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'Ahora sí, antes no': Chico conoce chica... ¿qué puede salir mal?
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Estreno de 'Ahora sí, antes no'

'Ahora sí, antes no': Chico conoce chica... ¿qué puede salir mal?

En 'Ahora sí, antes no', el coreano Hong Sang-soo incide en el sutil arte del matiz que convierte una situación en satisfactoria (o no)

Foto: 'Ahora sí, antes no'.
'Ahora sí, antes no'.

Un cineasta llega a una ciudad desconocida donde le han invitado a presentar uno de sus filmes. Dispone de unas cuantas horas muertas y aprovecha para visitar algún monumento histórico. En un viejo templo, se fija en una muchacha que descansa mientras bebe un zumo. Entabla una conversación intrascendente con ella y la invita a tomar un café. A partir de aquí, ¿qué puede salir mal? ¿Qué va a determinar que el resto del día resulte placentero para ambos? ¿En qué momento se puede torcer la charla y precipitarse todo hacia el desastre? ¿Por qué un pequeño tropiezo sin aparente importancia acaba magnificándose horas después? ¿Hasta qué punto una honestidad frontal que no parece muy diplomática resulta finalmente positiva?

'Ahora sí, antes no' son dos películas en una. O, para ser más exactos, dos variaciones en torno a la misma historia que se desarrollan con pequeñas diferencias hasta desembocar en dos desenlaces opuestos. En la primera variante, la jornada empieza bien, pero en un momento todo parece complicarse. Al día siguiente, el protagonista se muestra hostil en el coloquio que mantiene en un cine en torno a su película. En la segunda variante, los acontecimientos se desarrollan más o menos igual, pero la conexión entre el cineasta y la aspirante a pintora a la que intenta seducir resulta más positiva. A la mañana siguiente, la charla con los espectadores fluye de otra manera...

Tráiler de 'Ahora sí, antes no'

Los vaivenes de la seducción

Nada nuevo en la filmografía del director surcoreano Hong Sang-soo, nombre de culto entre la cinefilia internacional que consiguió el Leopardo de Oro en el pasado Festival de Locarno por este delicioso díptico en torno a los vaivenes de la seducción y los sutiles matices que marcan el devenir de un encuentro azaroso. Con 17 largometrajes ya en su haber, este prolífico director asiático, que debutó a finales de la década de los noventa, ha construido su filmografía a partir de unas señas estilísticas muy fáciles de identificar.

Sobre todo en los últimos años, sus películas se construyen siempre a partir de variaciones y repeticiones en torno a unos elementos argumentales muy básicos: la llegada del protagonista a algún lugar en el que no había estado antes o en el que hace tiempo que no reside, su encuentro con alguna persona desconocida o con la que se relacionó años ha y el desarrollo de esta relación a partir de diversas charlas regadas siempre con grandes cantidades de soju. A esta estructura básica se le añaden personajes secundarios que matizan las diferencias entre una historia y otra.

El filme es un delicioso díptico en torno a los vaivenes de la seducción y los sutiles matices que marcan el devenir de un encuentro azaroso

Hong Sang-soo es la prueba viviente de que no hay nada más sobrevalorado en el arte que la originalidad. Hong siempre rueda la misma película. Y siempre resulta diferente. Su maestría radica en la capacidad para mostrar hasta qué punto una diferencia sutil cambia las cosas. Y lo lleva a cabo a partir de un trabajo de índole musical con los esqueletos narrativos de sus películas. En este sentido, sus obras representan la otra cara de la moneda de las de, pongamos por caso, Christopher Nolan. Frente a las estructuras a primera vista alambicadas pero en el fondo fácilmente reconstruibles en diversos trazos lineales del director de 'Memento', Hong propone variaciones de un mismo tema 'a priori' transparentes y aleatorias que sin embargo encierran conexiones mucho más complejas de lo que aparentan.

En sus películas, los personajes parecen dispuestos a tropezar una y otra vez con la misma piedra cuando persiguen el amor. O, por el contrario, sienten una sensación de 'déjà vu' cuando se encuentran por primera vez con una persona. O, incluso, consiguen que en algún momento salga bien lo que parecía que iba a ir mal. No todo siempre es igual ni diferente. Tampoco lo opuesto ni lo complementario.

Conexiones inesperadas

Las estructuras repetitivas del cine de Hong además generan unas conexiones inesperadas entre las diferentes historias que, lejos de funcionar de manera independiente, acaban vinculándose de alguna forma. Así, aunque la segunda variante de la historia de 'Ahora sí, antes no' empiece de nuevo desde el principio como si la primera no hubiera existido, una tiene la sensación que el protagonista solventa en cierta manera algunos de los errores cometidos en la anterior versión, como si hubiera tenido la oportunidad de regresar al punto de partida y volver a intentarlo. De esta manera, el dispositivo del cine de Hong a base de reiteraciones variables donde las elipsis cobran un significado determinante adquiere una dimensión trascendental mucho más poderosa de lo que la fachada naturalista, casi descuidada, de su cine podría dar a entender.

El cine de Hong donde las elipsis cobran un significado determinante adquiere una dimensión trascendental muy poderosa

La apariencia de levedad de sus películas va ligada también a un tono de comedia salpimentada con algún elemento dramático y con cierto punto de autoparodia alcohólica (en pocos filmes los protagonistas beben tanto como en los de Hong). En 'Ahora sí, antes no', la protagonista femenina reconoce con admiración al director de cine protagonista cuando este le confiesa su nombre, al mismo tiempo que admite con toda sinceridad que no ha visto ninguna de sus películas. Con Hong Sang-soo sucede algo parecido. Él produce a un ritmo similar al de Woody Allen (podríamos encontrar más conexiones entre estos dos cineastas, que se nutren de sus propias experiencias emocionales para rodar) y sus películas siempre encuentran un hueco en algún festival de prestigio tipo Cannes, Berlín, Venecia o Locarno. Pero todavía resulta un práctico desconocido para el gran público.

'Ahora sí, antes no' es la segunda película del coreano que se estrena en España tras 'En otro país' (2012), protagonizada por Isabelle Huppert. Una segunda oportunidad para descubrir a uno de los cineastas que mejor sintonizan con la aparente trivialidad de los (des)encuentros azarosos entre hombres y mujeres.

Un cineasta llega a una ciudad desconocida donde le han invitado a presentar uno de sus filmes. Dispone de unas cuantas horas muertas y aprovecha para visitar algún monumento histórico. En un viejo templo, se fija en una muchacha que descansa mientras bebe un zumo. Entabla una conversación intrascendente con ella y la invita a tomar un café. A partir de aquí, ¿qué puede salir mal? ¿Qué va a determinar que el resto del día resulte placentero para ambos? ¿En qué momento se puede torcer la charla y precipitarse todo hacia el desastre? ¿Por qué un pequeño tropiezo sin aparente importancia acaba magnificándose horas después? ¿Hasta qué punto una honestidad frontal que no parece muy diplomática resulta finalmente positiva?

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