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Alberto García-Alix se mete a comisario entre lo sublime y lo heterodoxo
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20 aniversario del festival

Alberto García-Alix se mete a comisario entre lo sublime y lo heterodoxo

Jóvenes rockeros, chaperos, travestis desahuciados, voyeurs, carne, muerte y deseo. PHotoEspaña da carta blanca al fotógrafo para organizar seis exposiciones con los autores que ama

Foto: 'Autorretrato' (2013) (Alberto García-Alix)
'Autorretrato' (2013) (Alberto García-Alix)

Define Alberto García-Alix lo sublime como esa exaltación corpórea existente cuando el dolor y el placer van de la mano. Dice, como Lorca, que no tiene ángel sino duende. Anida en las tripas, se desliga de la razón y alimenta al alma. Golpea. Lo sublime se funde con lo heterodoxo, con lo que está fuera de la norma y se nutre de lo más íntimo de un autor como lleva siendo él tras tantas décadas de trabajo, para crear 'La exaltación del ser. Una mirada heterodoxa', un personal proyecto que el fotógrafo leonés ha creado para celebrar el 20 aniversario de PHotoEspaña.

El festival, que tendrá lugar del 31 de mayo al 27 de agosto, le propuso hace ocho meses plasmar su mirada en este cumpleaños. Le dio carta blanca y convirtió en comisario. El resultado tendrá forma de seis exposiciones de seis autores que señala como sus favoritos y un laboratorio editorial. No habrá obra de García-Alix en esta edición (aunque sí estará en una retrospectiva que se podrá ver en la extensión del PHE en Argentina), pero él estará presente a través de la media docena de fotógrafos.

"Me ha salido una exposición con los autores que más me gustan sin tener nada que ver. Uno se reconoce en lo que ama y yo amo estos trabajos. Me siento identificado con esa pulsión que muestran en su obra. Y desde el momento en el que la amo, la hago mía", reconoce García-Alix. "Se le lee a través de ellos", añade María García Yelo, directora del festival. Asegura el fotógrafo que la cifra del 20 aniversario "pesaba mucho en la cabeza". El primer nombre que apareció en su mente fue el del español David Nebreda pero, a pesar de que encontró a su editor y su obra en París, no consiguió dar con él y le tuvo que descartar. Desde esa idea primigenia, fueron saliendo de forma inconsciente los seis nombres: Antonie d'Agata, Pierre Molinier, Paulo Nozolino, Anders Petersen, Teresa Margolles yKarlheinz Weinberger. Todos reunidos bajo esas dos premisas: lo sublime y lo heterodoxo.

"Mi trabajo está más cerca de la sublimidad porque fotografío a través del trance, es decir de una pulsión y una exaltación. Yo fotografío con un sentido muy pasional de la mirada y eso me acerca a la sublimidad", resume para dejar claro que esta selección no traza una autobiografía encubierta, a la par que confiesa que sigue siendo fiel a su cámara analógica. "El salto digital no lo he hecho. Necesitaría otra vida. La fotografía ha cambiado mucho, lo que no cambia es la emoción con la que miramos".

Del Café Lehmitz a los trans de Ciudad Juárez

Jóvenes rockeros, chaperos y amantes, travestis desahuciados, voyeurs, la carne, la muerte, la soledad y el deseo. De manera involuntaria e, incluso, instintiva el trabajo de García-Alix resuena en la obra de los seis fotógrafos que ha elegido para PHE. Destaca sobremanera la presencia de Petersen y su Café Lehmitz. La ópera prima del fotógrafo sueco se podrá ver por primera vez completa con las 300 fotografías que conforman esta mítica serie (en general se conocen las 70 del libro) y expuesto como lo fue entonces, junto a las hojas de contacto y un vídeo que enseña cómo recortaba, pintaba y señalaba los contactos de la época otorgándoles "una dimensión plástica súper poderosa".

Dice García-Alix que 'Café Lehmitz' es "una obra de generosa humanidad compartida. Un trabajo inolvidable. Hasta provocar las lágrimas. Soy testigo". "Es su obra maestra", agrega emocionado con la oportunidad que ha tenido de poder explorar de cerca toda la serie. "Es una obra que amo. La primera vez que la vi me convulsionó", dice sobre este "paseo por una atmósfera genial".

