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"Te lo juro por Willy Bárcenas". Las canciones más pijas del pop español
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Vuelve el orgullo de clase alta

"Te lo juro por Willy Bárcenas". Las canciones más pijas del pop español

Desde la radiofórmula al pop 'indie', no faltan letras que exhiben poderío económico y estatus social

Foto: Posado del grupo Mecano.
Posado del grupo Mecano.

Estos días, el planeta pop español vive sacudido por el fenómeno Taburete, cuyas letras, fans y estética recuerdan poderosamente a los grupos pijos de los años ochenta. Basta ver las imágenes de esta fila para un 'pop-up show', donde aparecen un par de miles de jóvenes con estética de clase media-alta. El pico de popularidad de estos himnos fueron los años ochenta, cuando la bonanza económica y el tsunami del consumismo hicieron que los chavales de barrio alto perdieran el miedo a exhibir su nivel económico.

Foto: Guillermo Bárcenas (i) y Antón Carreño, cantante y bajista de Taburete. (EFE)

"España es el país donde uno se puede hacer rico de manera más rápida", dijo con orgullo el ministro socialista Carlos Solchaga. Algunas canciones enternecen, otras dan vergüenza ajena y una podría llevarse a juicio, al menos con los estrictos criterios actuales con los que se juzga a artista como Def Con Dos, Soziedad Alkohólika y Pablo Hasél. O sea: pasen y disfruten del orgullo pijazo (y de tres respuestas de barrio).

'El imperio contraataca' (Los Nikis)

Cuenta la leyenda (y los testigos fiables) que la discoteca Jácara de Madrid solía cerrar en los años ochenta con esta canción, mientras la chavalada pudiente la coreaba brazo en alto, haciendo el saludo franquista. No es algo tan raro: se vivía una apoteosis de lo 'progre', y por algún lado tenía que salir todo esa propaganda nacionalcatólica que se había inoculado a la sociedad española desde los años cuarenta. Se supone que la canción es una broma, pero terminó calando en los jóvenes que habían mamado en casa orgullo imperial desde pequeños. Los autores fueron un grupo de Algete, adictos a los Ramones y con pinta de estudiar en colegio privado. Tenía todos los ingredientes necesarios para que los cachorros de AP y Falange Española hicieran catarsis.

'El imperio contraataca' (Los Nikis)

'Matar a Castro' (Hombres G)

Lo interesante de este himno es su capacidad de seducción internacional, ya que hizo llorar de emoción a señoritos de derechas de ambos lados del Atlántico. En España, servía para despreciar a los jóvenes rojos enfundados en camisetas del Che, mientras que en Miami hacía las delicias de las clases exiliadas y expropiadas. La tensión dramática es brutal, ya que cuenta la historia de una niña "elegida por el Señor", que prepara y ejecuta un atentado contra el comandante en el aeropuerto José Martí. Finalmente, la profecía de los Hombres G no llegó a cumplirse, pero ofreció innumerables ratos de alegría y desahogo a todos aquellos que sentían sudores fríos al mirar de reojo a aquella pequeña isla del Caribe.

'Matar a Castro' (Hombres G)

'Adoro a las pijas de mi ciudad' (La Costa Brava)

Estamos ante un supergrupo 'indie' comandado por Sergio Algora (El Niño Gusano) y Francisco Nixon (Australian Blonde). Hacían canciones ligeras, chispeantes y cotidianas. Aunque pueda parecer lo contrario, este himno no tiene humor ni ironía alguna: habla de su querencia por las niñas pijas, de quienes aprecian sus dentaduras bien cuidadas, sus coches de tres millones de pesetas y su capacidad para bailar sevillanas. Julio Iglesias y similares podrían usar la canción para conectar con el público hípster. No hay tanta distancia entre los ídolos de ayer y los modernos de hoy.

'Adoro a las pijas de mi ciudad' (La Costa Brava)

'Hoy no me puedo levantar' (Mecano)

En ninguna lista de pop pijo puede faltar una mención a Mecano. Se podrían escoger muchas piezas del grupo, pero este himno a la indolencia resacosa es una de las más evidentes. Primero, por la bebida que han escogido para enchuzarse: "Es la resaca del champán/ burbujas que suben y después se van". Algún locutor molón de la época, férreo defensor de la Movida, decidió no pincharles en su programa por el pijerío de optar por esa bebida de alta alcurnia (por otro lado, que los Pegamoides bebieran cerveza no les hacía más obreros). Además, está el tono de voz de Ana, mezcla de La Moraleja, el CEU San Pablo y el barrio de Salamanca. El grupo de hip-hop Los Chikos del Maíz sampleó este himno en 'Hidden track', su demoledor retrato de los ochenta.

'Hoy no me puedo levantar' (Mecano)

'Cosas de la edad' (Modestia Aparte)

Si hablamos de tonos de voz, Ana Torroja suena como Rosendo al lado de este grupo madrileño fundado en 1988. Su enorme mérito es haber triunfado en la radiofórmula justo cuando el rollo pijo clásico estaba más desprestigiado, debido a la dureza del 'grunge', el macarreo electrónico y el heavy metal en su etapa más cruda, gracias a Metallica y Sepultura. Esta canción es una desvergonzada apología de la inmadurez, que conectó con millones de jóvenes españoles, agobiados por las obligaciones de entrar en la vida adulta. Escuchada hoy, todavía produce algo de vergüenza ajena. Dicho esto, la naturalidad con la que se desenvuelve el grupo hace que resulte contagiosa.

