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Poder anticáncer: un biólogo señala qué podemos hacer para prevenir la enfermedad
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"VIVIMOS EN UN AMBIENTE TÓXICO"

Poder anticáncer: un biólogo señala qué podemos hacer para prevenir la enfermedad

El biólogo Juan Serrano, antiguo asesor del Instituto Valenciano de Oncología, cree a pies juntillas que la gran mayoría de los tumores se pueden evitar si llevamos hábitos de vida saludables

Foto: El biólogo Juan Serrano. (Noelia Ortíz-Fotografía)
El biólogo Juan Serrano. (Noelia Ortíz-Fotografía)

“Este es un libro atrevido, incómodo y proactivo”, reconoce el biólogo Juan Serrano en la introducción de 'Poder anticáncer' (Paidós). En su opinión, el cáncer es una enfermedad que tenemos el poder de cambiar y una modificación de nuestros hábitos de vida puede reducir la probabilidad de padecerla. Pero ¿cómo?

Serrano trabajaba como analista en el prestigioso Instituto Valenciano de Oncología (IVO) cuando, en una inspección rutinaria, detectaron un tumor a uno de sus compañeros de servicio. “Ni la precocidad del diagnóstico, ni las opiniones de otros 'primeros espadas' de la oncología pudieron hacer nada por salvarlo”, cuenta en el libro. Entonces llegó a la conclusión de que la medicina científica no puede por sí sola resolver de manera satisfactoria todos los problemas. ¿Existe un camino complementario? De esto debatimos en una charla intensa, de opiniones encontradas.

PREGUNTA. Su libro se basa en la idea de que el 90% de los cánceres están causados por causas ambientales. Pero claro, no todos tienen la misma importancia. ¿Qué cree que es lo más importante a la hora de prevenir la aparición del cáncer?

RESPUESTA. No hay una causa unitaria. El cáncer es un problema complejo y son muchos los impactos conocidos. Yo pienso que estamos en un ambiente en general eminentemente tóxico, con sustancias procedentes de la cosmética y la alimentación, el alcohol y el tabaco, y todos estos tóxicos de carácter cancerígeno de cuya acción conjunta no sabemos absolutamente nada son el caldo de cultivo para que se pueda expresar un tumor. ¿Hasta que punto cada causa es responsable de un porcentaje de los casos? Yo creo que destacar uno u oto no tiene demasiado sentido.

P. ¿A qué se refiere cuando dice que vivimos en un ambiente tóxico? El sol causa cáncer y no podemos deshacernos de él...

R. Me refiero básicamente a aquellas sustancias que está comprobado que tienen una actividad cancerígena y otras que son dudosas. Para mí es es muy importante el tipo de alimentación, por el alimento en sí y por los aditivos, conservantes y tóxicos que les ponen. A nivel de regulación, por ejemplo, un tomate no debe contener menos de x nanogramos de cierto tóxico, si tiene menos está permitido. Pero oiga, si lo sumo con otro tóxico, y si lo sumo con un pepino que tiene otro tipo de tóxicos... Ese efecto suma, ¿cómo se controla? Es incontrolable. Y no hay estudios al respecto.

P. Está claro que la alimentación es uno de los factores más importantes a la hora de prevenir el cáncer pero ¿qué dieta cree que es la más adecuada, no sólo para prevenir el cáncer, sino para la salud en general?

R. Sabemos que las personas que siguen la dieta mediterránea tienen una incidencia menor de cáncer que los que siguen una dieta occidental. Nosotros hemos propuesto un plan de dieta anticáncer, que es totalmente equilibrada y apetecible y lo que hacemos es evitar o minimizar aquellos alimentos que puedan predisponer a la enfermedad. Creo que el azúcar en sí es una sustancia que con el tiempo podremos ver que nos conduce a mucho problemas. El cáncer se sustenta en parte en la inflamación, así que tenemos que reducir los alimentos que inflaman y aumentar los antiinflamatorios. También tenemos alimentos de carácter ácido y alcalino. La alimentación actual es muy tendiente a alimentos que dejan restos ácidos y el cáncer se sustenta también en un estado de acidificación. Esto nos lleva a una alimentación donde incorporemos más alimentos frescos, a ser posible de procedencia ecológica, y evitemos aquellos más conflictivos.