Una madrugada de 1967 Petersen estaba en este café de Hamburgo con su Nikon F. La cámara empezó a rodar de mano en mano con la gente del local haciéndose fotos. Volvió a las suyas y comenzó a fotografiar la fauna de ese lugar durante tres años. Estudiaba fotografía en Estocolmo y se escapaba a Hamburgo para seguir con el proyecto. Dormía en la cocina gratis a cambio de cuidar a los niños de la cocinera. El resultado fueron esas más de 300 fotos que se expusieron sobre la barra y quien se reconocía en ellas, se llevaba la suya a casa. Estaban todos: desde Lilly, la querida de muchos, y su enamorado Rose (la imagen de arriba es una de ambos que sirvió de portada para 'Rain Dogs', de Tom Waits) hasta el tragasables Scar o las prostitutas ancianas de St. Pauli.

Junto a Petersen, también en Centro Centro se podrá ver el trabajo de Teresa Margolles y su 'Pista de baile'. Violencia, muerte, crueldad y descomposición están presentes en esta serie en la que la mexicana retrata espacios de Ciudad Juárez donde estaban las antiguas discotecas a las que acudían los travestis. Hoy están derruídas, pero ella ha limpiado el suelo para sacar a la luz los vestigios de sus antiguas pistas y, sobre ellas, ha situado a los artistas transgénero que actuaban allí. "Su obra grita al silencio y al trauma de la desaparición y su arbitrariedad. Y, por derecho, acusa y enfrenta al poder político con esa realidad de luto y duelo que ha creado y que, además, fomenta. Cuesta también nuestra comprensión y hasta nuestra sensibilidad farisea. Nos pone en entredicho por no ver ni tomar consciencia ni posición ante la injusticia social o de género y la agresividad que le pertenece", explica.

Al Museo del Romanticismo llegará la interesante obra de Weinberger. Este fotógrafo autodidacta, que como recuerda García-Alix solo trabajaba de viernes a domingo, se acerca a un mundo que le fascina: los jóvenes rebeldes, rockeros, moteros, chaperos, amantes. "Nunca será uno de ellos, pero está con ellos. No es un hombre osado, más bien un solitario que fotografía de viernes a domingo por fascinación obsesiva un imaginario único de identidades y actitudes". Retrata a esos nuevos bárbaros con una mirada naíf y lo hace poniendo atención a los detalles: las hebillas cinceladas, las chaquetas de cuero, los collares con la cara de Elvis Presley, las tuercas que cosen braguetas. "Es una obra con un parte muy íntima y sexual. Es un trabajo desconocido", asegura García-Alix.

Por último, al Círculo de Bellas Artes llegará Antonie d'Agata, al que García-Alix define como "uno de los autores contemporáneos más potentes e interesantes". Lo hará con una serie que traza "una línea de tensión autobiográfica donde tensa la maldad en su cuerpo". Es la exaltación de la carne. De Nozolino y su 'Loaded shine' destaca ese "artificio de la mirada que convierte en herida" en esta serie de paisajes decadentes, angustiosos y casi espectrales. Por último, de Molinier se podrán ver en Madrid 30 obras originales que hablan de la seducción, el voyeurismo, el fetichismo, el travestismo, la androginia, la fantasía, el morbo y el placer. "Es la obra de un gran fabulador. Un independiente. Un individualista con lo femenino como obsesión y pertenencia. Una mirada heterodoxa y radical que busca en la figuración del deseo su territorio más íntimo de creación".

La propuesta de García-Alix se cerrará con un laboratorio visual que será un punto de encuentro y discusión en Tabacalera y girará entre lo sublime y lo heterodoxo. Liderados por Adam Broomberg y Olivier Chanarin, durante cinco días los fotógrafos y editores participantes explorarán ambos terrenos y después (9 de junio) se expondrá su trabajo. Lo que sí tuvo claro García-Alix desde el primer momento fue descartarse en esta selección. "No, yo no. ¡Qué pudor!", afirma quien, además, a finales de mayo también expondrá su obra en la galería Juana de Aizpuru. "Cuando te dan carta blanca es una oportunidad única para disfrutar de otros autores" y llegar a esa convulsión que defiende en esta exaltación del ser o, como matiza, "el gran poder subliminal que tiene el arte".

Define Alberto García-Alix lo sublime como esa exaltación corpórea existente cuando el dolor y el placer van de la mano. Dice, como Lorca, que no tiene ángel sino duende. Anida en las tripas, se desliga de la razón y alimenta al alma. Golpea. Lo sublime se funde con lo heterodoxo, con lo que está fuera de la norma y se nutre de lo más íntimo de un autor como lleva siendo él tras tantas décadas de trabajo, para crear 'La exaltación del ser. Una mirada heterodoxa', un personal proyecto que el fotógrafo leonés ha creado para celebrar el 20 aniversario de PHotoEspaña.

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