Es noticia
Villar siempre gana: el embrujo del hombre más polémico del fútbol español
  1. Deportes
  2. Fútbol
EL PRESIDENTE RENUEVA SUS VOTOS EN LA RFEF POR SEXTA VEZ CONSECUTIVA

Villar siempre gana: el embrujo del hombre más polémico del fútbol español

Hablar de fútbol en España es hablar de Ángel María Villar. Querido y odiado por igual, el que fuera jugador del Athletic fue reelegido este jueves

Foto: Villar siempre gana: el embrujo del hombre más polémico del fútbol español
Villar siempre gana: el embrujo del hombre más polémico del fútbol español

Hablar de fútbol en España es hablar de Ángel María Villar. Querido y odiado por igual, el que fuera jugador del Athletic fue reelegido este jueves como presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) por sexta vez. Inició su mandato en 1988 al frente de la RFEF y en el horizonte todavía no se atisba la posible fecha de caducidad de su estancia en el sillón presidencial. Le gusta y disfruta en él. Se siente seguro de su poder, de su dominio del paisaje futbolístico y no concibe su vida alejada de ese despacho. Solo un paso al frente con dirección a UEFA o FIFA (es vicepresidente de ambas entidades) podría suponer su adiós. Todos los que han intentado luchar contra él han terminado siendo borrados del mapa federativo.

El jueves, la Asamblea ratificó la confianza que el fútbol español tiene -o, al menos, la mayoría- en la gestión de Villar, de la que incluso han llegado a dudar ministros, políticos, periodistas, grupos de comunicación, pero ante la que todos ellos han terminado claudicando. El Grupo Prisa, de la mano de Lissaveztky en sus primeros años como secretario de Estado para el Deporte, intentaron acabar con el poder de Villar. Llegó a ser una obsesión. Tanto fue así que contribuyeron a dar forma a un grupo opositor encabezado por Mateu Alemany, que, por cierto, terminó abandonando la carrera electoral de 2008 ante el fracaso que se avecinaba. 

Incluso el Gobierno de Zapatero orquestó una orden ministerial por la cual todas las federaciones deportivas tenían que convocar elecciones en el primer trimestre del año olímpico. Sus movimientos en la FIFA -Blatter llegó a insinuar la no invitación de España a la Eurocopa- bastaron para dejar en evidencia al presidente del Gobierno y a su secretario de estado, que traicionaron a todos aquellos que apoyaron la campaña de acoso y derribo de Villar. "Tras varias reuniones, nunca más supimos de ellos. Gran parte del fútbol estaba de acuerdo, pero ya no volvieron a coger el teléfono. Lo siguiente que supimos de ellos fue a través de las fotos de Lissavetzky con Villar", confirma a El Confidencial uno de los afectados.

 

Gerardo González le puso contra las cuerdas

Antes, en las elecciones de 2004, Villar tuvo que luchar contra el que fuera su secretario general en la Federación, Gerardo González. Florentino Pérez no ocultó su apoyo al candidato, pero el rodillo del presidente pudo con la oposición surgida desde dentro de la propia Federación. Estuvo contra las cuerdas pero, utilizando todos los resortes habidos y por haber, consiguió dar la vuelta a la situación en la noche antes de las elecciones. Desde ese momento, las relaciones entre Villar y Pérez nunca han sido fluidas, pese a intentos posteriores de acercar posturas.

Nacido hace 62 años a escasos metros de San Mamés, de profunda formación religiosa, el hoy abogado por Deusto soñaba con jugar al fútbol (fue internacional en 22 ocasiones y coincidió en la selección con Del Bosque), pero su salto a la fama llegó desde el despacho, lejos de las botas de tacos. Sus compañeros dicen de él que iba para dirigente, que en las concentraciones se pasaba el día estudiando.

 

41 títulos a sus espaldas

Atacado y criticado hasta el extremo, sus argumentos para seguir al frente de la RFEF 24 años después de su estreno es el estado de bienestar deportivo que hoy en día vive el fútbol y una Federación saneada tras los éxitos y dudas anteriores. Hasta 41 títulos contemplan la estancia de Villar, pero la estrella es el Mundial conquistado en Johanesburgo en julio de 2010. Más valorado fuera de España que en su país, el presidente de la RFEF ha sido durante muchos años el dirigente del deporte español mejor colocado internacionalmente, por lo que algo tendrá ese hombre que en ocasiones parece despistado y al que rara vez no le rodea la polémica, pero que domina como pocos el panorama del fútbol. En su agenda hay que colocar las dos iniciativas perdedoras de España como aspirante a organizar el Mundial de 2018 o la Eurocopa de 2006.

 

Presidencialista al máximo, su manera de entender la gestión de la RFEF pasa por asumir el 90% de las decisiones que hay que tomar en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, la otra gran obra de su mandato al margen de los éxitos deportivos. El litigio de la propiedad de los terrenos sigue en pie, pero según confirman en la propia Federación: "Esa denuncia nada tiene que ver con nosotros".

Hablar de fútbol en España es hablar de Ángel María Villar. Querido y odiado por igual, el que fuera jugador del Athletic fue reelegido este jueves como presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) por sexta vez. Inició su mandato en 1988 al frente de la RFEF y en el horizonte todavía no se atisba la posible fecha de caducidad de su estancia en el sillón presidencial. Le gusta y disfruta en él. Se siente seguro de su poder, de su dominio del paisaje futbolístico y no concibe su vida alejada de ese despacho. Solo un paso al frente con dirección a UEFA o FIFA (es vicepresidente de ambas entidades) podría suponer su adiós. Todos los que han intentado luchar contra él han terminado siendo borrados del mapa federativo.

Ángel María Villar Real Federación Española de Fútbol