P. Recordará que hace unos meses se publicó un estudio que decía que muchos cánceres se debían a la simple mala suerte. El estudio se matizó pero ¿de verdad podemos escapar de 9 de cada 10 casos por tener unos hábitos de vida saludables?

R. Siempre en la vida hay un componente de suerte. Puedo salir a la calle y me puede caer una maceta. Pero la prevención pasa por ajustar las dimensiones de las que está hecho un ser humano. Si establezco un programa de limpieza interna en el que intente evitar los tóxicos, llevo una buena alimentación, tengo un buen control emocional y soy coherente conmigo mismo, tengo todos los números para no caer enfermo, ni tan siquiera de cáncer. El plan de acción que yo planteo consiste en ajustar todas las dimensiones, no solamente alguna de ellas. Pese a esto evidentemente siempre habrá un componente de azar.

P. ¿Qué es eso del buen control emocional?

Todos tenemos conflictos en la vida y tenemos que resolverlos, la clave es cómo nos adaptamos a ellos. Yo creo que tenemos que resolverlos o al menos no mantenerlos.

P. ¿Y qué tiene que ver esto con el incorrecto comportamiento de un grupo de células?

R. Es cierto. El cáncer tiene que mutar, ¿pero qué es lo que ocasiona esto? A mi me interesa más qué es lo que ocasiona la mutación que la mutación en sí. Lo que es cierto que por la psiconeuroendicronología sabemos que un estrés mantenido afecta a los sistemas endocrinos, nervioso e inmunológico. Ante una bajada de las defensas estamos expuestos, especialmente al cáncer. Las fugas en forma de conflictos mantenidos en el tiempo son altamente perjudiciales. Esto es así, otra cosa es que hay autores que dicen que determinados conflictos se pueden asociar a cánceres concretos. Es un tema complejo e incómodo, pero pienso que es una línea de trabajo que se tiene que seguir. No hay mucha investigación al respecto. La contundencia científica de que cierto conflicto se puede asociar al cáncer es un camino que nos queda por recorrer. Otra cosa es que haya interés en seguir estas líneas de trabajo.

P. En su libro propone potenciar la medicina integrativa. ¿En qué consiste?

R. Consiste en aprovechar la potencia y la fortaleza que tiene la medicina convencional e implementar aquellas estrategias terapéuticas de tipo no convencional, basadas en la seguridad y la eficacia, que puedan fortalecerla. Consiste, en definitiva, en establecer un modelo mucho más completo basado en el concepto bidimensional del ser humano, que tiene un parte física y orgánica, pero también una mental y emocional que es esencial. En las patologías agudas la medicina convencional es muy resolutiva, es muy buena, pero sin embargo es mucho más floja en las patologías crónicas y aquí es donde determinadas terapias no convencionales que complementen las convencionales son fundamentales para nuestra salud.

P. Al escuchar “terapias no convencionales” muchas personas nos echamos a temblar, máxime cuando se trata de cáncer. ¿A qué se refiere con esto? Muchas de las medicinas alternativas no tienen el más mínimo respaldo científico, al menos lo que muchos entendemos como “respaldo científico”.

R. No es cierto que las terapias no convencionales no tengan respaldo científico. Muchas de ellas sí lo tienen pero no se utilizan o no se leen los trabajos que demuestran que algunas de ellas lo tienen. Hay estudios que demuestran por ejemplo que la acupuntura puede ser útil en los vómitos de los pacientes sometidos a quimioterapia. Cuando hablamos de terapias no convencionales debemos hablar de las terapias blandas y duras. Un ejemplo de terapia blanda sería el reiki. Los oncólogos eso lo pueden aceptar, no tienen ningún problema en que hagan imposición de manos a un paciente. Otra cosa es cuando nos planteamos por ejemplo el tratar a un paciente con una terapia intravenosa con altas dosis de vitamina C. Esto es mucho más cuestionable y sin embargo hay evidencias científicas de que este tipo de terapias pueden ser muy interesantes y pueden ayudar a las terapias convencionales. Algunas de ellas.

