"No voy a decir 'muerte a los bancos' para vender más discos"

Ventanas abiertas en el último disco de Sr. Chinarro para dejar salir por ellas los mitos, los héroes y las solemnidades. El sevillano Antonio Luque, alma mater del grupo, ha consagrado su Enhorabuena a los cuatro –Mushroom Pillow, 2013– a desahuciar tantos olimpos se ha encontrado por el camino creativo, que han sido unos cuantos. Y para predicar con el ejemplo, explica que no lo ha hecho persiguiendo un objetivo trascendental o grandilocuente, sino por una pulsión artística tan válida como cualquier otra: porque se lo pedía el cuerpo. "Hay chavales jóvenes que cogen una guitarra y quieren descubrir el Mediterráneo", explica a El Confidencial. "Pero yo ya no tengo edad para esas cosas".

Ni los amantes de Teruel fueron para tanto, según canta Luque en Solo Shakespeare, ni el Destino con mayúsculas dista mucho de ser un Destino turístico más, según dice en el single homónimo. Los dioses se han exiliado, van a rodar un remake de Marco y algún concejal desalmado ha puesto el barco de Verano Azul en una rotonda. Luque despliega así todos los juegos de palabras que le permite su genio poeta para hablar sin querer trascender sobre la decepción y la caída de las certezas en unos tiempos, explica, "que nos vuelven los unos contra los otros, en los que el hombre se ha convertido de nuevo en un lobo para el hombre".

Lo único de lo que no habla en Enhorabuena a los cuatro, eso sí, es de los propios tiempos, y rechaza que tenga que hacerlo solo por ser artista. "No voy a decir muerte a los bancos para vender más discos", anuncia. "Hay gente que lo espera de mí como de cualquier músico, y más en este momento, pero no creo que sea lo que debo hacer yo".

Porque cuando la novedad se convierte en el tótem supremo a la originalidad también se puede llegar rehuyéndola, y es lo que ha pretendido Luque en su disco número 13. "Cada vez estoy más convencido de que no hay que complicarse al decir lo que se quiere decir, sino decirlo y ya está, de una manera sencilla que no resulte estrafalaria o inopinada". Toda una declaración de intenciones que Antonio Luque remata descartando el artificio porque sí. "Podría empalarme y colgarlo en Youtube, claro, o hacer cualquier otra majadería, y seguro que tendría un montón de visitas. Pero prefiero no hacerlo".

No habla el artista íntegro, sino el profesional del pop. "La música popular debe ser sencilla", dice Luque. "Por eso no creo que el músico deba dar explicaciones sobre lo que dice en sus letras, y más en la música popular, en la que son más accesibles, menos herméticas. Suelo pensar en ellas como si vinieran contenidas en un cofre, un contenido que está disponible para quien quiera abrirlo. El músico que va explicando las letras por delante es como el trabajador que va por la vida enseñando su cuenta corriente: se puede hacer, pero está feo".

Una sencillez que aduce también para meterse en jardines folclóricos, como la inspiración de corrido mexicano en Mal de la cabeza o el aire country de Las fuerzas de la naturaleza. "En del fondo, lo pop y lo folclórico hablan de lo mismo, y por eso he podido coger algunas piezas y llevarlas a mi terreno".

20 años de carrera

A su terreno y a su sonido, quizá el mayor acierto de Enhorabuena a los cuatro. El tercer trabajo en dos años de Sr. Chinarro es un ejercicio honrado en el que Luque se apea del tono que cultivó en su ¡Menos Samba! de 2012 y retoma su Presidente de 2011, ahora algo más alegre y con un despliegue de sonidos poderoso que hacen de este conjunto uno de los más estimulantes para el oído de toda su carrera.

No lo ha hecho solo. Mucha gente pasó en septiembre por el madrileño Red Bull Studio en el que se grabó Enhorabuena a los cuatro. Luque repitió con Pablo Maronda y Marc Greenwood –de Maronda y La Habitación Roja, con quienes colaboró en su anterior trabajo–, a los que Sr. Chinarro suma ahora Anni B Sweet, Pau Roca –también de La Habitación Roja–, Zahara, Guille Mostaza –de Ellos–, Alfonso Luna –de Tachenko– y Ana Naranjo –de Linda Mirada–.