Es noticia
Estrellas y millonarios, pero son los primeros en vender y alimentar su negocio, el de la NBA
  1. Deportes
NO HAY NINGÚN RINCÓN SIN DESCUBRIR, INCLUSO EN LA SERIE FINAL

Estrellas y millonarios, pero son los primeros en vender y alimentar su negocio, el de la NBA

Fútbol contra NBA. Dos maneras de entender el negocio del deporte y la implicación de los principales activos de ambos, los deportistas. La presencia de la

Foto: Estrellas y millonarios, pero son los primeros en vender y alimentar su negocio, el de la NBA
Estrellas y millonarios, pero son los primeros en vender y alimentar su negocio, el de la NBA

Fútbol contra NBA. Dos maneras de entender el negocio del deporte y la implicación de los principales activos de ambos, los deportistas. La presencia de la selección española en el primer partido de la Final de la NBA sirve para comparar lo que sucede en uno y otro ámbito. Casillas, Ramos, Iniesta, Xavi y compañía comprobaron que el fútbol no es el centro del universo, que hay deportistas a su nivel o por encima de ellos en cuanto a repercusión mediática y popular.

Su presencia en el American Airlines pasó inadvertida para la mayoría de los 19.600 espectadores. Los campeones del mundo disfrutaron con el primer partido de la serie, pero para hacerlo tuvieron que de disfrazarse de personas al uso. Por una vez iban a ver y no a ser vistos. Presenciaron un partido de baloncesto, pero mezclado en sus dosis justa de espectáculo. La NBA les recibió con los brazos abiertos, todo gracias al BBVA, pero no entendió que era necesario distinciones de ningún tipo. Todos y cada uno de los campeones del mundo tuvieron que llegar al American con su entrada en la mano, enseñarla al entrar para después ser cacheados como el resto de almas que entraron en el pabellón.

Los de Del Bosque presenciaron algo más que un simple partido. La NBA entiende como pocos que el espectáculo no empieza y termina en la cancha. Hay que alimentarlo, darlo de comer y los jugadores son los principales actores de esa exposición que se hace del baloncesto, del béisbol, el hockey o el fútbol americano. Hay que vender el producto y para ello intentan trasladar al público todo lo que sucede alrededor de un partido, algo parecido a lo que también se hace en Fórmula 1. 

Informar sin barreras para vender el producto

 Sigue sorprendiendo, especialmente cuando llegas de un mundo tan cerrado como el fútbol europeo, ese escaparate en el que se convierte un partido de este calibre. Una vez que consigues colgarte del cuello la acreditación, -para este partido la NBA repartió 1.000-, tienes 'visado' para compartir con los jugadores el calentamiento, sus momentos de meditación en el vestuario, sus declaraciones de antes y después, pisar la madera... en definitiva exportar un producto, trasladar al aficionado todo lo que sucede. Da lo mismo de quien se trate

La NBA abre las puertas de los vestuarios antes y después del choque. Todos hablan. Se lamen LeBron James o Tim Duncan. El partido se inicia dos horas antes del balón al aire y no termina hasta otras dos horas después. Hay que vender, mostrar la mejor Liga del mundo. Primero fueron los Spurs los que hablaron: Parker, Green, Ginobili, Duncan o Splitter charlaban tranquilamente mientras se cambiaban. Comentaron la final o lo que se terciara. Ni una mala cara. Profesionales. 

En una final, hablando de otros deportes, y no pasó nada 

Ginobili, también futbolero al máximo, habló del Mundial de Brasil. "Qué bonito sería ganar allí a los anfitriones y a España. Ahora mismo la mejor selección es la española. No tengo duda alguna. El título está más cerca, pero no valdría de nada confiarse", comentó entre sonrisas. Parker se centró en el baloncesto. "El partido estuvo loco... sin control, pero nuestro mayor acierto al final ante jugadores imparables como LeBron o Allen nos lleva a soñar con el título. Hemos conseguido lo difícil, pero ahora toca pelear más a fondo si fuera posible", comentó el francés. 

En el vestuario de los Heat no había tanta felicidad como en el de los Spurs, pero sí mucho más espacio y lujo. Destacaba la taquilla de James: cuatro pares de zapatillas a los pies de su banco, una de color oro, dejaban clara la personalidad de la estrella de los Heat. El rojo y un inmenso vestíbulo presiden un vestuario de estrellas pero abierto a todo el mundo. Lástima que la visita de los internacionales españoles, los campeones del mundo, no terminara por el vestuario. Una pena.

Fútbol contra NBA. Dos maneras de entender el negocio del deporte y la implicación de los principales activos de ambos, los deportistas. La presencia de la selección española en el primer partido de la Final de la NBA sirve para comparar lo que sucede en uno y otro ámbito. Casillas, Ramos, Iniesta, Xavi y compañía comprobaron que el fútbol no es el centro del universo, que hay deportistas a su nivel o por encima de ellos en cuanto a repercusión mediática y popular.