Para mí el fin justifica los medios. Si la persona se ha curado tendremos que investigar qué ha ocurrido, pero el objetivo es estar bien

P. Ya que cita el reiki… Claro que no es peligroso, pero porque no hace nada. Lo siento, pero soy incapaz de entender cómo puede funcionar una imposición de manos.

R. Le entiendo. Pero el reiki ya se está implantando a nivel de enfermería en algunos servicios de oncología de algunos hospitales españoles, entre ellos alguno de Madrid. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a una acción y reacción. Hay terapias como el reiki o la homeopatía que no entendemos bien su rango de acción pero sabemos que funcionan. Lo que pasa es que tenemos que seguir investigando cuál es el modo de acción de algunas de esas terapias. Lo que es cierto es que hay muchos trabajos publicados en revistas científicas que demuestran la eficacia con métodos científicos de algunos de esos métodos no convencionales.

P. Si no entiendo mal, la medicina integrativa consiste en dejarse tratar por la medicina convencional para, además, abrazar algunos métodos alternativos pero ¿cómo sabemos que la curación, si es exitosa, no depende en exclusiva de la medicina convencional y el resto no es sólo un añadido sin importancia en el resultado final? Si una persona se somete a quimioterapia y a reiki me inclino a pensar que le ha curado la quimioterapia, no la imposición de manos.

R. Es imposible saberlo. Te lo digo al revés. No estoy de acuerdo con ello, pero hay gente que ha abandonado un tratamiento de quimioterapia, ha abrazado una terapia no convencional y también se ha curado o sigue vivo, y él puede asociar el éxito a la terapia no convencional, ya sea seguir una dieta o tomar una planta. Cuando te preguntas ¿cuál de ellas ha hecho que esto haya ido bien? Es imposible de saber. Al final lo que importa es que el resultado sea bueno. Para mí el fin justifica los medios. Si la persona está bien tendremos que investigar que ha ocurrido, pero el objetivo es estar bien.

P. La quimioterapia es un tratamiento muy agresivo. Mucha gente le tiene miedo porque, ciertamente, tiene efectos secundarios muy duros. Pero ¿no habría muerto mucha más gente de cáncer si no se hubiera avanzado en su desarrollo? ¿No sigue siendo el mejor tratamiento con el que contamos?

R. Es el mejor tratamiento entre comillas. Cierto es que la quimioterapia ha hecho muchas cosas, sin embargo creo que es cuestionable en otras. Hubo un estudio muy importante hecho por dos epidemiólogos donde se valoró la quimioterapia ente los 50 y los 80, justamente cuando se aplicaba a altas dosis. Se vio que la mortalidad se había incrementado en un 8,7%. Por tanto, algo estaba fallando. Mi conclusión con respecto a la quimio, que es un tema conflictivo y no quiero ningún tipo de polémica, es que es muy efectiva en algunos tipos de tumores como el linfoma o la leucemia, pero es cuestionable, y hay datos científicos que así lo demuestran, como coayudante y mucho más cuestionable como paliativo. Es muy importante, sí, nos ayuda a reducir el volumen tumoral, pero la curación es otra cosa. Actualmente es cierto que no hay muchas más alternativas, pero la medicina se está encaminando hacia las dianas moleculares. Tenemos que tratar de no ser tan agresivos.

