazo desviado de Piqué. 0-2, m. 20: Messi bate por alto a Iraizoz tras un pase magnífico al espacio de Iniesta. 0-3, m. 25: Pedro, con un disparo raso y ajustado desde fuera del área.

Árbitro: David Fernández Borbalán (C. Andaluz). Amonestó a Susaeta (m. 39) e Iraola (m. 42), por parte del Athletic, y a Xavi (m. 66) e Iniesta (m. 70), por el Barcelona.

Incidencias: Final de la Copa del Rey, disputada en el estadio Vicente Calderón ante unos 54.000 espectadores. Lleno.

Pep Guardiola se despidió a lo grande, logrando su título número 14 en su primera etapa como técnico azulgrana. El Barcelona jugueteó con un Athletic inoperante, incapaz de mostrar algún signo de ese equipo que enganchó con todos el día que se exhibió en Old Trafford y que entregó la Copa sin resistencia alguna. En pocas ocasiones una final ha mostrado tanta diferencia entre uno y otro equipo. 25 minutos bastaron para sentenciar el partido y llevar la Copa del Rey con destino a Barcelona. En ese arranque de partido, los de Guardiola lograron tres goles, pero bien pudieron ser ocho. El baile fue total, absoluto. El minuto y medio inicial marcó el resto de la final. Los azulgrana fueron capaces de crear dos ocasiones, para a la tercera batir a Iraizoz por mediación de Pedro tras un fallo de Javi Martínez. Y todo en noventa segundos.