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Hollywood capital Pekín
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CHINA ES LA NUEVA LOCOMOTORA DE LA MECA DEL CINE

Hollywood capital Pekín

Nuevos ritos (imaginarios) de los ejecutivos de Hollywood. Cada vez que alguien dice la palabra China en una reunión de trabajo, se suben a la mesa,

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Hollywood capital Pekín

Nuevos ritos (imaginarios) de los ejecutivos de Hollywood. Cada vez que alguien dice la palabra China en una reunión de trabajo, se suben a la mesa, se atan las corbatas a la cabeza y bailan una conga al grito de “oe, oe, oe, oe”… O al menos deberían: China se ha convertido en el mayor mercado internacional del cine estadounidense tras superar a Japón en 2012.

Pekín es la nueva locomotora del show business y el chorreo de dinero no ha hecho más que empezar. Los dueños de Hollywood están eufóricos y lo demuestran, al menos sobre el papel: la todopoderosa Motion Pictures Association of America (MPAA), lobby de los grandes estudios hollywodienses, publicó esta semana un informe repleto de cifras fabulosas sobre el boom del cine en el gigante asiático. La industria audiovisual china facturó 15.000 millones de dólares y generó 909.000 empleos en 2011. La taquilla creció un 350% entre 2006 y 2011.En China están construyendo 10 cines al día

Pero lo deslumbrante de estos datos, encargados por la MPAA y elaborados por Oxford Economics, es lo que no enseñan. Porque el verdadero negocio para Hollywood empezó hace un año, en abril de 2012, cuando las autoridades chinas decidieron liberalizar un poco su mercado cinematográfico. La cuota de películas extranjeras que podían estrenarse cada año pasó de 20 a 34, un 70 % más de golpe, cientos de millones de dólares para el cine estadounidense en los próximos años. Las congas de los ejecutivos de Hollywood estaban más que justificadas. “En China están construyendo 10 cines al día. Hay un apetito voraz por nuestro producto”, ha afirmado Chris Dodd, presidente de la MPAA y antiguo senador demócrata.

Para entender la importancia de que China relaje su histórico proteccionismo cultural hay que analizar el cine como negocio global. La taquilla internacional (que incluye a todos los países menos EEUU y Canadá) supuso el 69 % de la recaudación total del cine en 2012. China aportó un 36 % más que el anterior: de los 34.700 millones recaudados, 2.700 fueron chinos.

Incluso el 3D triunfa

China tenía 9.300 pantallas de cine en 2011, según los datos del estudio de la MPAA, un 48 % más que el año anterior. En una década el número de cines se ha multiplicado por cinco, lo que da idea del boom de un sector que crece a lo bestia en China y está en recesión en buena parte de occidente.

Otro ejemplo. El negocio del 3D parece haber tocado techo en EEUU, donde las películas tridimensionales empiezan a recaudar más en sus versiones bidimensionales. Pero en China las cintas en 3D recaudan alrededor del 85 % del total en sus pases tridimensionales.

La apertura a Hollywood no está exenta de sobresaltos. China sigue protegiendo a su cine con medidas como hacer coincidir el estreno de El caballero oscuro. La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012) The Amazing Spiderman (Marc Webb, 2012) para que se despedacen entre sí y dejen sitio a la producciones autóctonas.

Adaptándose a China

Las autoridades chinas también se muestran susceptibles con ciertos contenidos, lo que ha generado más de una crítica a Hollywood por plegarse a las exigencias estéticas y morales de Pekín. No obstante, la política hollywodiense hacia China no difiere mucho de su modus operandi habitual. Se crítica que los productores de Iron Man 3 (Shane Black, 2013) hayan añadido metraje exclusivo con el actor Fan Bingbing para la versión china del filme, pero no tiene nada de singular. Hollywood utiliza esa estrategia en todas partes: Santiago Segura aparecía en la versión española de Jack y su gemela (2011), protagonizada por Adam Sandler, pero no así en la estadounidense. Contenidos a la carta y para todos los públicos.

También se acusa a Hollywood de adaptar los guiones al gusto del público chino, como si el éxito de su negocio no consistiera precisamente en plegar sus historias al gusto internacional. Cuando se supo que los productores de World War Z, superproducción de zombies protagonizada por Brad Pitt que se estrenará este verano, habían eliminado una escena donde se acusaba a China de ser el origen del apocalipsis mundial, se habló de censura. Pero los productores estadounidenses se pasan todo el día poniendo y quitando escenas por causas variopintas y nadie se escandaliza. En otras palabras: cuando un productor corta un filme para adaptarlo al mercado estadounidense es una decisión comercial pero si lo hace para adaptarlo al chino es censura.  

Más complejo es el caso de Quentin Tarantino. Pekín autorizó hace unas semanas el estreno de Django desencadenado (2012). Era el primer trabajo del autor que se vería en los cines chinos, aunque se sugirieron ciertos cambios a los distribuidores. “Estos pequeños ajustes no afectan a la calidad del filme; retoques como oscurecer el color de la sangre o reducir la dimensión de sus salpicaduras”, afirmó Zhang Miao, director de la distribuidora Sony en China, al periódico Southern Metropolis Daily.  

Sin embargo, el pasado 10 de abril se canceló el estreno de Django desencadenado en el último minuto (literalmente: los espectadores ya estaban sentados en sus butacas). Sin más explicaciones. Hay quien lo ha interpretado como miedo al componente político del filme. Harvey Weinstein, productor de Tarantino, declaró esta semana a la CBS que la cinta se estrenaría “pronto” en China. “Es una gran audiencia y no creo que ninguno de nosotros quiera renunciar a ella por unos pocos cortes en la película”.

El caso Tarantino refleja la compleja apertura de la economía china al liberalismo mundial. Un proceso contradictorio con barreras ideológicas, culturales y económicas que se abren y se cierran de un modo contradictorio en ocasiones. Al mismo tiempo que la censura demora el estreno de Django en salas, el DVD del filme de Tarantino se puede comprar en las tiendas.  

Barreras interesadas

Por no hablar de la confusión interesada entre censura y barreras comerciales. El proteccionismo chino se ve a veces como el enemigo de las ficciones cinematográficas estadounidenses pero ¿quién protege a quién y por qué? El estreno de cine extranjero en EEUU es poco menos que una odisea comercial si uno no tiene el apoyo de una major estadounidense. Por el contrario, las grandes empresas estadounidenses acaparan tres cuartes partes de la taquilla en países como España. O el arte de poner barreras en casa y clamar cuando uno encuentra restricciones fuera. Todo en un momento en el que la economía China está en un proceso acelerado de liberalización y financiarización por el que se cuela Hollywood.

“Algunos vaticinan que China podría superar a EEUU como principal mercado mundial en los próximos cinco años. No es ninguna sorpresa que Hollywood ansía capitalizarlo tanto como le sea posible”, afirma el periodista estadounidense Josh Rottenberg. La nueva revolución cultural china se llama show business. Si el camarada Mao levantara la cabeza…

Nuevos ritos (imaginarios) de los ejecutivos de Hollywood. Cada vez que alguien dice la palabra China en una reunión de trabajo, se suben a la mesa, se atan las corbatas a la cabeza y bailan una conga al grito de “oe, oe, oe, oe”… O al menos deberían: China se ha convertido en el mayor mercado internacional del cine estadounidense tras superar a Japón en 2012.