Haneke es la nueva Lady Gaga

Las películas de Michael Haneke (Múnich, 1942) son más de preguntas inquietantes que de respuestas claras. En su honor arrancamos con una pregunta inquietante sin respuesta clara: ¿Es Haneke la nueva Lady Gaga? El cineasta se dio ayer un apoteósico baño de masas en el Círculo de Bellas Artes, que le entregó su medalla de oro. Haneke, que también estaba allí para hablar de la ópera que estrena el sábado en el Teatro Real (Cosi fan tutte, de Mozart), se abrió paso entre el gentío entre estupefacto y anonadado. Una turbamulta compuesta por cámaras de televisión, madres, intelectuales, punks, groupies de la ópera y ¡hasta bebés! jaleó a este icono del cine de arte y ensayo.  

Échenle la culpa al fenómeno de su última película, Amour, que el año pasado ganó la Palma de Oro (lo que sería noticia es que Cannes no le premiara alguna vez) y el domingo aspira a llevarse cinco Oscar, incluido mejor película, todo un hito para el cine europeo.

Ya lanzados, cuesta abajo y sin frenos, alguien le preguntó por Montoro (que va camino de convertirse en un fenómeno pop internacional) y su tormentosa relación con el star system nacional. El hombre esquivó el asunto como pudo (“No sabía que los actores habían hecho reivindicaciones. No lo juzgo. Cada actor debe juzgar lo que hace por sí mismo. En todo caso, no me veo en condiciones de comentar la realidad política de un país en el que sólo estoy invitado”), pero acabó dando pistas sobre su postura al ser interrogado sobre el futuro de la financiación pública europea del cine y la ópera (“Soy pesimista”).   

Esto se acaba y el interrogante sobre cómo Haneke se convirtió por un día en Lady Gaga sigue abierto. Una posible explicación cómico/psicológica: igual es que en España no hemos tenido suficiente rigor centroeuropeo últimamente y estamos pidiendo a gritos que alguien nos apriete un poco más el corsé (donde esté un riguroso autor austriaco, que se quite Montoro, dónde va a parar). En cualquier caso, puede que Michael Haneke se vaya de aquí con la impresión de que el cine de autor torturado y la ópera son los dos temas favoritos de conversación de los españoles… Cosas veredes, amigo Sancho…