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Adiós al gran villano de la escena española
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PEPE SANCHO MUERE DE CÁNCER A LOS 68 AÑOS

Adiós al gran villano de la escena española

El Estudiante de Curro Jiménez, el don Pablo de Cuéntame, el Rubén Bartomeu de Crematorio… Muchos personajes emblemáticos murieron este domingo en Valencia. Se fueron todos

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Adiós al gran villano de la escena española

El Estudiante de Curro Jiménez, el don Pablo de Cuéntame, el Rubén Bartomeu de CrematorioMuchos personajes emblemáticos murieron este domingo en Valencia. Se fueron todos con Pepe Sancho, que les dio vida durante su larga carrera y que anoche perdió la propia a los 68 años de edad presa, como reza el eufemismo, de una larga enfermedad. Murió a última hora de la tarde acompañado por su familia en el Instituto Valenciano de Oncología.

No entraba en sus planes irse. Sancho estuvo a punto de participar hace unas semanas en el estreno en Madrid de una obra de Marguerite DurasLa amante inglesa, pero renunció en el último instante alegando afonía. Incluso después de eso confiaba en recuperarse y en unos meses planeaba protagonizar el montaje de Los hombres siempre mienten, que tendrá que estrenarse ahora sin su imponente presencia en el escenario. Muy pocos sabían que tenía cáncer y Pepe Sancho no lo quiso contar. Era un hombre recio, poco amigo de los flashes, y sabía que, tratándose de él, la enfermedad sería noticia. Su muerte cogió ayer por sorpresa incluso a sus amigos más cercanos. 

Era un actor de raza, como dice otro eufemismo, pero sobre todo un gran actor. Sancho jugó a ser de todo y todo le salió bien, especialmente los malos. Le ayudaron seguramente las canas, sus rasgos pétreos y su voz como de cañón, pero si algo tenían sus villanos era una alta graduación de verdad, y eso va fundamentalmente en la mirada. Pepe Sancho entendía que la maldad es material de telenovela y que lo que impera en la realidad, en quien obra mal cotidianamente, es la falta de escrúpulo. El buen psicópata nace del talento y el vampiro, de la presencia, pero el malo de verdad, el cotidiano, necesita del actor aquello de lo que carece su personaje: honestidad. Y Pepe Sancho, poco aficionado a las técnicas, era un actor muy honesto.   

Honesto y de España, donde para suerte suya y no tanto de los demás, hay muchos malos que interpretar. Con su don Pablo de la serie Cuéntame, uno de sus personajes más célebres en los últimos tiempos, Sancho clavó al poderoso español del franquismo, altanero, soberbio y temible, que resucitó para los nuevos tiempos en su Bartomeu de Crematorio, un oscuro empresario corrupto del Levante español. 

En el cine jugó a ser el Sancho de Carne Trémula –que le valió un Goya– y hasta el golpista Jaime Milans del Bosch en televisión. Y fuera de las cámaras, innumerables papeles en el teatro, empezando por el primero en 1964 –en Los árboles mueren de pie, de Alejandro Casona– hasta llegar, este mismo verano, al protagonista y la dirección de Los cuernos de don Friolera, de Valle-Inclán.

50 años de cine, teatro y televisión

Pepe Sancho nació en Manises el 11 de noviembre de 1944 con el nombre de José Asunción Martínez Sancho. Su primer trabajo, con cuatro años de edad, fue en la película Si te hubieses casado conmigo, de Viktor Tourjansky, aunque no fue hasta los 18, con su traslado a Madrid, cuando empezó a dedicarse a la actuación, y hasta los 20 no debutó en teatro.

Aunque trabajaba regularmente en televisión desde principios de los setenta –en los espacios Estudio 1 y Novela– su salto a la celebridad le llegó a los 32 años con el papel del Estudiante, el bandolero jovencito que acompañaba en sus aventuras a Curro Jiménez. Y desde entonces no paró. Entre sus jefes contó a Saura, Miró, Camus, Almodóvar, Aranda y Berlanga, y en sus reseñas cintas como ¡Ay, Carmela!, Libertarias, El Dorado y Todos a la cárcel.

En una de sus últimas apariciones públicas pudimos ver a Sancho recibiendo la Medalla al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana, que premió de este modo su inclinación por los personajes y las obras de su tierra. Entre otros, interpretó en televisión al pintor Joaquín Sorolla y a Vicente Enrique y Tarancón y dio vida en el teatro a varios personajes de Blasco Ibáñez.

Sin saberlo, el actor firmó también su despedida para los espectadores en su último trabajo, en este caso publicitario y con fines benéficos, interpretando también a un malo.

 

En La dictadura del hambre, un spot de Acción contra el hambre, Sancho prestó su colaboración desinteresada interpretando a un impostado Gran Dictador de Chaplin que convence con vehemencia de que “hemos olvidado que hay gente que muere de hambre”. 

El malo, como no podía ser de otro modo, se convirtió así en bueno al final gracias a un actor que, no en vano, siempre interpretó buenos malos. Una despedida justa para un actor justo que se echará de menos en cine, teatro y televisión

El Estudiante de Curro Jiménez, el don Pablo de Cuéntame, el Rubén Bartomeu de CrematorioMuchos personajes emblemáticos murieron este domingo en Valencia. Se fueron todos con Pepe Sancho, que les dio vida durante su larga carrera y que anoche perdió la propia a los 68 años de edad presa, como reza el eufemismo, de una larga enfermedad. Murió a última hora de la tarde acompañado por su familia en el Instituto Valenciano de Oncología.