Esta claro que la quimioterapia con el tiempo tenderá a su desaparición y se implantarán las terapias génicas

P. La quimioterapia de hoy en día no es la misma que la de los años 80. Hay oncólogos que pronostican que el cáncer será pronto una enfermedad fácilmente tratable y con una mortalidad mucho más baja, debido a los numerosos avances científicos que se han logrado sobre todo en su tratamiento farmacólogico.

R. Estamos avanzando muchísimo en las dianas moleculares y en terapia génica, y ahora posiblemente con la epigenética se incorporarán nuevos fármacos para potenciar el sistema inmune. Yo creo que la tendencia es a cronificar no a curar. Lo que pasa es que las células que componen el tumor suelen hacer mecanismos de evasión. Puedes controlar un gen mutado pero el tumor te muta a otro y le tienes que dar otro fármaco. Este es el gran inconveniente. Esta claro que la quimioterapia con el tiempo tenderá a su desaparición y se implantarán las terapias génicas. Pero el talón de Aquiles del cáncer es mucho más complicado de lo que pensábamos, porque no para de mutar. Por eso intentamos establecer el punto muerto: que el tumor no crezca, tenerlo contenido. De ahí a hablar de curación del cáncer son palabras mayores.

P. En su libro cuenta que se desilusionó con la "medicina científica" tras ver morir a un compañero de cáncer. Pero ¿no es el método científico el único camino para llegar a un conocimiento veraz del mundo que nos rodea?

R. A ver. Yo pienso que el método científicio es un camino. Es válido pero tiene muchos puntos débiles. Es un método de aproximación a la realidad, pero no es la realidad. La realidad es mucho más compleja. Con el tiempo los paradigmas cambian. Hoy es una cosa y mañana otra. Eso afortunadamentie tiene que estar ahí y es lo que es, pero tenemos que estar abiertos a otras cosas. Ha pasado con la física. Hasta ahora pensábamos que la física era mecánica, pero ya estamos con la física cuántica. Por eso pido un poco de apertura y contemplar otras cosas.

La medicina basada en la evidencia te dice que debes tratar al paciente en función de unos protocolos que deshumanizan la medicina

P. ¿Pero no puede encajar esta apertura de miras dentro del método científico, que es la manera que hemos aceptado para ordenar el conocimiento?

R. Es un tema complicado. Todo lo que no entre en el cuadrante del método científico en principio no es ciencia. Bueno... Hay cosas que están dentro y no las vemos o no las conocemos. Y hay cosas que funcionan pero no las podemos explicar. Por ejemplo, la homeopatía. La experiencia de la gente que la utiliza es positiva pero no entra dentro del cuadrante científico porque no hay una explicación de por qué funciona, ya que algo que no tiene principio activo no tiene por qué actuar. Pero hay cosas que funcionan sin este paradigma, pero funcionan. Lo que tenemos que hacer es indagar y ver qué ocurre.

P. En su libro habla mucho de los problemas de comunicación existentes en la práctica médica. Cree que, en general, el tratamiento médico se ha vuelto demasiado frio. Pero ¿esto influye además de en el bienestar del paciente en su estado de salud?

R. Pienso que sí. Hay de todos los colores. Me encuentro con muchas personas que me comentan que el modo de comunicar es eminentemente frío, son muy técnicos y poco humanos, pero hay otros médicos que no, que son buenos técnicos pero además comunican mejor. Justamente, el método científico aplicado a la práctica médica es la medicina basada en la evidencia, que lo que te dice es que debes tratar al paciente en función de unos protocolos, de unos algoritmos, que hacen que se deshumanice la medicina. El mismo método científico te está conduciendo a esto y ocasiona un problema al paciente porque le miran pero no le escuchan. Estos son los paradigmas que hay que ir cambiando.

“Este es un libro atrevido, incómodo y proactivo”, reconoce el biólogo Juan Serrano en la introducción de 'Poder anticáncer' (Paidós). En su opinión, el cáncer es una enfermedad que tenemos el poder de cambiar y una modificación de nuestros hábitos de vida puede reducir la probabilidad de padecerla. Pero ¿cómo?

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