'Cosas de la edad' (Modestia Aparte)

'Chanel, cocaína y Don Perignon' (Loquillo y Los Trogloditas)

José María Sanz es, para muchos oyentes, el prototipo de chico de barrio. A pesar de sus declaraciones de amor a El Clot, su orgullo no viene de los lazos con su lugar de origen, sino de su capacidad arribista para escaparse del barrio. Él no admira la entereza y el carácter de las mujeres de abajo, sino la docilidad de las chicas florero, otro producto de consumo más, como el perfume Chanel, la cocaína de alta calidad y los ligueros de Dior (elementos citados en la letra y cantados con entusiasmo). Este manifiesto vital (o algo parecido) lo podrían haber compuesto Salvador Sostres, Fernando Vizcaíno Casas o Arturo Pérez Reverte. Por eso, seguramente, no hay que escandalizarse cuando Loquillo anuncia el Banco de Sabadell en plena ola de desahucios y Gas Natural en tiempos de pobreza energética. Para él todo es ego, lujo y dinero.

'Cuídate' (La Oreja de Van Gogh)

Bajo su aspecto inofensivo, estos superventas de radiofórmula reflejan como nadie la placidez y la cursilería que derrochan los chavales de clase alta. Cien por cien alérgicos a jardines políticos y problemas económicos, se dedican a cantar a bellos amaneceres, paseos por la playa y penas de amor. Aquí aparecen en un bonito edificio 'fashion', seguramente una bodega diseñada por Frank Gehry, por donde pasean y contemplan cuadros bellos jóvenes ensimismados. ¿Cuál es la carga política de este banda? Representar el modelo de juventud limpia, moderna y desmovilizada que deseaban las élites vascas. Basta leer el texto 'La generación de la Oreja de Van Gogh' (http://perso.wanadoo.es/mediterra/Libros/exodus.html), que escribió el periodista José María Calleja. Por cierto, en la letra de este himno, se cita a La Buena Vida, versión 'indie' de La Oreja.

'Cuídate' (La Oreja de Van Gogh)

Aparte de estos siete brillantes despliegues de pijerío, también recordamos tres brillantes respuestas desde abajo. Podríamos eternizarnos enumerando ejemplos del rock radical vasco, pero vamos a tirar por estilos pujantes en la actualidad, como el electro-petardo y el hip-hop de barrio. Pasen y disfruten del milenario arte del insulto, practicado con maestría por las clases subordinadas.

'Hey pijo' (MC Randy y Dj Yonko)

Eran los comienzos del hip-hop español. De hecho, diría que la primera canción del género que triunfó en nuestro país fue esta pedrada contra los "niños yuppies/que juran por Snoopy". El protagonista tiene una formas extremadamente violentas, llegando a amenazar con dar un cadenazo en la cara al primer chaval de clase alta que se le cruce. Pero, en realidad, se trata de una letra de autodefensa, ante las continuas burlas que un grupo de amigos de barrio marginado reciben cada vez que se acercan al centro de su ciudad. Contra todo pronóstico, y a pesar de algunas rimas algo facilonas, la canción no ha perdido su frescura. Suena tan vital y contagiosa como cuando fue compuesta y dejó con cara de pasmo a millones de oyentes al ser emitida en Televisión Española y Los 40 Principales.

'Hey pijo' (MC Randy y Dj Yonko)

'Señoras bien' (Las Bistecs)

Este dúo barcelonés parte la pana en las discotecas de modernos. En su último concierto en Madrid, dedicaron la letra a Rita Barberá, icono de las señoras de derechas. "Se las arreglan bien/ les gusta ir al Ritz/ pero al bingo también". ¿Más madera? "Su cena preferida es paté La Piara/ pero no se la comen, se lo ponen en la cara/ sistema nervioso, desenfadado/ riego sanguíneo de vodka helado". El clímax, cómo no, llega con el estribillo. "Señoras bien, señoras fetén/ capitalistas, chochocentristas". El estilo McNamara bañado en una evidente politización. Las Bistecs son uno de los grupos que mejor manejan el humor en el planeta pop actual.

'Señoras bien' (Las Bistecs)

'Gente vip' (Los Chikos del Maíz)

El dúo valenciano, a punto de separarse, puede presumir de ser el que más leña ha dado en sus letras a la clase alta. La voz que suena al principio es Álvaro, cantante de Pignoise, presentando un concierto en un encuentro de las Nuevas Generaciones del Partido Popular. En esta ocasión, Los Chikos del Maíz se ensañan con la forma tan brutal en que las aspiraciones y el estilo de vida de los ricos han permeado la mentalidad de los chavales de barrio. También dan cera a la omnipresente cultura de la celebridad, que domina nuestras relaciones sociales. Un rodillo para quitar la tontería a cualquier adolescente adicto a Mediaset.

'Gente vip' (Los Chikos del Maíz)

Estos días, el planeta pop español vive sacudido por el fenómeno Taburete, cuyas letras, fans y estética recuerdan poderosamente a los grupos pijos de los años ochenta. Basta ver las imágenes de esta fila para un 'pop-up show', donde aparecen un par de miles de jóvenes con estética de clase media-alta. El pico de popularidad de estos himnos fueron los años ochenta, cuando la bonanza económica y el tsunami del consumismo hicieron que los chavales de barrio alto perdieran el miedo a exhibir su nivel económico.

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